Un gran paso para Grecia... un pequeño paso para la eurozona

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Dalibor Tomic, Flickr, Creative Commons

Ocho años después de que Grecia empezara a emitir señales de alarma, empiezan a verse destellos al final del túnel. Esta semana, la UE cerraba oficialmente el procedimiento de déficit excesivo del país, aplicado en 2009 al exceder su déficit público la barrera del 3% del PIB griego (en aquel entonces, llegó a alcanzar el 15,1% del PIB). Entre medias, el país se ha expuesto a tres rescates, una reestructuración de la deuda, varias crisis políticas de calado e incluso a ser el primer país desarrollado de la historia en ser degradado a emergente (así lo categorizó el proveedor de índices MSCI en 2013).

“Grecia ha hecho un progreso sustancial en desenredar sus desequilibrios económicos (es decir, consolidación y devaluación interna), aunque con constes muy elevados para la sociedad”, comenta sobre este logro Hans Bevers, economista jefe de Degroof Petercam.

El experto comenta que “el crecimiento económico se ha reanudado modestamente”, pero subraya los retos que sigue teniendo pendientes el país: “Finanzas públicas vulnerables, una evasión fiscal significativa, balances poco sanos en el sector privado y obstáculos estructurales a la inversión”, amén del hecho de que “la deuda pública todavía parece insostenible en una perspectiva a largo plazo”. El experto afirma en base a estas observaciones que “parece necesario hacer más para resolver el problema, incluyendo un alivio total de la deuda”.

Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, recuerda que, además de tener deberes pendientes, Grecia es en sí misma una tarea a resolver en el seno de Europa: “Ha desbloqueado los fondos del rescate (bloqueados en enero) tras la recomendación de la Comisión Europea de sacar al país del procedimiento de déficit excesivo, pero todavía soporta una deuda de más del 179% del PIB.  De hecho Alemania ha facilitado la flexibilización monetaria, habiendo permitido a Grecia refinanciarse”, observa el experto.

François Raynaud, gestor de Edmond de Rothschild AM, también considera que el cierre del procedimiento de déficit excesivo “es más una confirmación formal de los esfuerzos realizados por Grecia que un punto de inflexión”. Es decir, que es la constatación de que el déficit fiscal ha caído por debajo del 3%, junto con la previsión de la UE de que disminuya la relación deuda pública/PIB, un escenario que “se apoya en una hipótesis optimista de mantener el superávit primario en el 3,5% del PIB hasta 2022”.

Raynaud recuerda que Grecia “sigue bajo la supervisión de la UE y todavía depende de la voluntad política”. En su opinión, es precisamente esta situación “la razón por la que las consecuencias de las elecciones alemanas son más importantes”. Se refiere a que la formación de una coalición en la que pueda participar el partido liberal FDP podría tener un impacto directo sobre el futuro de los griegos: “El partido está en contra del fortalecimiento de la eurozona y es reacio a ayudar a los países periféricos”. No obstante, el experto considera que “esta posición debería moderarse, por la visión opuesta de los verdes y porque no se puede excluir completamente que los dos partidos no puedan conciliarse y puedan obligar a Angela Merkel a cortejar al SPD”.