BlackRock identifica tres megatendencias más trascendentes que el cambio de ciclo de la Fed

8528745060_e4be045e42
Mervi Eskelinen aka tasselflower, Flickr, Creative Commons

Es indiscutible que todos los ojos han estado puestos en la Reserva Federal durante el mes de diciembre, debido a su decisión histórica de subir los tipos de interés por primera vez en nueve años. Para Rick Rieder, director de inversiones de renta fija de BlackRock, este movimiento no va a ser tan importante para la economía, dado que al señalizar Janet Yellen un ciclo extraordinariamente gradual y progresivo, supone en otras palabras que “cuando la Fed empieza la normalización de tipos, es probable que no cambie gran cosa (de la economía)”. 

La postura de Rieder es que, mientras que la Fed se lleva todos los titulares, se han desatado otras fuerzas muy poderosas en los mercados financieros a las que todavía no se está prestando suficiente atención. Se trata de grandes tendencias de largo plazo que desde BlackRock consideran que “probablemente tengan un impacto más grande y sostenido en el tiempo sobre los mercados que la primera subida de tipos de la Fed”. De entre estas tendencias, Rieder destaca en primer lugar el poder transformador de los avances tecnológicos: “Las innovaciones ya están teniendo una enorme influencia disruptiva sobre la economía y los mercados”. 

Rieder se apoya en el gráfico que puede observar adjunto, que muestra el ritmo de adopción de nuevas tecnologías por parte de los estadounidenses desde 1900. “La gente en EE.UU. está adoptando hoy nuevas tecnologías, incluyendo tablets y smartphones, al ritmo más rápido que hemos visto desde el advenimiento de la televisión”, constata el experto de BlackRock. Con una puntualización: “Sin embargo, aunque podría decirse que la televisión restó valor a la productividad en EE.UU., los avances actuales en tecnología  están dirigidos hacia una mayor eficiencia a costes inferiores. Por tanto, cuando se tiene en cuenta la influencia bajista de la tecnología sobre los precios, los datos sobre consumo y productividad en EE.UU. tienen mejor aspecto de lo que sugieren los titulares”.

La segunda tendencia también está relacionada con la tecnología, en el sentido de que los avances no están transformando sólo las pautas del consumo, también las de producción de nuevos bienes y servicios, hasta el punto de que Rieder considera que “los beneficios de la eficiencia no están reflejados en las medidas tradicionales de productividad”. El experto pone el siguiente ejemplo, basándose en los datos de gastos sobre capital disponibles en Bloomberg: “Está claro que la inversión en EE.UU. se está acelerando en general. Sin embargo, el coste de tal inversión está cediendo, permitiendo a las compañías volverse mucho más eficientes para poder competir mejor. De forma similar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, muchas compañías han refinado sus prácticas de gestión de inventarios, o han adoptado modelos de negocio que cuentan resueltamente con el mínimo de activos posibles, causando que el nivel medio de los inventarios haya caído a lo largo de las últimas décadas”. 

De esta forma, el segundo gráfico que aportan desde BlackRock aporta de forma muy visual la caída de los inventarios hasta cero en el tejido empresarial estadounidense, medido por el número de compañías cotizadas incluidas en el top 1500 por capitalización en los últimos 35 años que han informado de que sus inventarios han caído hasta niveles inexistentes. En concreto, Rieder señala que la proporción de compañías que han sido capaces en 2015 de incrementar su eficiencia mediante este sistema se ha incrementado hasta superar el 20%, frente al 5% publicado en 1980. 

La última tendencia tiene que ver con la transformación de las fuerzas laborales en EE.UU. también como consecuencia de un mayor uso de la tecnología. En particular, Rieder indica que las empresas están dando prioridad a aquellos trabajadores más cualificados para emplear las nuevas tecnologías: “En los últimos 15 años hemos visto un crecimiento de los puestos de empleo considerablemente más rápido en puestos cualificado que en puestos menos cualificados”, tendencia que refleja el último gráfico analizado. 

“Este ajuste refleja algunas de las grandes influencias de la innovación tecnológica sobre el mercado laboral: los trabajadores más especializados son recompensados por su compatibilidad con las nuevas tecnologías y es menos probable que sean reemplazados por automatización o robots, mientras que la tesis contraria es válida para los trabajadores menos formados”, observa el director de inversiones de renta fija. Éste considera que esta división de tareas “también subraya la necesidad de políticas fiscales que enfaticen la educación y los cursos de perfeccionamiento”, puesto que considera que, de adoptarse políticas en este sentido, “serán mucho más importantes para la trayectoria del mercado laboral y la economía de EE.UU. que si la Fed se aleja de los tipos a niveles de emergencia este año o el siguiente”. 

La conclusión común de Rieder a los tres puntos es que “la tecnología está llegando tan lejos que las métricas tradicionales les han perdido el ritmo”. No es una cuestión baladí, dado que en opinión del experto, estas disonancias pueden ayudar a explicar por ejemplo la diferencia de opiniones sobre la salud de la economía estadounidense, como la interpretación de la caída de la productividad. “También vuelve más difícil la evolución de la política monetaria, y es una de las razones por las que hemos encontrado a los recientes debates sobre política monetaria algo cortos de vista y distorsionados respecto a la realidad”.