Sobre bancos centrales

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Comenzamos el verano viendo algunos cambios en las autoridades monetarias. No hay grandes sorpresas. Los organismos siguen manteniendo la misma actitud y política, pero mientras la Reserva Federal o el Banco de Japón han acometido una expansión a través de la compra de activos, el Banco Central Europeoha optado por garantizar la liquidez con las operaciones de refinanciación a largo plazo (LTRO). Estas acciones han relevado la compra directa a niveles casi marginales.

Donde sí que podremos encontrar cambios a tener en cuenta es en la política de comunicación de los bancos centrales. Se pretende reducir la incertidumbre en los mercados y no comprometer la recuperación de las economías. Dejando atrás el habitual "we never precommit" de Trichet, el actual presidente del BCE, Mario Draghi, ha lanzado un mensaje más esclarecedor en el último Consejo de Gobierno de la institución, señalando que los tipos de interés "seguirán en los niveles actuales o inferiores durante un largo período de tiempo".

A pesar de que se intente una mayor transparencia en la comunicación, no es posible garantizar el éxito. Las políticas a tales efectos podrían fracasar por dos factores:

Por un lado la discrepancia en el seno de los propios bancos centrales. El proceso de retirada de estímulos monetarios transmite una profunda brecha entre los puntos de vista de los diferentes gobernadores de la Reserva Federal. En el caso europeo, las opiniones de Couré contrastan con las de Draghi, que intenta marcar una evolución en los tipos de interés.

Por otro, no se tiene clara la estrategia de salida a esta situación. Además de señalar el escenario de política monetaria, habría que dilucidar en la medida de lo posible cuál será el desenlace de ese predecible periodo con tipos de interés bajos: ¿inflación?, ¿crecimiento?

La lectura de las declaraciones de los bancos centrales se hace más necesaria que nunca al ser éstas el principal catalizador de los movimientos del mercado.