Activos alternativos: qué son exactamente

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Artículo escrito por Ignacio Astorqui Nebreda y Pablo Aumente Gómez, analistas de inversiones de Afi. ​

Con este articulo iniciamos una serie que tiene como objetivo explicar qué son los activos alternativos y exponer sus características más relevantes.

Lo primero que cabe señalar es que no existe una definición consensuada y específica sobre esta tipología de activos. Una opción sería definirlos por exclusión, es decir, todo aquel activo salga del universo de los tradicionales. Sin embargo, y siendo conscientes de que son muchos los atributos que se pueden utilizar en la definición de activo alternativo, consideramos que se puede considerar como tal aquel que cumple estas dos características (*):

  • Reducida correlación o alto poder de diversificación frente a los activos tradicionales (renta fija y renta variable cotizada, especialmente).
  • Menor liquidez, como consecuencia de que es habitual que estos activos no se negocien en mercados públicos.

Como ejemplo y a modo de introducción, señalamos tres activos que cumplen una o las dos características nombradas

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Los activos alternativos todavía cuentan con una presencia limitada en las carteras de los inversores, especialmente los europeos. Una de las principales razones puede ser, como se pone de manifiesto en la encuesta que desarrollamos el pasado año (Afi y Aberdeen, 2019), por el menor conocimiento que existe sobre sus características.

Otra es la elevada dispersión de resultados entre gestores (muy superior a la registrada en activos tradicionales), lo que dificulta aún más su implementación en carteras, dada la importancia de la correcta selección del gestor y/o del fondo.

Dispersión de resultados entre gestores por tipo de activos y estrategias

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Fuente: Afi a partir de JP Morgan Guide to alternatives

(*) “Inversión en activos alternativos”. Afi y Aberdeen Standard Investments. 2019.

 

Sin embargo, consideramos que, a medida que pase el tiempo y se incremente el conocimiento de la inversión entre los inversores, se irá elevando su peso en las carteras. El actual contexto económico y de mercados hace necesario buscar nuevas fuentes de rentabilidad y riesgo. No cabe duda que nos encontramos ante un escenario de rentabilidades esperadas decrecientes en los activos monetarios y de renta fija. La debilidad del ciclo económico y otros factores como el envejecimiento de la población o el elevado grado de endeudamiento a nivel mundial, hacen prever que este escenario se prolongará durante un largo periodo de tiempo.

Pero la conveniencia de valorar la inclusión de los activos alternativos no es exclusivamente de carácter coyuntural. Y es que, la inversión en estos activos, gracias a su poder de diversificación y mayores expectativas de rentabilidad, mejora el binomio rentabilidad–riesgo de la cartera. Por ello se justifica incluirlos en el universo de inversión de forma estructural.

Prueba de ello es el sustancial aumento del volumen activos alternativos gestionados y la consiguiente oferta creciente de fondos de inversión a nivel mundial. Y esto es posible gracias al desarrollo de los mercados de capitales, especialmente en Europa, donde la excesiva bancarización había limitado la vehiculización de este tipo de inversiones.

En sucesivas publicaciones se explicarán los activos que se detallan en la siguiente tabla, y que dividimos en tres grandes bloques en función de la naturaleza del activo: deuda, capital y activos reales. Además, se incluye una categoría adicional para aquellos activos con características propias no asimilables al resto de bloques.

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