Actualización del BGF Global Allocation: posicionamiento de la cartera, escenarios probables y filosofía de inversión

Koesterich
Foto cedida

Russ Koesterich ejerció hasta abril del año pasado como Director Mundial de Estrategia de Inversión de BlackRock. Este puesto actualmente lo ocupa  Richard Turnill, mientras que Koesterich se ha incorporado al equipo del BGF Global Allocation, un fondo multiactivo flexible con capacidad para invertir en renta variable y renta fija global, divisas y oro. Este fondo cuenta con la calificación Blockbuster Funds People.

Koesterich tiene varias consideraciones top down sobre la situación actual de los mercados que son claves para el diseño de la cartera. En primer lugar, destaca que el ciclo alcista actual es el segundo más largo de la historia. “Ha sido un ciclo inusual, en el sentido de que hemos visto un rally de los activos de riesgo en un contexto de caída de los tipos de interés. Ahora parece que no quedan muchos activos en el mundo que sean baratos en términos absolutos”, comenta.

Dicho esto, el experto prevé que todavía haya ciclo para rato: “No hemos visto que se estén acumulando el tipo de desequilibrios que han caracterizado otras expansiones económicas. También creemos que los tipos se van a mantener bajos”. No obstante, teniendo en cuenta dónde están las valoraciones, advierte que “los inversores tienen que darse cuenta de que probablemente los retornos sean menores”.  

La segunda consideración de Russ Koesterich tiene que ver con la volatilidad: “pensamos en términos de qué va a mitigar el riesgo cuando los inversores más lo necesiten. Cuando piensas en la volatilidad, tienes que cuantificar cuál va a ser su coste”, comenta el gestor. Para él, resulta clave identificar qué impulsa los repuntes de volatilidad, porque “distintos activos se comportan de distinta manera dependiendo de los catalizadores” y, por tanto, condicionan la toma de decisiones para la cartera. Pone como ejemplo el repunte de la volatilidad de 2016 por la preocupación de los inversores en torno al bajo crecimiento y el riesgo geopolítico. “Lo que suele pasar en estos momentos es que los activos refugio, como los treasuries, se comportan bien, porque los inversores buscan seguridad”, recuerda.

No obstante, el gestor comenta que “hay otro tipo de repunte de la volatilidad que no hemos experimentado desde hace tiempo, concretamente desde 2013, y es por un shock de tipos”. Observa que ahora ha vuelto a surgir esta preocupación entre los inversores, porque “les preocupa la respuesta de los bancos centrales a que haya demasiado crecimiento”. En este escenario, la reacción de los activos sería muy distinta: “Acciones y bonos se correlacionan positivamente y también se correlacionan con el oro. Lo que funciona en ese tipo de situaciones es tener efectivo en cartera”. El equipo está trabajando con la probabilidad de que se produzca un shock económico, pues consideran que “los bancos centrales van a preferir ser temerosos con la retirada de sus políticas acomodaticias”. 

Posicionamiento actual

La cartera del BGF Global Allocation está compuesta actualmente por un 55% de acciones, un 32% de bonos, un 6% en oro y el resto, en efectivo. “Para comprender la composición de la cartera es tan importante saber la proporción de activos como saber qué tipo de bonos y acciones estamos seleccionando”, aclara Koesterich.

El equipo gestor tiende a presentar un sesgo value en la selección de acciones, aunque recientemente ha optado por incrementar la asignación a valores estadounidenses de “crecimiento estable”, es decir, “compañías que pueden defender su modelo de negocio en cualquier entorno del mercado”. Se tiende asimismo a sobreponderar acciones no estadounidenses respecto al índice de referencia, particularmente renta variable europea y nipona.

Por sectores, la mayor sobreponderación es en compañías energéticas, mientras que infraponderan los valores financieros, una de las principales apuestas del año pasado. “Hemos reducido la posición porque pensamos que ya no están tan baratos como lo estaban en 2016. Tampoco pensamos que el contexto de tipos y el aplanamiento de la curva sea particularmente bueno para los bancos. Además, vemos que los bancos de inversión en EE. UU. están registrando una actividad de trading muy baja”, explica Koesterich.

En la parte de renta fija, la mayor infraponderación es en deuda no estadounidense, especialmente en deuda soberana europea y japonesa. En cambio, sobreponderan deuda emergente, tanto en divisa local como en divisa fuerte; la mayor parte de la exposición es a Latinoamérica y Europa del Este. La asignación se completa con algunas posiciones en crédito estadounidense, sobre todo en deuda con grado de inversión. La duración media de las asignaciones a renta fija es un poco inferior a cuatro años, mientras que la duración general de la cartera es de 1,3 años.

“Tendemos a tener un sesgo cíclico, probablemente debido a nuestro acercamiento value, no obstante ahora estamos menos cíclicos que el año pasado. Hemos aumentado el peso de los bancos y la duración en EE. UU., hemos añadido un poco de exposición growth en EE. UU. también y algo de oro”, resume Koesterich. Éste explica que la decisión de incrementar la asignación al oro responde a que “los tipos de interés están muy bajos y hay menor coste de oportunidad por tener oro en cartera para complementar un posicionamiento de baja duración”.  “En un contexto en el que la inflación está al alza, pero no está alta, y los tipos reales  están cayendo, el oro puede comportarse bien”, añade.

Gestionando para el futuro

Koesterich se incorporó en 2016 al equipo de BGF Global Allocation como responsable de asignación de activos de la mano del anterior gestor principal, Dennis Stattman. Éste consideró que aportaría un buen contrapunto a una gestión más basada en el análisis bottom up. “Ahora tratamos de fusionar las perspectivas desde puntos de vista fundamentales y cuantitativos para poder beneficiar a nuestros partícipes”, aclara Koesterich. Stattman se retiró en agosto, después de 28 años de servicio a la gestora.

Koesterich defiende su legado, reflejado en un track record de más de 20 años (el fondo fue lanzado en 1997): “Pensamos que la experiencia acumulada va a ser la piedra angular para seguir gestionándolo los próximos 20 años”. Dan Chamby, David Clayton y Kent Hogshire completan el equipo gestor; juntos, trabajan para obtener retornos comparables con la renta variable global sobre el largo plazo con menor volatilidad. “Una de las tendencias que prevemos es que la gente será cada vez más responsable de su propio futuro financiero. Este fondo puede ser una herramienta útil, porque es multiactivo y está diseñado para mitigar el riesgo bajista. Además, como tiene un enfoque de gestión flexible, su cartera puede cambiar para adaptarse al dictado de los mercados”, detalla Koesterich. 

El experto aclara que “el horizonte de inversión para alguien que quiera entrar en este producto debería ser de décadas”, dado que está pensado “para personas que sean ahorradoras por naturaleza, para capturar retornos y gestionar la volatilidad asociada”.