Bonos emergentes en moneda local, oportunidades en Turquía, México y dólar

Paul_McNamara
GAM

"Los bonos emergentes en moneda local proporcionan hoy un rendimiento decente en un mundo en que el rendimiento es inexistente. Fue un año difícil para el crédito y finalmente estamos viendo a los inversores buscar un retorno más allá del high yield", explica Paul McNamara, responsable del fondo GAM Local Emerging Bond de la gestora suiza GAM, en una entrevista con Funds People. En su opinión, se desengañará quien cree que una conversación sobre emisiones de deuda en moneda local de mercados emergentes estuvo enfocada en Bolsonaro, Vladimir Putin o Obrador. La verdad es que estas figuras de la política emergente fueron mencionadas por Paul McNamara, pero sólo de forma marginal. "Si hacemos una regresión de los retornos de esta clase de activos sobre diversas variables globales, vemos que el 85% de lo que ocurre en los mercados emergentes se mueve por variables como los rendimientos de los bonos del Tesoro, los diferenciales de crédito, los precios de las materias primas y, principalmente, por el dólar. Por eso pasamos mucho tiempo analizando lo que pasa en Estados Unidos, Europa o China. Si compramos Rusia es porque estamos alcistas en el petróleo. Si compramos Brasil, el tema es la liquidez global. Sudáfrica es más atractiva cuando el dólar está débil. Más importante que los factores políticos locales, es la coyuntura global, y es esa la que dirige nuestra inversión ", explica el gestor.

Y de esta coyuntura global, no hay un factor más global, para Paul Mcnamara, que la moneda de referencia universal, el dólar. "En promedio, si el Dollar Index sube un 1%, esto implica que el dólar sube el 1,5% contra las monedas emergentes. Y el comportamiento del dólar tiene una relación muy cercana con el comportamiento de los bonos emergentes en moneda local. En enero y febrero de 2018, el dólar se mostró débil y las monedas emergentes ganaron más del 4%. Desde entonces y hasta octubre el dólar se ha revalorizado y las monedas emergentes se desplomaron. Esta clase de activo retrocedió un 13% en dólares. Desde entonces hemos visto estabilizarse la situación, pero es evidente que (el dólar) es el gran motor", explica el gestor.

Con este razonamiento, queda aún más patente que Paul McNamara considera central el análisis de lo que pasa con el dólar. Y lo que el gestor considera que determina fuertemente el comportamiento de la moneda norteamericana no es la política monetaria y lo que la Fed está haciendo de diferente del resto de los bancos centrales. Es, eso sí, el crecimiento de EE.UU. en relación al resto del mundo lo que hace la diferencia. "Una Fed en modo esperar a ver, acoplada a una economía en crecimiento, sigue significando un dólar fuerte. Una Fed agresiva, junto con un crecimiento débil, significa lo opuesto. En este momento vemos una política fiscal relajada, lo que deberá dar algún soporte al dólar este año que comienza. Es verdad que vemos señales que se parecen a una recesión, pero diría que la economía norteamericana está más cerca de pasar su pico, que de una caída", opina el gestor.

"Los mercados emergentes ahora muestran una balanza comercial que ha corregido muy agresivamente debido a una contracción de las importaciones. Por lo tanto, el déficit externo parece estar bien y el marco del crecimiento también. No vemos próximamente situaciones como la que se dio en Turquía recientemente. En realidad Turquía es uno de nuestros mercados favoritos, después de años negativos. No hay ninguna economía que se vea particularmente preocupante", comenta Paul McNamara.

Las dos grandes oportunidades del momento

En ese paso de mercado detestado a uno favorito, Turquía es en la actualidad, junto a México, una de las economías más atractivas para Paul McNamara. "En México, los inversores estaban preocupados por el nuevo presidente Obrador y eso perjudicó al mercado en la segunda mitad del año. Vemos que las renegociaciones del NAFTA -ahora USMCA- dieron como resultado un escenario en que cerca del 80% de lo que estaba establecido se mantuvo. En definitiva, uno de los mejores escenarios posibles. En este contexto, si el presidente define un presupuesto decente y no vemos sorpresas a nivel del banco central, los excepcionalmente altos tipos de interés en el país y una moneda que parece barata hacen de esta economía una de nuestras mejores oportunidades", explica.

"Un campo en el que nos consideramos expertos es en la identificación de blow ups. Países como Turquía, el año pasado, o Rusia, en 2014, por ejemplo", explica el gestor. "Tendemos a encontrar las mejores oportunidades en el año posterior a una crisis. Por ejemplo, en México en 1994, en las economías asiáticas en 1997-98 o Rusia en 1998. Después de un año terrible, el año siguiente suele ser muy bueno como resultado de las típicas reacciones exageradas del mercado. Turquía sigue exactamente ese patrón. Se enfrentó a una recesión masiva, con las importaciones retrocediendo un 28%. Pero el país pasó de un déficit de la balanza por cuenta corriente de alrededor del 10% a una situación de equilibrio. Cuando se corrigen los desequilibrios externos, la moneda se estabiliza. La lira parece barata y los tipos de interés son muy altos. Es una situación muy favorable. Con todo, no está libre de riesgos. El presidente puede, efectivamente, arruinar este contexto favorable, pero Turquía está, definitivamente, en el buen camino", concluye.