Autocrítica sobre las agencias de rating

Mucho se ha escrito ya sobre las agencias de rating por lo que me limitaré a sumarme a la crítica generalizada. Es posible que las agencias sean el único agente implicado en la crisis financiera y económica que no haya modificado sus formas de actuación. Es más, los “cambios” han ido en la dirección contraria.

Parece como si, acusadas de no prever la crisis y de seguir calificando con notas elevadas determinados emisores apenas unos días antes del inicio de la Gran Recesión, ahora trataran de ser más ortodoxas, más rigurosas, más duras… y hasta más mediáticas.

Así, en el futuro, nadie podrá acusarlas, desde luego, de que no han advertido (y de que nadie se ha enterado de sus advertencias) sobre la solvencia de algunos Estados soberanos del Área euro. La estrategia nos recuerda su reacción tras el estallido de la burbuja punto com, tras la cual, se mostraron extraordinariamente exigentes con las calificaciones crediticias de las empresas en general, y de las teleco en particular.

Plasmada mi alineación con la crítica generalizada a las agencias de rating, sí me gustaría matizar que la crítica está más sesgada hacia las formas (los momentos elegidos para hacer las rebajas o los comentarios son muy desacertados) que hacia el fondo (es difícil defender que Grecia o Portugal deban ser grado de inversión).

Pero la crítica la quiero hacer extensible al resto de agentes implicados, entre ellos, nosotros mismos (es decir, léase como autocrítica). ¿Cómo es posible que el rating siga teniendo tanto impacto en los mercados financieros?;¿acaso no somos conscientes de que las agencias también se equivocan?.

Por último,¿no tenemos modelos propios para medir el riesgo de crédito, como ya hacen las entidades financieras, que permitan reducir la importancia de las calificaciones de unas agencias que actúan en régimen de casi monopolio?