Estilo Responsibility: un paso decisivo en la gestión de carteras

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Imagen cedida

El estilo Responsibility es una nueva manera de afrontar la gestión de carteras en el ámbito financiero. Introduce la responsabilidad con el bien común, como criterio de selección, acompañado de un riguroso control técnico del riesgo.

Situar la responsabilidad en el corazón de los mercados de capitales, que mueven diariamente ingentes cantidades de dinero, es una propuesta de gran alcance y eficacia en el crecimiento y desarrollo del bien común y, por tanto, del auténtico bienestar.

Como sabemos, la responsabilidad es la capacidad de toda persona de dirigir su libertad hacia lo bueno, verdadero y bello. En el caso de la inversión financiera, es la capacidad de tomar como criterio prioritario de inversión el bien de todos y de cada uno (el bien común) y, en concreto, fijarnos en uno de los aspectos que más contribuye a éste, como es la generación de puestos de trabajo.

De esta manera tan sencilla, priorizamos en el ámbito de la inversión financiera el trabajo al capital. Este importante matiz puede hacer cambiar de una forma muy significativa el panorama financiero, tan expuesto a la codicia y a la ilegalidad. El trabajo es tremendamente edificante y vital en el desarrollo de las personas y de la sociedad.

Esta nueva propuesta de gestión de carteras, de cómo redireccionar los flujos de capital hacia el bien común, haciendo hincapié en la generación de puestos de trabajo, tiene que generar escuela, tiene que promover una nueva manera de invertir. En definitiva, un cambio de actitud en los mercados financieros.

La metodología de inversión es muy sencilla. Combina un innovador criterio de selección ética en las inversiones de capital con un riguroso y contrastado método de control de riesgo en la gestión de carteras (sobre todo en lo que hace referencia a valores con una marcada tendencia alcista y que cotizan en máximos -esta suele ser la situación habitual de las acciones de las compañías en expansión y que están generando nuevos puestos de trabajo-).

Como uno de los objetivos prioritarios del nuevo estilo de gestión será la preservación de capital, los niveles habituales de inversión en los que nos moveremos será aproximadamente del 70 % en renta fija y del 30 % en renta variable.

Sumando este objetivo prioritario de preservar capital, más el de contribuir al bien común, pensamos que la nueva propuesta en gestión de carteras Responsibility va a tener muy buena acogida entre los inversores privados e institucionales, tal y como estamos contrastando.

Inversión y responsabilidad

Cuando uno dispone de un cierto capital para invertir, debe de ponderar y analizar cómo emplearlo en alguna actividad económica que, además de producir un beneficio, coopere de la manera más amplia posible al bien de toda la sociedad.

En efecto, puede decirse que las inversiones de capital –tanto realizadas por los profesionales de la empresa o de las finanzas como las que llevan a cabo cualquier persona (en valores bursátiles, depósitos, etc.)– contribuyen en mayor o menor medida al bien común (desarrollo económico, creación de puestos de trabajo…) a través de los mecanismos financieros normales. Cuanto mayor sea el capital del que se dispone, mayor es la responsabilidad de hacerlo rendir, ya que es más importante la contribución al bien común que está en juego.

Hay que tener una preocupación constante por invertir el propio capital en actividades que contribuyan más directamente al desarrollo social y económico –por ejemplo, la creación de puestos de trabajo-, o que favorezcan directamente a la mejora de nuestra sociedad, como puede ser la educación, la cultura o unos medios de comunicación rectamente gestionados.

En el supuesto en que la actividad financiada sea honesta, la inversión de capital no sólo es lícita en sí misma, sino que contribuye al bien común haciendo realidad el destino universal de los bienes. Por ello, a la hora de invertir, y en condiciones de rendimiento semejantes, es importante decantarse por aquellas empresas que favorezcan en mayor medida el bien común (por las actividades que desarrollan o por las áreas geográficas en que actúan). Antes de recomendar una inversión, es importante informarse sobre la licitud de las actividades que desarrolla la persona o empresa que se va a financiar.

Nuestro trabajo como asesores de inversión, además de aportar un valor técnico, debe aportar un valor ético. Para ello, debemos estar atentos a no recomendar asuntos como:

A) Empresas farmacéuticas que fabriquen productos no respetuosos con la dignidad de toda persona.

B) Editoriales que publiquen libros o periódicos que atenten contra la libertad de todos y cada uno de los ciudadanos.

C) Fábricas que perjudican gravemente el medioambiente o provocan otro tipo de injusticias.

D) Empresas relacionadas con productos que puedan tener un uso peligroso y los distribuyan sin las debidas cautelas (por ejemplo, armas o medicinas que puedan ser utilizadas como drogas), etc.

Estilo Responsibility

Responsabilidad es más que sostenibilidad. El que es responsable al invertir, está siendo a la vez ético, sostenible y solidario.

Lo más noble que puede hacer una empresa es ganar dinero, porque de esta manera está garantizando el trabajo futuro de sus empleados. Lo más grande que puede hacer una empresa es ganar dinero generando nuevos puestos de trabajo. Por eso, en el ámbito de la inversión, el que es responsable consigo mismo y con el bien común es aquel que invierte en empresas que desarrollan actividades éticas y sostenibles y, a la vez, contribuye al bien común generando puestos de trabajo. Esto es el estilo “Responsibility”: en qué invertimos, cómo invertimos y con qué intencionalidad invertimos.

Por todo ello, el gran reto que tienen los gestores de carteras e inversores es ir implantando el estilo Responsibility en toda la actividad inversora, incluso promoviendo vehículos de inversión (sicavs y fondos) que sean el reflejo de la aplicación práctica de este nuevo y constructivo estilo de gestión.