A la carga contra los ETF (de nuevo)

La reciente noticia sobre las pérdidas millonarias que supuestamente un trader ha causado a UBS (y el recuerdo de un caso similar en Societe Generale hace tres años) han vuelto a poner en entredicho los ETF, especialmente aquellos denominados “sintéticos” y que recurren a derivados para replicar el comportamiento del índice de referencia. La versión oficial (a día de hoy) del banco suizo es que dicho trader intentó ocultar las pérdidas acumuladas en futuros sobre índices de renta variable como el S&P 500 o el DAX tomando posiciones de cobertura falsas mediante ETF (sin especificar qué tipo de fondos ni su proveedor). Al parecer el sistema de control de riesgos de UBS no pudo detectar con anterioridad el agujero porque algunos ETF tienen un proceso de liquidación (y por tanto de confirmación de la operación) superior al estándar (3 días), especialmente si se realiza entre países de la UE con sistemas distintos.

En este contexto, algunos analistas y gestores de fondos han aprovechado la ocasión para lanzar (de nuevo) mensajes de alarma sobre los riesgos de los ETFs (ver por ejemplo www.terrysmithblog.com). En mi opinión dichos mensajes son subjetivos e interesados y no deberían mezclarse con un caso aislado de mal uso (o mejor dicho de no uso) de algunos fondos cotizados. En varias ocasiones he destacado las ventajas y riesgos de los ETF (ver por ejemplo artículo en la revista Funds People de Diciembre 2010). En dicho artículo comentaba, entre otras cosas, las diferencias entre los ETF de réplica física y los de réplica sintética, y destacaba el riesgo de contrapartida que estos últimos tienen (ver Nota). No obstante, existen medidas para mitigar dicho riesgo, como limitar la exposición a cada contrapartida (generalmente en un máximo del 10% de los activos del ETF) y exigir colateral (suele ser una combinación de activos cotizados y efectivo) para poder ejecutar en caso de default.

Otra de las críticas comunes de los “anti-ETF” es que algunos fondos no replican con exactitud la rentabilidad del índice de referencia, generando el conocido como “tracking error”. Es cierto que algunos ETF de réplica física (por ejemplo aquellos referenciados a índices con muchos componentes y liquidez limitada como el MSCI Emerging Markets o el Russell 2000) deben recurrir a estrategias de optimización, lo cual genera diferencias de rentabilidad con el índice, pero en la mayoría de ETF dichas diferencias no suelen ser superiores al 0,25% anual. En el caso de los ETF inversos y apalancados los desajustes son mayores, pero ello es debido al efecto de los rendimientos compuestos (el inversor debe tener en cuenta que dichos ETF sólo aseguran la rentabilidad prevista diariamente).

En definitiva, conviene que el inversor no se deje llevar por mensajes alarmistas (tan comunes en estos malos tiempos que corren) y analice objetivamente los pros y contras de los ETF (o de cualquier otro producto de inversión). Y si obtiene buenos resultados, no olvide que en UBS hay una plaza de trader libre.

Nota: Para quienes no estén familiarizados con la estructura interna de un ETF de réplica sintética, hay que tener en cuenta que para obtener la misma rentabilidad que el índice de referencia (por ejemplo el S&P 500), el gestor del ETF cierra acuerdos de swap con diferentes entidades (el gestor del ETF intercambio efectivo contra la rentabilidad objetivo). El riesgo de contrapartida surgiría en el caso de que alguna de estas entidades no cumpliría con su parte (lo que supondría que el ETF perdería valor en el mercado).