España, transformaciones económicas, financieras y sociales

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Escribe Emilio Ontiveros, Presidente de Afi, Analistas Financieros Internacionales. 

Este libro es una celebración y un testimonio. Los treinta años que transcurren a partir de finales de 1987 definen la edad de Analistas Financieros Internacionales (Afi), pero también el período de transformaciones más intensas en la economía global y en la española. Esta empresa asumió como misión principal la de interpretar lo que ocurría en esos entornos e incorporar su resultado en sus trabajos de asesoramiento, consultoría y formación, con especial atención a los operadores en nuestro sistema financiero.

De esa observación hemos tratado de dejar constancia en las páginas que siguen, comprensivas de los aspectos más destacados que han definido la evolución económica y financiera en las tres últimas décadas. Una pretensión ciertamente ambiciosa. En primer lugar por la complejidad del período, tanto en la esfera internacional como en la directamente española. En segundo, porque el empeño lo hemos llevado a cabo con los propios profesionales de Afi, distantes del equipamiento analítico propio de los historiadores de la economía y de las finan- zas. Pero sobre ambas aparentes limitaciones se ha impuesto la pretensión de que sea una visión propia, aunque sujeta al rigor que un análisis de esta naturaleza ha de satisfacer.

Ha sido esa condición privilegiada de testigos de excepción del período objeto de descripción, la que hemos tratado de poner en valor en los distintos capítulos de la obra. Y la razón fundamental no es otra que la de habernos encontrado determina- dos en gran medida por las muy trascendentales alteraciones que ese entorno ha ido deparando en estos años. Hemos sido siempre conscientes de que estábamos viviendo momentos de significación muy especial en la conformación de nuestro objeto de trabajo, la economía y las finanzas. Conscientes, en definitiva, de la complicidad de esa realidad cambiante en el éxito de nuestro proyecto. Siempre he reconocido que una de las condiciones necesarias, aunque en modo alguno la única, para que prospere un proyecto empresarial es contar con un grado suficiente de complicidad del entorno: la tendencia es tu amiga suelen afirmar los inversores, y en nuestro caso ha sido un hecho que creo hemos sabido aprovechar, adaptándonos a las muy cambiantes definiciones de la demanda, incluida una intensidad técnica y tecnológica que hemos incorporado en todo momento mediante la preservación de la curiosidad como un valor de la empresa, pero también a través de la incorporación del mejor capital humano.

En realidad, no es la primera vez que celebramos un aniversario con una crónica analítica del período correspondiente. Son varios los libros que dejan constancia de esa pretensión por analizar lo ocurrido, de sistematizar la experiencia vivida. En cierta medida este ejercicio a modo de crónica encuentra fundamentos en las frecuentes comparecencias en medios de comunicación de nuestros profesionales desde el inicio de la andadura de nuestra empresa.

Cuando Afi nació, a final de 1987, la economía española aceleraba su adaptación a las exigencias de integración supranacional determinadas por la reciente adhesión a las intuiciones europeas. Las empresas, las entidades financieras, las instituciones públicas trataban de satisfacer esas nuevas condiciones de homologación, no solo formal, a un entorno más abierto y competitivo. La adaptación, en efecto, no solo fue normativa, sino también de comportamientos, de estrategias de todos los agentes económicos relevantes. La relevancia de estos últimos es tanto mayor cuanto más intensas eran las trasformaciones en la propia realidad económica y financiera internacional mas allá de lo ya suficientemente significativo que estaba ocurriendo en Europa. La dinámica de integración trascendía al espacio inmediato, la globalización alcanzaba su mayor extensión e intensidad de la mano de un progresivo proceso de liberalización y desregulación.

En ese contexto tuvo lugar la canalización de las actividades que estábamos llevando a cabo quienes echamos a andar el proyecto de esta empresa. Provenientes de la actividad académica, de nuestros trabajos en la UAM, intuimos que aquella realidad de mediados de los ochenta ofrecía algo más que un banco de pruebas para lo que estábamos estudiando y enseñando: la oportunidad de participar más activamente en esa dinámica de transformación, ya fuera como actores muy secundarios. Especialmente asociada a la modificación del escenario en el que el sistema financiero estaba operando: a su obligada modernización y adaptación operativa a las nuevas exigencias del entorno internacional.

Ese fue el empujón. Y quien lo dio fue una sociedad mediadora en el mercado monetario español, Gesmosa, al ofrecernos la posibilidad de trabajar con ellos en ese empeño adaptativo de sus socios, una veintena de cajas de ahorros. Sus principales responsables, Luis Mira y Javier Soriano han de ser recordados como generosos detonadores de la creación de lo que sería Afi. Confiaron en que podríamos ser útiles en ese necesario proceso de adaptación de algunas de las entidades financieras y de la capacitación de sus profesionales a la necesaria extensión internacional de sus actividades, en la introducción del negocio de extranjero y de las actividades consecuentes con la ampliación del marco competitivo que se conformaba en el sistema financiero español. Las cajas de ahorros en su conjunto consiguieron avanzar en su modernización y en un crecimiento que en algunos casos fue excesivo, e insostenible cuando la crisis financiera internacional se desencadenó con toda su intensidad. El reconocimiento a aquellas cajas de ahorros hemos de hacerlo no solo por confiar en nosotros, sino por tolerar la ampliación de nuestra oferta a otros sectores y a otros operadores en el sistema financiero, bancos, compañías de seguros y gestores en los mercados de valores. También por entender la necesidad de que Afi terminara configurándose como una sociedad de socios en la que los profesionales, hasta los 25 actuales, fueran los únicos propietarios de la compañía. Ese tipo de organización ha permitido un gobierno de la empresa adecuado a la generación de valor, a la definición de atractivos suficientes para los más de 130 profesionales que hoy la integran.

Como no podía ser menos, este libro da cuenta de lo que ha ocurrido en el sistema financiero español en estos treinta años, pero también en el conjunto de la economía española y en el de su entorno relevante. Tras la revisión de la economía internacional en estos años, el resto de la obra se centra en la economía española y en su sistema financiero. Sus autores son conocedores de los ámbitos que abordan, donde ejercen diariamente su profesión. La utilidad de este modesto ejercicio de revisión histórica la hemos encontrado en primer lugar nosotros mismos, pero también confiamos en que la capten nuestros alumnos de la Escuela Afi y aquellos clientes con la curiosidad suficiente para contrastar episodios singulares con sus propias vivencias. Ojalá hayamos satisfecho algunas de esas pretensiones.

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