Argumentos para que el inversor particular & profesional vuelva a confiar en los fondos de inversión

A LOS PARTICULARES…

No me negarán que cuanto más se informa uno sobre “la crisis”, lejos de tranquilizarse, más miedo le entra. ¿Qué hago con mi dinero? ¿Dónde lo meto? Las dudas sobre como proteger los ahorros de toda la vida no se le van a uno de la cabeza, especialmente cuando con demasiada frecuencia abres el periódico y ves que se derrumba otro gigante financiero. Aunque da vergüenza reconocerlo, la idea de guardar el dinero debajo del colchón o comprar lingotes de oro como sea, se le pasa a más de uno por la cabeza.

Es curioso que el pánico llega hasta un punto en el que no nos importa ni la rentabilidad. Uno es capaz de ver como las acciones de toda la vida, esos valores que supuestamente son muy sólidos, caen un 75% y no se fija en algo fundamental. Si mis acciones caen un 75%, o tengo el estómago de invertir más dinero en esos momentos de cataclismo financiero, o no recuperaré lo que tenía hasta que los mercados suban un 300%.

Piensen sobre lo anterior y no se preocupen por guardar el dinero en el colchón. Les puedo asegurar que nuestros bancos no se hundirán. Como mucho habrá alguna fusión pero si no me creen, lo que es innegable es que de ocurrir la supuesta quiebra, el valor del dinero que pudieran tener en casa sería entonces nulo. Lo que es realmente importante y valioso de una inversión en época de crisis es saber que, quiebre quien quiebre, le devuelven su dinero y que puede acceder a el si lo necesitas, es decir, que la inversión sea líquida.

Octubre fue un infierno de mes financieramente hablando y las dos inversiones que eran líquidas de verdad eran las acciones y los fondos de inversión. Los bonos, tan de moda en la actualidad, son difíciles de vender como vengan mal dadas. Si me preguntaran donde metería su dinero si creyese que la entidad que gestiona sus ahorros y la que les vende un producto pueden quebrar, mi respuesta sería inmediata: en un fondo de inversión. La gran ventaja olvidada de los injustamente maltratados fondos es que no forman parte del balance ni de los recursos de ninguna entidad. Es una sociedad jurídicamente independiente y no puede formar parte de ningún concurso de acreedores. Vamos, por ser claro, que si el dinero llega al fondo, se lo devuelven sin ninguna duda pase lo que pase (incluso si el fondo lo gestionaba y se lo vendió Lehman).

Para grandes patrimonios (con determinadas necesidades de gestión de herencias, transparencia fiscal internacional y confidencialidad) se puede lograr el mismo nivel de seguridad instrumentalizando la inversión a través de un seguro, pero para la gran mayoría de los ahorradores hacerlo vía fondos es más barato y sencillo.

Como en toda familia compuesta por decenas de miles de miembros, la de los fondos debe ser analizada y vigilada. Aunque el fondo sea el vehículo más seguro contra quiebras, esto no nos exime de la responsabilidad de mirar lo que hay dentro. Una cosa es el riesgo de quiebra de la entidad que me vende el producto (riesgo entidad) y otra que vaya mal la inversión de lo que hay dentro del fondo (riesgo de la inversión). Vigilar y adecuar este riesgo a sus necesidades como inversores es a lo que obliga MIFIDS a todo asesor y así deben exigirlo. No obstante, siempre que inviertan con fondos, la entidad en la que tengan su patrimonio nunca será un problema pase lo que pase.

Mediáticamente se han equiparado erróneamente a los fondos de inversión con los hedge funds y a estos, una industria de más de 7.000 heterogénea donde las haya y con más de un trillón de dólares, sólo con los productos asesorados por el famoso Madoff, como si todo fuera lo mismo. La industria de fondos de inversión española y europea, regulada bajo la directiva UCITS, es considera, hasta por los asiáticos y latinoamericanos, como una referencia de seguridad y eficacia a la hora de invertir internacionalmente. Las nuevas generaciones de fondos de inversión además de tener liquidez diaria (te dan tu dinero el día que lo necesites) tienen los instrumentos para poder ganar dinero ante burbujas inmobiliarias, cuando sube el Euribor o cuando estalla la crisis subprime.

Los gestores deben volver a ganarse su respeto con resultados y ser más trasparentes pero si ustedes creen en la formación de calidad, en la dedicación plena y en la libertad del individuo dentro de unos límites, deben creer en los profesionales que hay detrás de los fondos. Igual que no es lo mismo la antigüedad que la experiencia, ni la simplicidad y la sencillez, que no les confundan cuando les equiparen los fondos con otros productos de nombre similar. No es lo mismo. 2009 está trayendo las primeras alegrías, especialmente a los fondos de retorno absoluto y para 2010 se está incubando un nuevo renacer de la industria.

Con los márgenes de intermediación de los bancos reducidos, los tipos bajos (salvo susto inflacionista) y la mejora de los niveles de liquidez, volverá a mirarse con cariño a la industria de instituciones de inversión colectiva. Profesionalidad, herramientas para luchar contra mercados complejos, seguridad ante sustos de entidad que le vende el producto, diversificación del riesgo de su inversión y ventajas fiscales si quieren cambiarlo es lo que ofrece un fondo. Nada más y nada menos. No es un error tener dinero en depósitos ni mala idea invertir en oro si tenemos dudas sobre la marcha de las economías mundiales, pero sinceramente, olvídense del colchón. Utilícenlo para dormir tranquilos. Tener su dinero en fondos es la manera más sencilla y segura de protegerse ante quiebras de entidades financieras.

Y UNA SUGERENCIA A LOS PROFESIONALES…

Una de las mayores injusticias de nuestro sector, es propiciada por nuestra desmedida afición por las metonimias. Esa insana costumbre de generalizar el todo por la parte, lleva a asociar que, cuando hay un problema en un fondo de inversión, toda la categoría es un gran engaño, y al mismo tiempo, si alguna entidad tiene problemas de liquidez, a afirmar que el sistema financiero está quebrado. Lo más triste de todo es que, cuando una caja de ahorros (solvente, con liquidez y con tasas de morosidad por debajo del 2%), que las hay, encuentra un fondo que ha hecho las cosas bien, podría no ser suficiente para invertir.

¿Por qué? ¿Qué motivos puede tener una entidad a la que le gusta un fondo, que le aporta diversificación y calidad en la gestión, a no invertir en él? La respuesta es sencilla. Un fondo de inversión no es descontable y por prudencia se prefiere un activo que lo sea. Si una entidad europea tiene una puntual necesidad, actualmente puede acudir al BCE e intercambiar ese bono o préstamo por liquidez. Es cierto que hay ciertos límites pero si bono es deuda senior, tiene un rating mínimo (se ha ido bajando de A- a BBB-) y son emisiones europeas (salvo matices técnicos para las francesas), el descuento es muy fácil. Se está flexibilizando también para emisiones en dólares y en yenes y existe una lista de contrapartidas elegibles para casos más especiales. Que decir si cogemos como referencia el comportamiento de la FED y los límites impuestos en el TRAP. Hasta un tramo mezanine o equity de un CDO de una emisión hipotecaria subprime podría ser descontable.

¿Y por qué qué no lo son también los fondos de inversión? ¿Por qué si un fondo con calidad crediticia AA+, que se centra en emissions de renta fija y en Euros no es descontable? Si es un bono sin problemas pero, si es un conjunto de emisiones diversificadas dentro de una carcasa totalmente regulada como la de los fondos, entonces no. Vale que los fondos de acciones puedan quedar fuera por tener subyacentes no descontables, pero si el fondo invierte sólo en “activos aptos para el BCE” debería serlo. No generalicemos considerando a todos los fondos por igual y apliquemos algún margen extra de penalización (haircut) para los que no sean 100% descontables o inviertan en high yield pero no dejemos de hacerlo. Sería justo y beneficioso para la industria de fondos sin perjuicio para nadie.