El impacto diferencial de la pandemia en la economía española: ¿por qué impacta más en nuestro PIB?

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David Goehring, flickr, Creative Commons

Artículo escrito por Gonzalo Garcíadirector de economía del área de Análisis Económico y de Mercados de Afi.

La pandemia es un choque catastrófico para toda la economía global. Las medidas que han adoptado los gobiernos para frenar su extensión, incluyendo restricciones drásticas a la movilidad, tanto locales como internacionales, paralizan la parte de la economía que funciona con el contacto entre personas. En esta primera fase se trata de un choque de oferta junto con un choque de demanda, porque los hogares reducen su gasto y las empresas dejan de invertir. No obstante, a medida que pasa el tiempo el choque deprime la demanda agregada de manera más persistente y con especial incidencia en sectores como el comercio, la hostelería, la cultura y el ocio o el turismo.

Después de unas primeras semanas de incertidumbre radical, ahora contamos con más visibilidad respecto al impacto macroeconómico de la pandemia. Según las estimaciones de Afi, el PIB global caerá un -3,2% en 2020 para rebotar en 2021 un 6%. Las economías desarrolladas experimentarán una caída mayor, de entre el -5,5% y el -10%, con crecimiento significativos el año siguiente que, en ningún caso permitirán recuperar toda la producción perdida durante este año. La caída del empleo, que está siendo espectacular a tenor de los datos más recientes, será, en términos anuales, menor que la del PIB, gracias a la utilización de mecanismos de reducción temporal de la jornada laboral similares a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo en España. Aun así, las tasas de paro en todo el mundo van a subir de manera notable y se tardará tiempo en que el mercado de trabajo reabsorba a todos estos trabajadores.

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Dentro de los rangos de estimaciones del impacto macroeconómico, España se encuentra entre las economías con un daño más catastrófico. La principal causa de esta exposición diferencial a la pandemia es el peso en la estructura productiva española de los sectores más golpeados por la caída de la demanda. Como se observa en el gráfico, España tiene, entre las principales economías, el peso más elevado del sector de Hostelería y restauración en el valor añadido bruto y también los mayores ingresos por exportaciones de servicios turísticos en relación al PIB. Además, la rápida expansión de los contagios en nuestro país ha hecho que el confinamiento sea de los más restrictivos, como se observa en la caída de los datos de movilidad.

Así, estimamos que la caída del PIB español en 2020 podría alcanzar el -8,9%, que daría paso a un repunte de 6,2% en 2021. No obstante, la pérdida neta de PIB a finales del año que viene seguiría siendo muy significativa, superando el 6% respecto al nivel de 2019. Ya hemos tenido un primer indicio de la magnitud de este efecto sobre la actividad real con el primer avance de la contabilidad nacional del primer trimestre, que muestra una caída de -5,2% en el PIB respecto al cuarto trimestre de 2019. Esta cifra implica que durante las dos semanas de confinamiento de marzo el PIB se redujo en torno a un 40% respecto a su nivel pre-pandemia.

El impacto se ha dejado sentir ya en el mercado de trabajo. Con los registros de afiliación a la Seguridad Social, la pérdida de empleo desde el 15 de marzo ascendería a casi un millón de trabajadores. No obstante, la pérdida de horas de trabajo efectivas es mucho mayor, si añadimos a los más de 3 millones de trabajadores que están sujetos a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo con reducción parcial o total de su jornada de trabajo. En cuanto a la tasa de paro, el ligero aumento que muestra la Encuesta de Población Activa del primer trimestre (hasta el 14,4% de la población activa) se acentuará en el segundo trimestre. Nuestra previsión es que la tasa de paro media de 2020 acabe por encima del 19%, lo que supondría un retroceso de casi cuatro años en el proceso de reducción del desempleo tras la crisis anterior.

Más allá del fuerte impacto durante el confinamiento, el daño diferencial de la pandemia en la economía española se hará patente en el tercer trimestre, debido a la caída casi total de las llegadas de turistas extranjeros durante el pico de la temporada turística. Estimamos que los turistas extranjeros no podrán acceder a nuestros destinos turísticos hasta julio, al menos, debido al cierre de fronteras y a la dificultad de utilizar el transporte aéreo en condiciones de seguridad sanitaria. Para el conjunto de 2020, estimamos una caída del 60% en los ingresos por exportación de servicios turísticos.

Por último, la profundidad del impacto en la producción y el empleo hará que el aumento del déficit y de la deuda públicos sea elevado. Nuestra previsión apunta a un aumento del déficit del conjunto de las Administraciones Públicas hasta el 10% del PIB, desde el -2,8% con el que cerró 2019. Junto con la caída del PIB nominal, esta subida del desequilibrio financiero público llevará la ratio de deuda pública sobre el PIB al entorno del 115%, casi 20 puntos por encima del registro actual.

En definitiva, el peso del turismo y de las actividades económicas que implican contacto entre personas en nuestra economía va a amplificar las consecuencias de la pandemia. Apenas siete años después de comenzar a salir de la larga crisis de 2009-2012, la economía y la sociedad española enfrentan una nueva y difícil prueba.