Regla del 120: ¿Tiene sentido decidir lo que se invierte en bolsa en función de la edad?

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AJC1, Flickr, Creative Commons

En el mundo del asesoramiento financiero siempre se ha tendido a recomendar a los inversores destinar una mayor una proporción a la inversión en bolsa cuando se es joven e ir reduciéndola a medida que uno va cumpliendo años. De hecho, existe una regla que incluso facilita calcular el porcentaje exacto que se debe destinar al mercado de renta variable en función de la edad que tenga cada inversor. Se la conoce como regla del 120 y su fórmula es de lo más sencilla ya que se trata de restar 120 a la edad de cada persona y el resultado será la parte de la inversión que debe estar en bolsa. Por ejemplo, alguien que tenga 30 años debería invertir un 90% en bolsa, alguien de 50, un 70% y un inversor de 70 años, un 50%.

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Fuente: ING

Sin embargo, como sucede con todas las reglas, ésta también presenta muchas excepciones. Más teniendo en cuenta que es un regla concebida para quien invierta a plazos muy largos ya que está pensada sobre todo para calcular el ahorro que tenga como fin la jubilación. “La regla del 120 está bien como concepto general en cuanto a la idea de que si eres joven te puedes permitir tener más riesgo porque en una cartera de bolsa a plazos largos ese riesgo tiende a reducirse”, afirma Paula Satrústegui, directora de planificación financiera de Abante.

De hecho, son muchos los estudios que muestran como resulta mucho más rentable estar siempre invertido en bolsa que hacer market timing, cuando no se tiene suficiente conocimiento financiero para ello, y siempre que se tenga un horizonte de al menos medio o largo plazo. Uno de esos ejemplos lo ha dado JPMorgan AM que ha calculado la rentabilidad que ha dado una inversión de 10.000 euros entre 2002 y 2017 en el MSCI Euro. Quien estuviera siempre invertido habría obtenido una rentabilidad del 4,03% anualizada pero si ese inversor se hubiera perdido las 10 mejores sesiones de mercado habría perdido un 0,78% anual.

Sin embargo, en la regla del 120 no se incluye lo que en el mundo de las finanzas se conoce como Behavioural Finance, que es el impacto que las emociones tienen en la inversión y que no es siempre constante ya que el perfil de riesgo y los objetivos de una inversión cambian en cada etapa de la vida. BBVA explica en su web que el riesgo que un inversor puede asumir varía mucho en función de su horizonte de inversión “si la jubilación se encuentra a tres décadas vista, lo aconsejable es adoptar un perfil de riesgo decidido que busque maximizar la rentabilidad y batir holgadamente a la inflación sin preocuparse demasiado de los vaivenes del mercado”.

Sin duda, eso es lo ideal pero la realidad es que como apunta Satrústegui, “hay gente que no está preparada para asumir que el mercado caiga un día un 3% y ese tipo de personas quizá no debería invertir nada en renta variable, independientemente de su edad. “Nosotros más que por la regla de 120 nos inclinamos más por una planificación por objetivos para buscar carteras para cada perfil de inversor independientemente de la edad que tenga”, concluye esta experta. Y no son los únicos ya que en el último año cada vez son más los asesores y entidades financieras que están optando por una planificación patrimonial basada en los objetivos que tenga cada cliente.