Asignar por factores, un elemento crucial en la construcción de carteras

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Bruno Taillardat, director de smart beta y factor investing de Amundi

Hace más de diez años el factor investing era poco más que un nicho. La gran crisis financiera de 2008 y sobre todo la crisis del petróleo popularizaron las estrategias de baja volatilidad o mínima varianza como escudo para proteger de las caídas. Ahora, la inversión en base a factores se ha consolidado de tal manera en la industria de la gestión de activos que es ya una herramienta comodificada. “La inversión por factores no es solo un producto”, insiste Bruno Taillardat, director de smart beta y factor investing de Amundi. “Se ha transformado en una manera de construir una cartera”. Los inversores profesionales están teniendo en cuenta elementos como la exposición a factores de estilo para entender y equilibrar mejor sus carteras. Al igual que uno piensa en la asignación de activos por clase, geografía o capitalización. 

Momentum, value, growth, calidad… Es tan importante entender los factores de estilo que presentan los fondos porque influye en cómo se comportará en distintos momentos de mercado. “Es otra manera de monitorizar los riesgos de su cartera”, recuerda en este sentido Taillardat. Además, porque es crucial ver si el alpha que genera una estrategia no es solo frente a su índice de referencia sino también frente a un determinado factor.

El experto de Amundi está notando entre sus clientes una mayor demanda por transparencia en las estrategias. “Quieren entender cuánto de las rentabilidades pasadas se podrán repetir en un futuro. Y la correlación con los factores es un buen indicador de ello”, explica. Y es una cuestión de la que también se están preocupados los inversores en gestión pasiva. 

Además de determinar qué factores tienen mayor peso, es importante entender por qué los factores mueven una cartera o un fondo como lo hacen. Aquí Taillardat señala los puntos clave:

1- La composición sectorial. Por motivos intrínsecos, hay sectores que tienden a pertenecer tradicionalmente a un factor concreto. Sectores como el de salud, que  tiende a ser growth, mientras que otros como el financiero, value.

2- Los motores macro. También influye en los factores elementos como la macroeconomía. El low volatility lo hace mejor en momentos de tipos bajos y, sobre todo, cuando la tendencia del mismo es a la baja. Esto se debe a que las compañías que presentan este factor tienden a ser vistas por el mercado como un proxy para los bonos. El value, en cambio, lo tiende a hacer muy bien en periodos de rally fuerte en la bolsa.

Dicho esto último, uno podría tener la tentación de girar su cartera hacia un factor u otro dependiendo del momento de mercado. Pero Taillardat lo desaconseja, ya que al igual que el market timing, es demasiado complejo acertar con el momento exacto para moverse entre uno u otro. “Cuando uno tiene poca información sobre el futuro, la respuesta más acertada suele ser diversificar”, insiste Taillardat. 

Insiste en tener en mente la diversificación, porque como se aprecia en el gráfico a continuación, el rendimiento de los factores es tan cíclico que varía año a año.

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