ASG en deuda soberana de emergentes: lo que se debe hacer

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Cedida por Pictet AM

TRIBUNA de Mary-Therese Barton, directora de deuda de mercados emergentes y Guido Chamorro, co-director de deuda de emergentes en divisa fuerte. Comentario patrocinado por Pictet AM.

Las imágenes de montones de billetes de moneda de Zimbaue o Venezuela casi inútiles para comprar productos básicos como el pan y la carne circulan con frecuencia por las redes sociales, siendo recordatorio de cómo la gobernanza es crítica es para las economías de mercados emergentes.  Pero tratar de descubrir las señales de cómo sus condiciones cambian, para mejor o peor, es difícil. Lo complican las dimensiones sociales y medioambientales que desempeñan papeles igualmente críticos. Es el caso de la deforestación haitiana o la primavera árabe, que han tenido consecuencias dramáticas para sus divisas.

Pero los inversores necesitan medir las características ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) de manera sistemática, particularmente en mercados de renta fija, siendo el caso que los inversores en bonos soberanos han sido considerablemente más lentos en su integración por la relativa falta de información de calidad.  Así, aunque los factores ASG se cuantifican cada vez más a nivel de empresa y aplican a renta variable y crédito, ha habido menos investigación sobre cómo afectan a la solvencia de los prestatarios soberanos.

Al respecto los servicios de asesoramiento y agencias calificadoras están respondiendo a la creciente demanda de análisis ASG de países, que crecerá a medida que los inversores tienen evidencias de la relación entre la clasificación bajo estos criterios y el comportamiento de la deuda soberana. Por ejemplo, hay creciente evidencia de correlación entre buen gobierno y menor diferencial de rentabilidad a vencimiento y riesgo de impago.  Incluso un reciente estudio ha encontrado que con el cambio climático ha aumentado el coste medio de la deuda de emergentes en 1,17%, pero reducido en 0,67% en países que invirtieron en relación con estos criterios.

Ahora bien, aunque las calificaciones de las agencias ayudan, el análisis ASG de país no es una caja negra que genere respuestas inequívocas.  De hecho estos factores pueden tener efectos diferentes en las economías, dependiendo de las circunstancias de cada país. Así que se requiere un enfoque sutil al integrar criterios ASG con métricas tradicionales.  Así, dado que los factores ASG tienden a evolucionar a largo plazo, su inclusión en la creación de carteras requiere una participación activa por parte de las propias instituciones inversoras.  Esto, incluye, pero no se limita, a contacto directo con los prestatarios soberanos –los Ministros de Hacienda en reuniones cara a cara, cartas, cuestionarios y preguntas relacionadas con ASG en roadshows-. A veces pasa por explicar a los funcionarios que es la ASG y por qué importa.

Una aproximación a esta problemática es incorporar factores ASG en los modelos de riesgo-país.  Al respecto utilizamos gran cantidad de datos, de fuentes externas e internas, agregados en una puntuación. Los factores ambientales incluyen calidad del aire, exposición al cambio climático, deforestación y estrés hídrico. Las dimensiones sociales incluyen educación, salud, esperanza de vida e investigación científica y la gobernanza cubre corrupción, proceso electoral, estabilidad gubernamental, independencia judicial y derecho a la intimidad. La correspondiente puntuación agregada es uno de los seis pilares del ranking de riesgo país de nuestro equipo de economistas.

Sin embargo el enfoque más fructífero de inversión ASG en deuda soberana probablemente venga de toda la industria.  De esa manera es probable que los gobiernos obligados a mejorar sus credenciales muestren crecimiento más estable y capacidad para resistir movimientos macroeconómicos. En efecto, la mejora ASG en mercados emergentes mejoraría la tendencia positiva del comportamiento de esta clase de activos.

Los gestores de fondos individualmente tienen una influencia relativamente escasa, aunque haya ejemplos de prestatarios soberanos que han cedido a la presión, como cuando manifestamos inquietudes sobre la reforma de tierras en Sudáfrica.  Pero las empresas de inversión están dando pasos en esta dirección.  Es el caso de los principios de inversión responsable patrocinados por Naciones Unidas, iniciativa con más de 1.800 signatarios de la industria, que gestionan más de 2,25 billones de dólares, que ha establecido recientemente un grupo de trabajo para fomentar el diálogo y cooperación con los prestatarios soberanos. Otra iniciativa es la Global Green Finance Council, que trata de coordinar esfuerzos de varios organismos de la industria para alentar el desarrollo de las finanzas ecológicas.

Por nuestra parte somos partícipes activos respecto a los emisores de bonos soberanos y estamos trabajando con colegas y organismos multinacionales para desarrollar un enfoque para toda la industria que respalde y anime a los gobiernos a funcionar mejor, ser más respetuosos con el medio ambiente y hacer lo mejor para sus sociedades. Con ello puede mejorar el bienestar de las personas en economías emergentes y el de los inversores. Además, es lo que se debe hacer.