Acostúmbrate o no acostumbrarte

“Acostúmbrate, a no acostumbrarte" es la letra de una canción que escuchamos todas las mañanas camino al “cole”, la canción repite una y otra vez el estribillo sin añadir mucho mas, no sé quien la canta ni porque les gusta tanto a mis hijas pero como nos pille trafico podemos llegar a escucharla 8 veces seguidas y terminar todas cantando. El resto del día me sigue sonando en la cabeza. Al leer una noticia de un político corrupto, escuchar una nueva subida de impuestos o cuando veo imágenes de la situación en África, canto por dentro "acostúmbrate, a no acostumbrarte".

Me pregunto a qué nos anima esa voz, ronca y lenta, a no acostumbrarnos, se me ocurren millones de cosas injustas que de tanto repetirse una y otra vez han dejado de sorprendernos. Entre todas, las que de verdad me hacen cantar con ganas – gritando -son las que ni siquiera nos parecen mal de tanto verlas. A gusto dañado, lo dulce le es amargo.

El sector de fondos está lleno de caso, nos hemos acostumbrado a que nos comparen riesgo con volatilidad, a que se invierta en bolsa lo que no se tiene, a que el largo plazo no vaya más allá de los 12 meses. Nos hemos acostumbrado a que la mayoría de gestores no bata a sus índices de referencia, a que nos hablen de “asset management” cuando quieren decir “asset gathering”, a pagar comisiones sin cuestionarnos si irán al asesor, al distribuidor, al gestor o a todos ellos. Nos hemos acostumbrado a que se cuestione la fiscalidad de las sicav, a que los gobiernos culpen de todos nuestros males a los "especuladores" y a los hedge funds.

Acostúmbrate a no acostumbrarte, podría seguir pero me detengo antes de rallar el disco y nuestra canción se vuelva pesada. Mejor pensar en lo que da gusto acostumbrarse. Acostúmbrate a que existen fondos con rentabilidades de dos dígitos durante la década perdida (Bestinver), fondos que se cierran para que el tamaño no afecte a la rentabilidad (First State), fondos que  bajan sus comisiones cuando el volumen se lo permite (Egerton). Acostúmbrate a leer cartas de gestores que reconocen en ellas sus errores (Warren Bufett), al  envió  de información transparente de la cartera y las decisiones de gestión (Stuart Mitchell). Acostúmbrate a los gestores que invierten su patrimonio en los fondos que gestionan (Crispin Odey) y que después de 30 años mantienen la misma ilusión y pasión por la gestión (Marvin Schwartz). Acostúmbrate a las gestoras que tienen alineados sus intereses con los de los inversores o a las que sólo aceptan clientes con su mismo horizonte y filosofía de inversión renunciando a crecer a cualquier precio (Edelweiss).

Lo bueno no abunda, pero es fácil acostumbrarse. Por eso, una vez que te acostumbres a este tipo de gestores ya no podrás invertir en otros.

* Imagen: Eric_Dorsey, Flickr, Creative Commons