Ahora más que nunca: la verdadera inversión sostenible

Ana Claver (Robeco)
Cedida por Robeco

TRIBUNA de Ana Claver Gaviña, CFA, country manager para Iberia y Chile, Robeco. Comentario patrocinado por Robeco.

Hace unas semanas, en el último informe de ShareAction, Robeco fue reconocida como Primera Gestora Global en la Evaluación de Inversión Responsable, lo que nos anima a seguir mejorando para lograr las más altas calificaciones, invirtiendo en temas como la investigación y análisis o la medición de impacto. Esto supone un claro reconocimiento a una actividad consolidada en un terreno que no siempre estuvo tan en boca de todos como hoy en día: la sostenibilidad y su aplicación a la inversión.

Es cierto que en estos momentos la progresiva concienciación de la ciudadanía en general, y del inversor en particular, ha convertido lo que fue un nicho de negocio, la inversión sostenible, en una corriente de mercado donde prácticamente el total de las gestoras de inversión tratan de obtener negocio.

Pero no nos engañemos, invertir realmente en sostenibilidad no es tan sencillo. Una gestora no se convierte en un inversor sostenible porque excluya directamente de su universo de inversión ciertas actividades que transcurren en contra del hombre o su entorno; eso no significa ser sostenible.

No se es sostenible, si hablamos en serio de lo que supone considerar realmente la sostenibilidad en una inversión, simplemente por no comprar acciones de una tabacalera, de un fabricante de armas, o de una energética todavía en transición al bajo carbono.

La exclusión debería ser solo el primer paso. Sin embargo, ya bien entrados en el siglo XXI debemos exigir que una gestora se comprometa aún más, considerando como primer nivel la integración de la sostenibilidad en su decisión de selección de las empresas de la cartera. Esto consigue que, empresas como Robeco, superen con sus carteras en al menos un 20% la referencia de mercado en cuanto a la reducción de la huella ambiental de gases de efecto invernadero, empleo de agua y consumo energético.

También, para poder calificar a una gestora como sostenible, esta debe ejercer bajo unas ciertas políticas el derecho a voto de los accionistas a quienes representa, así como la interacción o engagement con las empresas que conforman la cartera del fondo. De esta forma, con una línea constructiva, sin exigencias, pero con firmeza, hablar con sus directivos para que observen la sostenibilidad tanto en su gestión como en su operación.

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Para terminar de definir las estrategias de una gestora sostenible, el último escalón, y al que deberían prestar mayor atención los inversores es, como hemos señalado en otras ocasiones, la inversión de impacto. Como sabemos, todas las inversiones tienen un impacto social, económico y ambiental, positivo o negativo, pretendido o no, y únicamente desde la pasada década parece que la atención prestada a los factores ASG está en aumento, alcanzando los 30 billones de dólares en 2018 (Global Sustainable Investment Review, 2019). La inversión de impacto va un poco más allá, no limitándose al no hacer daño, sino a buscar intencionadamente un impacto social positivo, medible y que continúe siendo rentable financieramente.

Una vez aclaradas las estrategias de inversión que debe cumplir una gestora que actúe en el mundo de la inversión sostenible, ahora vayamos al siguiente desafío que se plantea Robeco, al hacerse una serie de preguntas del tipo ¿será más seguro el mundo si excluimos de nuestra cartera una empresa que fabrique armas controvertidas? Si no lo excluimos todos, otro inversor aparecerá con menos escrúpulos e invertirá lo que retiramos nosotros, continuando el problema inicial. La exclusión es un primer paso necesario, pero no suficiente.

Una gestora que de verdad entienda de inversión sostenible, investigará lo que sea necesario y usará su experiencia acumulada para no dejarse engañar fácilmente y, por ejemplo, invertirá en aceite de palma si así lo considera con aquellas empresas que, cumpliendo unos mínimos estrictos de desforestación controlados, estén certificadas por el Roundtable on Sustainable Palm Oil y sea verificado vía satélite el cambio de uso que dan a la tierra. En vez de que se prohíba el aceite de palma, Robeco trabaja para mejorar esa industria y hacerla más sostenible. Eso sí será una gestora que sabe lo que significa una inversión sostenible.