“A veces es necesario ignorar el ruido de los mercados”

Los mercados emergentes están intrínsicamente ligados a la palabra crecimiento pero The Boston Company AM, subsidiaria de BNY Mellon AM, se centra en encontrar valor, pues no siempre las subidas en el PIB se corresponden con ganancias en los mercados bursátiles. Es algo que ocurre con frecuencia en países como China o Brasil, donde el mercado está dominado por determinados sectores (de recursos naturales en el segundo caso) cuyas perspectivas son a veces distintas a las de la economía del país o que no reflejan fielmente la composición de la misma. Por eso la estrategia del fondo BNY Mellon Global EM Equity Value, lanzado en julio de 2002, consiste precisamente en invertir en entre 100 y 200 empresas de mercados emergentes caracterizadas por su alta calidad y sus bajas valoraciones, que aseguran un mayor potencial de ganancias. 

 

“Hay muchas firmas de calidad que crecen a buen ritmo y no están caras teniendo en cuenta sus futuras ganancias”, explica Andrea M. Clark, directora de renta variable internacional de la gestora, explicando que estas firmas suelen tener un buen comportamiento tanto en rebotes como en correcciones de mercado. “Cuando un valor cotiza a un nivel muy bajo, el mejor periodo de rentabilidad es la fase incial de la recuperación y nuestro objetivo es beneficiarnos de ese efecto de base para capturar el fuerte rebote en el precio de las acciones”, afirma. Y también dice que, “siendo más selectivos y eligiendo empresas con buenas valoraciones, con incremento en los márgenes y buenos números, podemos navegar mejor en periodos difíciles”. Apuestas que para la experta son estratégicas y no tácticas, aunque muchos inversores aún no piensen así, en un momento en el que los flujos podrían volver a los mercados emergentes. 

 

En este sentido, Clark hace hincapié en la necesidad de “ignorar el ruido de los mercados”. Por eso en 2008, cuando todos vendían, The Boston Company aprovechó para comprar firmas infravaloradas, una estrategia que les aportó un buen posicionamiento para beneficiarse del rebote que tuvo lugar en 2009 y vender después.  “Entramos donde nadie lo ha hecho antes, cuando nadie lo está comprando, y en este sentido nuestra filosofía es algo contrarian”, afirma. 

 

Carestía del consumo

Tras hacerlo, desde 2010 se muestran preocupados por la sostenibilidad del crecimiento de los beneficios en los mercados emergentes ante la convicción de que estamos en una desaceleración característica de la mitad de un ciclo y se han centrado en industrias más defensivas (como firmas de telecomunicaciones –con altos niveles de penetración y recientes fusiones transfronterizas-, utilities o farmacéuticas). 

 

De hecho, Clark advierte de la carestía de algunas firmas de consumo, aunque asegura que puede jugarse esa historia de formas diferentes, como invirtiendo en compañías de tarjetas de crédito en Brasil o firmas de consumo más maduras en Corea del Norte. Aunque es cauta con las tecnológicas que suelen ser exportadoras, es positiva con algunas que presentan buenas valoraciones, como las electrónicas coreanas. 

 

Evitar las trampas de valor y diversificar buscando “en todo el mundo” 

A la hora de invertir, busca valores infravalorados con respecto a sus peers intentando evitar las llamadas “trampas de valor”, es decir, las gangas derivadas de problemas estructurales en las compañías, aplicando un análisis fundamental y tratando de identificar un catalizador positivo para el negocio y la rentabilidad en bolsa, como por ejemplo el proceso de reestructuración en los bancos coreanos, los nuevos equipos de gestión en ciertas compañías surafricanas, el lanzamiento de nuevos productos o la recuperación cíclica de algunos sectores. Aunque también tiene en cuenta el escenario macro y las divisas, Clark hace hincapié en que los riesgos se diluyen mediante la diversificación, pues cada valor no puede tener un peso superior al 5% en la cartera del fondo. 

 

Por regiones, The Boston Company, fundada en 1970 en Boston, se caracteriza por contar con un equipo de gestión que busca oportunidades “en todas partes, no sólo en las grandes empresas o en algunas regiones”, afirma Clark. De hecho, por regiones, el fondo está muy diversificado, si bien la experta es negativa con las compañías de Europa del Este. “Rusia es un mercado con fuerte correlación con el precio del petróleo y los recursos naturlaes, con una mala situación demográfica, alta deuda y riesgo gubernamental… lo contrario a países de Asia como India o China que presentan muy buenas oportunidades, mejores demografías, más diversidad económica y un gran potencial”, afirma. 

 

Con respecto a los problemas chinos con el mercado inmobiliario, asegura que están cómodos con las políticas del Gobiernos y confían en la estabilización de la inflación y de la política monetaria: “La segunda mitad de 2011 podría marcar el final de las subidas de tipos en el país”, apostilla. También ha mejorado su visión sobre Brasil, aunque cree que las firmas de consumo aún están caras. 

 

En el continente africano, tiene posiciones en Suráfrica, un país con inflación por debajo del objetivo del Gobierno, con mercado en África subsahariana, una gran gobernanza corporativa y perspectivas muy distinas a las del norte del continente, “dominado por la corrupción”. Clark asegura que también se fijan en las oportunidades de los mercados frontera, especialmente en algunas mineras de oro.