BNP Paribas: la victoria republicana beneficiará más al mercado estadounidense

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Imagen cedida

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos están a la vuelta de la esquina y, tras ellas, el inevitable ejercicio de ajuste fiscal. Aunque éste será mucho más importante en términos de impacto económico, el resultado de los comicios marcará el camino a seguir en la política de impuestos, pues ambos candidatos son conscientes de la necesidad de dichos ajustes pero tienen visiones diferentes sobre cómo llevarlos a cabo.

Para Mark Stoeckle, responsable de Inversión en Renta Variable Estadounidense de BNP Pariabas IP, las elecciones estarán muy reñidas, debido fundamentalmente al desencanto con las políticas de creación de empleo de Barack Obama y el desgaste de su capital político en la reforma sanitaria. Sin embargo, los últimos datos de PIB, que muestran un crecimiento del 2% “muy útil para hacer frente al ajuste fiscal”, y de caída del desempleo podrían frenar el voto en contra.

Aunque Stoeckle no se decanta por ningún vencedor, considera que la dicotomía de Obama, “un hombre del Gobierno, un político de carrera”, contra Mitt Romney, “un hombre de negocios”, tendrá su impacto en el mercado, consideraciones que tiene en cuenta a la hora de gestionar el BNP Paribas L1 Equity USA Growth. “Si gana Obama, habrá poco movimiento en bolsa, pero si vence el republicano, los mercados reaccionarán positivamente”, afirma. Ahí entraría el factor de la confianza de los inversores, al margen del impacto que tengan las decisiones políticas que se tomen posteriormente. También las agencias de rating reaccionarán con rapidez, según el experto.

Pero la cita electoral también determinará el color del Congreso y el Senado. Para Stoeckle, si los demócratas renuevan la presidencia es probable que también mantengan el Senado, aunque hay 33% escaños en juego que pueden dibujar una Presidencia demócrata con un Senado republicado. Con todo, si es Romney el ganador, la probabilidad de que el Senado caiga también en manos del partido se multiplicarían. Dos victorias que, según el experto, impulsarían aún más los mercados. 

Impacto sectorial

La victoria demócrata favorecería al sector de salud y distribución de medicinas (por la reforma sanitaria) o las energías alternativas, dado el compromiso del actual presidente por las energías limpias en un entorno en el que el país puede alcanzar la independencia energética en una década. Sin embargo, las refinerías o petroleras sufrirían, así como el sector de defensa, que pretende reducir. Sin embargo, éste se vería impulsado por Romney, así como el de las grandes farmacéuticas o los bancos multinacionales, debido al menor control y exigencias regulatorias. De hecho, Stoeckle es positivo con el sector porque cree que empezará contribuir al crecimiento económico en un momento de incipiente despegue inmobiliario.

Pero, más allá del movimiento en los mercados provocado por las eleciones, la primera gran decisión será el ajuste fiscal, para el que Stoeckle vaticina un retraso de meses, dado el escaso compromiso que han mostrado los políticos. En su opinión, la peor decisión que podrían tomar es retrasarlo todo un año y cree que sería necesario un compromiso para que aumente la visibilidad. Las aproximaciones son distintas, aunque nadie se plantea subir los impuestos, sino la forma de reducirlos. Así, mientras Obama opta por hacerlo en las rentas medias y bajas, Romney es partidario de hacerlo extensible a todas.

Una de las preocupaciones fiscales más graves para el experto es la tasación de las ganancias e capital y los dividendos, que ahora tributan al 15%, nivel que el republicano pretende mantener pero que el demócrata podría incrementar hasta el 40%, lo que dañaría a nombres atractivos por su alto dividendo, como empresas de telecomunicaciones, tabaco o utilities. Una posibilidad que impulsa las políticas de recompra de acciones –que han pasado de suponer el 15% de los flujos al 81%–. “Las empresas tienen más liquidez que nunca. Aunque mantendrán un porcentaje, pondrán el resto a trabajar, ya sea en reducción de deuda, reinversiones o fusiones y adquisiciones, además de la política de premio al accionista”, dice.

Con respecto a las política monetaria, Stoeckle no ve un cambio al menos hasta 2014, cuando expira el mandado de Ben Bernanke, pues no se prevé una destitución aun en caso de victoria republicana.