Abante espera llegar a los 6.000 millones de patrimonio en tres años

Santiago Satrustegui Abante
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Abante estrena nueva sede, tiene nuevos objetivos, pero continúa con los mismos valores y forma de hacer las cosas. Precisamente la convicción en este último punto, señala Santiago Satrústegui, presidente de la entidad, es la principal diferencia que ha caracterizado a la firma frente al resto.

Con casi 3.000 millones de euros bajo gestión y 6.300 clientes entre cinco oficinas (Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla y Valladolid), Satrústegui se marca como próximo hito doblar el patrimonio de la firma en no más de dos o tres años. Pese a que no renuncian a estudiar todas aquellas operaciones que puedan aparecer, el presidente manifiesta que “se puede ir más deprisa pero no si tienes un estándar de hacer las cosas”, refiriéndose a que el crecimiento no orgánico les parece muy complicado. “Hay que mantener la calidad a la vez que creces”, señala. En este sentido, de aquí a julio tienen pensado ampliar la plantilla en unas 40 personas más, siendo gran parte de ellos -como todos los años- recién licenciados.

La importancia por crecer está relacionada en que para dar valor añadido a los clientes no basta solo con ser independientes, sino que ser grande también importa. “Nos permite no renunciar a nada, atraer talento, buen producto, capacidad de negociación… elementos, todos ellos, con los que podemos ayudar a mucha gente”, explica Satrústegui. Asimismo, con un menor tamaño, estarían más sujetos a riesgos.

Por ello se marcan como objetivo “ser el mejor proyecto de asesoramiento independiente de España”.  En tiempos de MiFID, el presidente de la entidad aclara que para él, la independencia la marca que la compañía sea de los ejecutivos. Abante tiene un 90% del capital en manos de 17 socios ejecutivos, señala.

Desde el punto de vista de Satrústegui, están en un momento ideal para seguir apostando por lo que llevan haciendo 16 años. Según considera, más que nunca, el inversor necesita un asesoramiento más complejo y el banco no puede competir en entender el proyecto vital del cliente. “La solución para los clientes no es un tema automático”, puntualiza.

Asimismo, cree que se confunde la gestión con el asesoramiento, y hace falta creer en este último. “Hay que casar el asesoramiento con la gestión y eso solo es posible si trabajas desde el principio como una única entidad”, indica. Como muestra está, añade, que algunas EAFI se estén reconvirtiendo en gestoras.