Arquitectura guiada versus boutiques

Antes de 2007 muchos distribuidores de fondos, tanto bancas privadas como canales más masivos, llevaban a gala ofrecer a sus clientes arquitectura abierta, es decir, permitir que a través de su canal los clientes pudiesen adquirir un muy elevado número de fondos de muchas gestoras. Desde que comenzó la crisis financiera, y en especial desde comienzo del presente año, en muchas ocasiones el concepto de arquitectura abierta ha sido matizado. Actualmente se habla mucho de lo que se denomina comúnmente “arquitectura guiada”.

 

La arquitectura guiada supone que las redes comerciales sólo ofrecen fondos de un número reducido de gestoras. Los fondos vendidos en el modelo de arquitectura guiada suelen ser gestionados por grandes gestoras con elevados recursos. La arquitectura guiada, frente a la arquitectura abierta, puede representar algunas ventajas:

1. Teórico mejor conocimiento del producto que se vende.

2.Acceso a mejores condiciones económicas, ya que el volumen vendido de fondos se concentraen unas pocas gestoras.

3. Racionalización de la gama ofrecida al cliente.

4. Simplicidad y ahorro de tiempo.

 

Ante esta nueva tendencia de concentrar las ventas en unos pocos productos, son muchos los profesionales del sector que se preguntan por el futuro de las boutiques de gestión. Independientemente de que la arquitectura guiada sea una tendencia que tal vez se consolide durante muchos años, las boutiques de gestión, entendidas como gestores especialistas en un nicho concreto o clase de activos, no sólo no van a desaparecer, sino que tiene un brillante porvenir siempre que los resultados de su quehacer les acompañen. Es posible que en las redes de comercialización de fondos más masivas o incluso en los canales de distribución dedicados a banca privada, las boutiques, al menos por algún tiempo, no tengan siempre un encaje sencillo. Sin embargo, la distribución no es la única vía para vender fondos.

 

El cliente institucional, como los fondos de fondos o los planes de pensiones, unido a las family offices, continuará adquiriendo gestoras especializadas que añadan valor a sus carteras. Es necesario remarcar que el contrario que en la distribución, la gestión de fondos de fondos suele llevarse a cabo mediante un proceso bottom-up (en distribución suele ser top-down) por lo que las gestoras especializadas están en una excelente posición para poder competir. Ante unos mercados financieros complejos, la especialización es recomendable, y por tanto, las gestoras nicho tienen más que justificado papel. No obstante, muchos distribuidores de fondos, tanto de banca minorista como privada, puede ver como arriesgado desde el punto de vista reputacional la distribución de fondos de boutiques, a pesar de reconocer las ventajas que estas puedan tener.

 

La solución, en mi opinión, puede venir por la utilización de fondos de fondos. Los gestores de los fondos de fondos podrán añadir a las carteras que gestionan mediante un proceso bottom-up aquellas boutiques que consideren que aportan realmente valor en un determinado tipo de gestión o clase de activo, minimizando el riesgo reputacional por dos vías: adecuado due diligence y evitando la comercialización directa de la boutique al cliente final.