La cada vez más acuciada crisis que sufre la eurozona y la ralentización que está experimentando la economía china han sido las razones por las que algunas gestoras, como ING Investment Management, han mantenido una cierta cautela respecto a los emergentes a lo largo de los últimos trimestres. “Los flujos de capital hacia estos mercados y las perspectivas de crecimiento de estas economías son altamente sensibles a los acontecimientos que se produzcan en la Unión Europea y en China”. No obstante, la situación podría estar cambiando.
Según explica Maarten Jan Bakkum en su informe mensual de mercados emergentes, “a pesar que en nuestra entidad mantenemos nuestras dudas sobre la sostenibilidad de la actual situación que vive la eurozona y que creemos que el crecimiento económico chino tenderá a moderarse de aquí a los próximos cinco años hasta niveles en torno al 5%, no podemos ignorar que las últimas semanas se han producido señales positivas”. ¿Cuáles serían estas buenas noticias que podría hacer cambiar la tendencia?
“La aprobación de una línea de crédito que le sirva a España de apoyo para recapitalizar sus entidades financieras en problemas, unido a la nueva propuesta de la UEM de crear un nuevo fondo de redención son avances alentadores que podrían marcar el inicio de un periodo de más confianza en el mercado hacia los mercados de la eurozona”, asegura el experto. A esto habría que añadir –indica Bakkum- evidencias que apuntan hacia una relajación de la política monetaria en China ante las cifras que muestran un fuerte deterioro de los datos macroeconómicos en abril.
“Cuando las buenas noticias vienen al mismo tiempo desde dos sitios tan importantes, no deberíamos ignorar estos factores”, afirma. En este sentido, Bakkum considera que estas señales son lo suficientemente fuertes como para esperar un fuerte rally de los activos de riesgo en las próximas semanas, quizá meses. Pero, ¿por qué mercados apostar? Dentro de los emergentes, desde la gestora holandesa aseguran que reconsiderarán su estrategia en aquellos mercados que se hayan comportado peor que el resto en los últimos meses, como es el caso del brasileño o el ruso.