Ahora sí: razones para confiar en una recuperación real de las economías periféricas

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Jamie Sneddon, Flickr, Creative Commons

España y Portugal han publicado los mejores datos de crecimiento dentro de la eurozona, correspondientes al segundo trimestre de este año, y sus costes de financiación han caído hasta mínimos. El cambio de percepción de los inversores con respecto a los otrora denostados 'PIIGS' es patente; ahora, las gestoras afiliadas a BNY Mellon IM Standish y Meriten examinan las perspectivas y los riesgos que conllevan la deuda soberana española y lusa.

Comienza Rebecca Braeu, directora de análisis soberano en Standish. En su opinión, los participantes del mercado, animados por la mejora de las magnitudes fundamentales, ya descuentan un menor riesgo de crédito. Hay más datos que respaldan esta mejor percepción sobre la solvencia de las economías periféricas. Por ejemplo, ya hay confirmación de que Portugal cerró 2013 con un superávit por cuenta corriente, algo que no lograba desde hacía dos décadas. Al mismo tiempo, la revisión al alza de las perspectivas de las agencias de calificación también ha contribuido a una postura más optimista por parte de los inversores.

Paralelamente a la caída del riesgo de crédito, esta clase de activo ha experimentado considerables entradas de capital desde principios de año. Según Braeu, los preparativos del análisis de la calidad de los activos bancarios (AQR) del BCE, unidos a la transparencia de los balances desde finales de 2013, son un factor susceptible de haber contribuido a la mejor percepción de estas economías, al haber marcado el retorno a la actividad normal de compra por parte de las entidades desde inicios de 2014. “Aparentemente, uno o más bancos centrales asiáticos han invertido en deuda soberana italiana, mientras que los fondos de pensiones europeos vuelven a invertir en la 'periferia'”, afirma Braeu.

Como se viene observando desde 2012, el compromiso mostrado por el BCE para garantizar la permanencia del euro –su última demostración ha sido la batería de medidas de estímulo anunciadas en julio, junto con la promesa de un 'QE' a la europea, si fuera necesario– ha sido clave para respaldar a los países del sur de Europa. La prolongación de las políticas acomodaticias, en contraposición a la anunciada vuelta a la ortodoxia de la Reserva Federal, también es importante. Braeu considera que, como mínimo, de cara a los próximos seis meses los diferenciales de la deuda periférica europea seguirán compensando al inversor por el riesgo que conllevan. “Es más probable que se produzcan sorpresas económicas positivas, lo cual mejoraría la capacidad de pago de los emisores soberanos. Mientras la economía siga creciendo a un ritmo moderado, el riesgo de incumplimientos es insignificante, a no ser que se produzca un shock externo que trastorne dicha recuperación”, comenta.

Alexis Renault, responsable de deuda high yield en Meriten Investment Management, también incide en que la promesa realizada por Mario Draghi en 2012 de “hacer todo lo necesario para salvar al euro” fue un punto de inflexión para la Unión Europea y, concretamente, para los mercados periféricos. Una promesa que sigue teniendo calado en el tiempo: en los últimos meses, la volatilidad de las rentabilidades y de los diferenciales de los países periféricos ha disminuido más si cabe y actualmente es incluso más baja que la de la deuda pública estadounidense. “Ello ha reavivado el interés por las operaciones de carry y de los fondos cuyo posicionamiento se había visto limitado por la cantidad de riesgo que pueden asumir”, indican desde la firma.

En opinión de Gunther Westen, responsable de asignación de activos y gestión de fondos en Meriten, estos desarrollos están conduciendo a un ensanchamiento y una mejora general de la base inversora. “Ahora que los inversores tratan de reducir su exposición a los mercados emergentes, la periferia de la eurozona ha pasado a verse como un relativo refugio”, observa Renault. Argumenta que la caída de los costes laborales en los países de la región ha mejorado su competitividad, y por consiguiente, también su atractivo respecto a los mercados emergentes.

Luces y sombras de la recuperación

Sin embargo, aunque la recuperación sea generalizada, los antiguos PIIGS siguen mostrando diferencias entre ellos: el PIB de España y Portugal ha crecido, mientras que Italia ha vuelto a entrar en recesión; España, Portugal e Irlanda han implementado reformas estructurales, pero no así Italia, cuyo coeficiente de endeudamiento respecto al PIB supera el 130%... aunque las rentabilidades de su deuda han alcanzado el nivel más bajo desde 1945. Westen también tiene palabras para destacar el éxito de la subasta de deuda griega, por importe de 3.000 millones de euros. Para él, “ilustra el cambio en las percepciones, y la demanda de estos títulos constituye un voto de confianza”.

“Las agencias de rating han revisado al alza sus calificaciones y perspectivas, premiando el avance realizado hasta la fecha por países como Italia, España, Irlanda y Portugal. Por otra parte, declaraciones más optimistas deberían propiciar nuevas entradas de capital en los mercados de renta fija de la región. Mientras la economía siga mejorando, la periferia no debería ser fuente de preocupación”, confía Alexis Renault.

Paralelamente, el gestor recuerda que, aunque la tendencia ascendente del indicador de confianza económica para la UE-27 elaborado por la Comisión Europea apunta a una mejora de la economía europea, sigue existiendo el riesgo de una fuerte recesión en la periferia, dado que estas economías van a necesitar de tres a cinco años para reducir su endeudamiento, y una coyuntura como esa pondría en peligro este proceso de desapalancamiento.

Para terminar esta breve exposición de motivos, Braeu observa que el ciclo electoral podría suponer un trastorno, ya que podría deteriorar el entorno político: “En España, por ejemplo, se celebrarán elecciones generales en 2015. La ralentización del crecimiento económico también podría reducir la capacidad de los gobiernos de amortizar su deuda”, concluye.