“En mi opinión, será decisivo para ampliar la regulación de la inversión colectiva a los hedge funds. No desaparecerán pero pasarán a ser regulados como unas IIC más”, asegura Fernando Zunzunegui, especialista en derecho financiero y presidente de FIN-USE, un grupo de expertos en servicios financieros de la Comisión Europea.
Asesores del presidente electo de Estados Unidos, Barak Obama, congresistas estadounidenses, representantes de los gobiernos de Italia, Francia y Alemania y varios eurodiputados han abogado, en las últimas semanas, por exigir una mayor transparencia de los hedge funds. Un grupo de trabajo de IOSCO, compuesto por los reguladores de Reino Unido e Italia, presentará sus conclusiones sobre regulación de hedge funds en febrero. El G-20, en su reunión de abril, podría empezar a perfilar el nuevo mapa normativo que regirá la actividad de los gestores alternativos.
Asesores jurídicos y gestoras alternativas están convencidos de que el entorno normativo cambiará, pero no hay consenso en si se tratará, efectivamente, de una mejora. La estafa de Madoff ha puesto en evidencia también la labor de los supervisores estadounidenses, incluyendo a la SEC, que son objeto de críticas por parte de inversores afectados y analistas.
La propia habilidad de los inversores institucionales queda en entredicho. Algunos inversores cuestionan la efectividad del trabajo de los analistas y selectores de fondos. El marketing, los datos de rentabilidad y las habilidades sociales de Madoff sirvieron para colocar sus productos en fondos de fondos y bancas privadas de todo el mundo.
Aunque la exposición de los fondos españoles a los productos de Madoff sea relativamente baja, el futuro de los fondos de fondos nacionales puede quedar en entredicho. “En España según están las cosas, perderán buena parte de su atractivo y de sus partícipes. Pero lo peor será para la banca privada, muy golpeada por los casos Lehman y valores islandeses. Será difícil que el Santander mantenga su marca Banif”, comenta Zunzunegui.