Brightgate Capital amplía su gama de productos con un fondo de inversión global

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Joshua Rawson-Harris on Unsplash

La gestora ha cerrado 2019 con el lanzamiento de un nuevo producto. BrightGate Focus Fund es un fondo long-only que tiene como objetivo, a través de un estudio exhaustivo e independiente de los fundamentales de las empresas, construir una cartera concentrada de emisiones que invierta en mejores binomios rentabilidad/riesgo que la media del mercado.

El fondo tiene total discreción de inversión en lo referente a geografía, clase de activo (acciones, bonos y preferentes), cobertura de divisa y calificación (rating) de las emisiones de renta fija. Y la estrategia no sigue ningún benchmark.

Su filosofía persigue construir una cartera concentrada de 20-25 títulos infravalorados por el mercado, con poca rotación. Para ello, estudian la totalidad de la estructura de capital de las empresas y deciden si tiene más sentido invertir en las acciones, en las preferentes o en la deuda de una determinada empresa. En cualquier caso, utilizan un estricto proceso de inversión en el que verifican la valoración a la que cotiza el instrumento, el sector en el que opera la empresa en cuestión y la calidad (e incentivos) del equipo directivo.

Una vez determinada la valoración de la empresa en función de las rentabilidades del capital que esperan vaya a obtener, asignan probabilidades a cada uno de los escenarios, quedando determinado el peso final de cada posición en la cartera no simplemente por el potencial de retorno, sino también por el riesgo de pérdida.

La cartera está dividida en tres clases de activos. Por un lado están los compounders, que son acciones de empresas operando en negocios rentables que creen cotizan a valoraciones atractivas, con visibilidad de beneficios en los próximos años y que esperan mantener en cartera durante largos períodos de tiempo siempre y cuando su tesis del negocio se vaya cumpliendo.

Por otro, las situaciones especiales son cualquier tipo de títulos (acciones, preferentes o bonos) en los que esperan un catalizador inminente (descorrelacionado con el mercado) y en los que pueden calcular de manera objetiva la posible máxima pérdida de la inversión.

Y por último, su cartera de deuda high yield la componen créditos con rentabilidades atractivas (superiores al 8% en euros), con sólidos colaterales y en sectores que conocen y que tienen poco riesgo de disrupción tecnológica. La asignación entre las tres clases de activos se realiza de manera “bottom-up”, oportunista y de manera discrecional.

El fondo se comercializa con dos clases de participaciones: la clase A, cuya inversión mínima son 100 euros, tiene una comisión de gestión del 1,35% y del 9% sobre resultados; y la clase I, dirigida a empleados de la gestora y sus cónyuges e hijos y partícipes con contrato de gestión discrecional, asesoramiento independiente con una entidad autorizada y vehículos de ahorro/ inversión. Tiene la misma inversión mínima, de 100 euros, pero una comisión de gestión del 1,1% más el 9% sobre resultados.