A favor del dólar

bertrand
Cedida

El período 2011-2012 se han caracterizado por ser, entre otras cosas, el período de menor  volatilidad entre divisas desde el final de los años 70. Las intervenciones de los bancos centrales y manipulaciones en los mercados han provocado una subida de las correlaciones, relegando los fundamentales a un segundo plano. La buena noticia es que desde hace unos meses los mercados y las economías han comenzado a descorrelacionarse de nuevo.

 

 

 

Una gran pregunta que muchos se hacen es hacia donde apunta la tendencia del euro de los próximos años. Es una pregunta difícil de contestar, un juego binario, un rojo-negro en el casino. Históricamente las tendencias en el dólar han sido tendencias a largo plazo (mas de 10 años). ¿Qué ha sido de ese extremo del péndulo con un dólar que cotizaba a 0,83 Euros en el año 2000? Nos fuimos al otro extremo cotizando a 1,59 en el 2008 post quiebra de Lehman. ¿Cuál va a ser la tendencia en los próximos años? A corto plazo nadie lo sabe. De los pronósticos que hay en el mercado la mitad acertarán y la otra mitad erraran en sus predicciones. Nosotros vamos a tratar de dar un esbozo de lo que consideramos, son los aspectos más relevantes que conducirán a las monedas en el futuro y que cada cual saque sus conclusiones.

En EE. UU., el efecto del QE ha provocado que la riqueza de las familias norteamericanas se sitúe en un techo histórico (72 Trillones de USD), y eso tiene un impacto importante en una economía basada en un 68% en el consumo. Bernanke estuvo muy acertado al no empezar la reducción del QE en octubre, como esperaban la mayoría de analistas, porque era consciente del  “circo” político que se estaba fraguando en Washington en tono al techo de deuda. La pregunta no es ¿si habrá o no un final al QE? , sino ¿cuándo? Janet Yellen actuará en respuesta a los datos económicos de los próximos meses. Nosotros apostamos por el segundo trimestre 2014. El inicio del conocido como “tappering” debería ser un factor positivo para el dólar.

En términos de déficit, en EE. UU. la reducción ha sido significativa pasando de un máximo de 10% del PIB en 2009 al 4% para este año. Con el nivel de impuestos en Europa, se antoja difícil reducciones drásticas de déficit. Los tratados europeos no permiten aplicar un QE a la americana. Hay expertos que consideran que la solución europea pasa o por quitas de deuda (¿Portugal?) o por inflación (no parece que sea el caso de momento). Esto es obvio que es una situación negativa para el euro.

La extracción del gas de esquisto (“fracking”) tiene un papel importante en la reindustrialización de EE. UU.  Mientras nosotros los europeos importamos nuestro gas a alrededor de 12$ y a Japón le cuesta 18$, EE. UU. esta ahora produciendo gas de esquisto a menos de 4$ por “ gallon”. La extracción de gas en la actualidad en EE. UU. sería el equivalente, en términos de energía, a una producción  de 23 millones de barriles diarios (mayor que la producción Rusa). Este efecto supondrá que se convierta en un exportador neto de gas. Tienen margen de sobra para aplicar impuestos tanto al  consumo como a la exportación de dicho gas y esto ayudará en la reducción del déficit sin restar competitividad. Esto debería ser positivo para el dólar.

En Europa, la situación es bien diferente. Si bien parece que la zona euro ha tocado fondo, los déficits y el paro son un problema generalizado en mayoría de los estados miembros. La deuda pública ha llegado a niveles insostenibles  y en países como España o Italia, no vemos gobiernos con el coraje suficiente como para reformar estructuralmente el coste de las administraciones públicas. Y qué decir de Francia donde la ceguera o ineficiencia del gobierno hace que sigan como en los últimos treinta años , asfixiando bajo impuestos a unos para seguir comprando votos de otros a través de un gasto social insostenible. Es importante recordar que Europa representa el 7% de la población, el 25% del PIB  el 50% del gasto social mundial.

El banco central europeo después de la rebajas de tipos y programas LTRO, ve que la maquina no termina de arrancar y ya ha pronunciado las temidas palabras “fuerzas deflacionistas”. Mientras  que las palabras de Draghi en Junio 2012 fueron suficientes para estabilizar la zona euro, pensamos que de aquí en adelante, tendrá que actuar. El Panorama económico europeo pinta negativo para el euro.

Al margen de la situación económica, esta la política. Tenemos elecciones europeas en primavera del 2014, y el temor en Bruselas es que la mayoría de votantes  europeos utilicen esa cita electoral como voto de castigo, posicionando votos en los extremos. Hollande, presidente moribundo con un 22% de opiniones favorables, sabe que si los datos de paro no mejoran, el Frente Nacional liderado por Le Pen será la fuerza más votada en Francia. Sería una paradoja que Francia tenga como mayor representación en el parlamento europeo a un partido que reclama la salida del euro y la recuperación de la soberanía de los estados. A corto plazo, solo un caída pronunciada del euro podría dar un balón de oxigeno a la economía francesa y así mejorar sus datos, antes del temido escrutinio. Y no es poca la presión que ejerce Paris sobre el banco central europeo. El Panorama político europeo pinta negativo para el euro.

En resumen, los diferenciales de inflación (0,7% para la zona euro y 1,4% para EE. UU.), de crecimiento y salida del ciclo de QE, de competitividad e independencia energética y de margen para bajar los déficits están a favor de EE. UU. y favorecen al dólar. Lo que falta ahora es que los políticos de Washington empiecen a trabajar para el interés comun. Pero en eso, tampoco, nosotros los europeos, podemos dar muchas lecciones.