La vivienda sigue siendo una de las primeras opciones de inversión del ciudadano español. Un hándicap que desde el Instituto BBVA de Pensiones quieren transformar en una oportunidad de inversión, ¿serviría la vivienda como un complemento de ahorro para la pensión? Mercedes Ayuso, Jorge Bravo y Elisa Chuliá, miembros del Foro de Expertos de la citada institución, han respondido a esta pregunta en la Jornada Institucional de Previsión 2019 organizada por el banco.
Más de tres cuartas partes de la población española vive en una vivienda en propiedad. Una práctica que tiene su origen hace años ya que, según ha explicado Chuliá, “a partir de los años 60 se extendió la idea de que la compra de vivienda debía preceder a la formación de la propia familia”.
De la población encuestada de más de 60 años, es decir, en edad próxima a la jubilación, un 65% admite tener una vivienda en propiedad y un 27% posee dos o más viviendas. Pues bien, “el 49% de los que tienen una vivienda estaría dispuesto a vender, hipotecar o alquilar su vivienda si algún día le hiciera falta más dinero para vivir”, ha asegurado Chuliá. Un porcentaje que se eleva hasta el 85% en el caso de quienes tienen dos o más viviendas en propiedad.
Teniendo en cuenta que el sistema público de pensiones no va a poder proporcionar el nivel de vida al que aspiramos hoy en día, ¿hay alguna viabilidad de que los activos reales sean una fuente posible de financiación como complemento para la jubilación? “Es el activo más importante que tienen las familias y puede ser también un activo de inversión”, ha apuntado Bravo.
Si se atienden a los datos, casi la mitad de las familias europeas son propietarias de la vivienda donde residen. Si bien la tasa de propietarios es menor en los grupos de edad más joven. “Si la gente expresa una voluntad de utilizar esta vía la industria tiene que encontrar soluciones para hacerlo posible de la forma más eficiente”, ha reclamado el experto.
¿Cómo movilizar ese ahorro? El punto de partida es si se vende o no la casa. En el primer caso, se abren dos alternativas: vender y mudarse (alquiler, reducción, emigrar, sobrehipoteca o mudarse a otra vivienda) o vender y quedarse (planes de reversión de vivienda).
En caso de no querer vender el inmueble, estaría el caso de constitución de una hipoteca, donde hay dos opciones: quedarse y no vender la vivienda (está ligado a productos que permiten una línea de crédito para la persona y tienen una garantía, la liquidez) o quedarse y vender la vivienda (hipoteca inversa con muchas modalidades en función de cuál es la dinámica del producto).
“Cuando nos vemos en el diseño de todos estos productos, es importante saber exactamente a qué nos enfrentamos, desde la persona que oferta los productos a la que los está contratando. Obviamente, entre los riesgos de estas soluciones está el de longevidad, ya que la persona que lo contrate va a vivir más; riesgo de dependencia, etc”, ha concretado Ayuso.
Los sistemas de movilización de capital dependen fundamentalmente de factores de mercado de demanda y oferta y también de los esfuerzos de regulación y de las intervenciones de las políticas públicas, ha matizado.