Bye bye QE3

Kamil Molendys, Unsplash

Nuevo post del blog de María Folqué y Montserrat Formoso de Funds People.

Todo se acaba. Este fin de semana se acaba el veroño, esa animalía climatológica que a las mujeres nos trae locas por el tema del cambio de armarios y por la eterna lucha entre la bota y la bailarina sin calcetines. Y ayer se acabó la tercera temporada de QE y parece que no va a haber más capítulos, y te quedas como con pena, y no sabes si volver a ver Los Soprano, Frasier, The Wire o Breaking Bad. Mientras, puede ser que haya un spin-off europeo. Mario, anímate y en cuanto te dejen en Alemania, súbete a ese helicóptero que ahora ya no sobrevolará los cielos de los mercados de deuda estadounidense. Si es por inflación, tienes margen. Otra cosa que se ha acabado hace tiempo es la vergüenza, pero no queremos encendernos ni encenderlos. Basta con asistir al lamentable y bochornoso espectáculo en el que se puede convertir el visionado del telediario cualquier día. Nadie sabía nada. Vaya. Suena más al que no quiero verlo lorquiano. Más cosas que se han acabado. El rally del petróleo, el fortalecimiento del euro. Tomen nota si invierten en emergentes. ¿Qué vas a hacer Vladimir? Tenemos curiosidad.

Volviendo a la difunta QE3, como siempre, más que analistas hay que ser filólogos, o cabalistas a la caza de la palabra reveladora que nos dé la clave del forward guidance. “La infrautilización de los recursos laborales se está reduciendo gradualmente”, decía el comunicado del FOMC, o sea que la creación de empleo va bien, y se confirmará de nuevo en el próximo dato. “Pasará un tiempo considerable antes de subir tipos”. ¿Qué es considerable? Pues depende. Como mínimo seis meses y cómo máximo un año, pero más hacia la primera opción si siguen saliendo sorpresas positivas como el dato preliminar del crecimiento del PIB en el tercer trimestre, que sube hasta un 3,5% anualizado. Janet hija, tu camino es el contrario al del éxito setentero, de paloma a gavilán, lo quieras o no.

Y así sorprendió el comunicado posterior con una retórica más positiva y menos dovish de lo que tenían acostumbrados, y en el que incluso la disidencia cambió de bando: el desacuerdo en las votaciones (ese 9 a 1) vino por parte del Presidente de la Fed de Minneapolis que quería más compromiso de la Fed con los tipos bajos. No ha podido ser. Aunque hay que matizar que aunque finalicen las compras mensuales el programa sigue ahí, con un balance de 4 trillions de dólares en bonos, donde una quinta parte está formado por MBS y Treasuries. Qué hermosura, señores. Otra cosa será cómo deshacer esta cartera.

Y otra cosa es también Europa. Estos días vamos con Juncker, sí, ese señor luxemburgués que se hizo con la Presidencia de la Comisión Europea y sobre el que necesariamente hay puestas muchas expectativas. A qué agarrarse sino en la recta final del año en que esperábamos que se consolidase la recuperación económica en Europa, y en lugar de eso nos hemos encontrado una amenaza de una nueva recesión. Mr Juncker empieza el lunes a trabajar, oficialmente queremos decir, y por mucho que pese a los británicos condicionará nuestras vidas más de los que nos parece. Que viendo como está el patio peninsular...

Mientras, la polaridad campa a sus anchas. Aumenta la brecha de riqueza en España, se incrementan las divergencias entre la periferia y el centro de Europa, y nunca antes en los últimos años la diferencia de ciclos entre EEUU y Europa había sido tan acusada. Una cesta muy heterogénea que sin duda traerá mucha cola tanto en lo económico como en lo político.

Buena semana