Todo empezó en julio de 2014. Este es el gráfico más importante

Kamil Molendys, Unsplash

Por Daniel Suárez, fund manager de Gestión del Ciclo FI (Gesiuris Asset Management)

 

El mes de julio de 2014 ha marcado un antes y un después en la dinámica del ciclo global, siendo el epicentro de los bruscos movimientos que estamos observando en los mercados financieros en los últimos meses. Un epicentro con las siguientes coordenadas: julio 2014; dólar +15%; petróleo -60%.

 

Con un movimiento de tal magnitud en dos variables financieras claves para el ciclo global, el impacto sobre este último solo era cuestión de tiempo. Veamos con detalle cómo se ha filtrado este brusco movimiento a las diferentes placas tectónicas de la economía global. Concretamente en el bloque emergente y, sobre todo, las segundas derivadas que están llevando a EEUU al borde de un serio enfriamiento de su economía.

 

En el verano de 2014 nuestro análisis de la información adelantada del ciclo emergente ya alertaba de un estado de contracción. Las tímidas señales de mejora, con amagos de intentos de salida de ese cuadrante (ver gráfico), se vieron truncadas por el desplome de las materias primas, la apreciación del dólar y las expectativas de subidas de interés en EEUU. Ingredientes que pusieron la etiqueta de “venta” a los siguientes riesgos:

  • Países exportadores de materias primas.

  • Países con posiciones débiles en reservas (divisa).

  • Países con elevado endeudamiento en hard currency (dólar)

 

Si a estos ingredientes le sumamos la inesperada, y mal comunicada, depreciación del yuan tenemos el cocktailperfecto para presenciar una absoluta pérdida de confianza y venta masiva de activos emergentes. Un desplome en divisas emergentes, precios de bonos y mercado de acciones que podrían estar cerca de encontrar un suelo donde estabilizarse. Para ello será necesario que el vector EM (emergentes) del siguiente gráfico muestre alguna señal de cambio de tendencia. Un giro que, de momento, no estamos observando.

 

En EEUU, el impacto de la apreciación del dólar y caída del crudo ha pasado por dos etapas diferentes. La primera, de agosto a diciembre de 2014, donde el saldo neto del impacto fue positivo, tal como recoge una información adelantada de actividad profundizando en zona de expansión (ver gráfico). La segunda, desde diciembre de 2014 a la actualidad, con un impacto negativo, donde los efectos de “segunda ronda” están pesando sobre el ciclo económico.

 

 

Veamos con detalle cada una de las dos etapas y la situación actual en EEUU . La primera variable que se vio afectada, y negativamente, por la brusca apreciación del dólar fueron los nuevos pedidos, sobre todo los relacionados con sector exterior. En el gráfico inferior derecho se aprecia como en el mes de septiembre de 2014 el cociente entre los nuevos pedidos y los inventarios había caído, penalizado por una divisa que se había apreciado más de un 5% en apenas unas semanas.

 

En la otra cara de la moneda tenemos al consumidor, favorecido por el desplome del precio del crudo y la consecuente liberación de renta disponible. La recuperación del índice de confianza de la Universidad de Michigan, y la subida de la masa salarial real desde agosto hasta diciembre de 2014 compensaron, con creces, la debilidad de los nuevos pedidos y el lastre del tejido empresarial orientado al sector exterior.

 

Pero desde diciembre de 2014 el consumidor ha dejado de confiar, y la masa salarial real ha perdido aceleración . Deterioro que sugiere una filtración desde la primera capa del tejido industrial sensible a tipo de cambio (apreciación USD), al conjunto del sector manufacturero (enfriamiento ciclo global) y, por último, a las expectativas del consumidor (desaceleración ritmo creación de empleo). Un círculo vicioso que ha llevado a nuestro reloj del ciclo a situar en el cuadrante de contracción a EEUU.

 

 

Con este trasfondo, y con una inflación en EEUU que está por debajo del 1%, una subida de tipos de interés no parece muy razonable . Y no se trata de “salvar a los mercados” o de “la opción PUT de la Reserva Federal” para alimentar burbujas. Se trata de gestionar (1) el tensionamiento de las condiciones monetarias que está sufriendo EEUU desde julio de 2014 (apreciación global del USD) y (2) un shock externo (desplome de materias primas y tensiones en bloque emergente) que está afectando al ciclo global, y que empieza a filtrase al consumidor doméstico (vía desaceleración creación empleo).

 

Una estabilización de las materias primas, acompañado de una depreciación del USD sería la combinación ideal para la normalización de la política monetaria y los precios de los activos financieros de mayor riesgo (bolsa, emergentes). Pero recuerda que además de “esperar lo mejor” hay que estar “preparado para lo peor”.