Siria, oro y la crisis de emergencia del dinero

La semana pasada sorprendió ver que no hubo vendedores en los mercados de oro y plata. De igual manera, en la plataforma de BullionVault, primaron los compradores, la apertura de nuevas cuentas fue la mayor desde el desplome de precios de abril y los depósitos de clientes no habían sido tan numerosos desde finales de junio, semana en la que el oro y la plata sufrieron su segundo gran desplome del año.

Desde esa segunda caída, la plata se ha revalorizado un 38% (máximo de la semana pasada). No se había movido tan rápido mes a mes desde septiembre del pasado año. El oro, ha experimentado menos movimiento, pero ha sumado un 20% desde el mínimo de finales de junio de 1.182 dólares la onza. 

Aun así, con dos meses enteros de este rally, las agencias de prensa y los analistas no dejan de decir que la razón para este salto es una sola: Siria. Algo que, si fuera cierto, sería una muy mala señal.

Hay que pensar en el marco más amplio. Por ejemplo, septiembre marca el quinto aniversario del colapso de Lehman Brothers. O, como muchos lo pintan, hace cinco años que explotó la crisis financiera. Pero lo que estos medios olvidan es que el estado de emergencia permanente en el que nos encontramos comenzó hace tiempo, cuando los políticos y los bancos centrales por fin abrieron los ojos ante el desastre que habían estado ignorando (a pesar de que ellos mismos habían contribuido a crearlo) y luego decidieron destruir el dinero con la esperanza de salvar el sistema. Pero Northern Rock ya había caído en el Reino Unido un año antes, la implosión de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos ya se estaba produciendo en las Navidades de 2006 y la "crisis", o el punto de inflexión en el que el camino futuro a la inestabilidad se decidiría, había empezado mucho tiempo atrás.

Lo de Lehman Brothers no fue el inicio, sino una consecuencia de algo que ya había comenzado. El "dinero fácil" ya había estado preparando el terreno durante cinco años antes de que los medios recogieran noticias sobre ello y solo cuando los grandes bancos sufrieron los mayores golpes de la historia parecieron darse cuenta. Los que, a riesgo de ser considerados unos lunáticos, compraban oro y plata a medida que los problemas se iban haciendo cada vez más grandes fueron en realidad los más listos y no se cansan de recordarlo.

De vuelta al presente y a la actual crisis de Siria, Sí, las inestabilidades geopolíticas pueden contribuir a dar soporte a los precios del oro y la plata durante momentos de extremo estrés. Es el caso de la invasión soviética en Afganistán de 1979. De lo contrario, los inversores occidentales tienden a ignorar los problemas en el extranjero y los metales preciosos se centran en asuntos monetarios en su lugar.

Por ejemplo, recordemos la invasión de Osetia del Sur en el verano de 2008 en la que el precio del oro no reacciono y siguió con su caída del máximo de por aquel entonces de 1.000 dólares la onza a medida que el colapso del crédito absorbió el aire del mercado de futuros de oro antes de destruir el surrealista balance general de Lehman Brothers.

El caso de Siria es un tanto diferente. Su telaraña de amigos, alianzas y enemigos de los enemigos es casi igual de azarosa que sus fronteras con Turquía e Israel. El empuje de occidente hacia una acción también surge cuando los responsables políticos han vuelto de sus vacaciones, con libros en la maleta sobre la Primera Guerra Mundial, para saberlo todo justo antes de su centenario.

Políticamente, nada fue inevitable sobre el desastre de la Primera Guerra Mundial. A nivel económico, hizo que los metales preciosos fueran demasiado valiosos para utilizar como dinero. Pero muchas otras tendencias monetarias ya estaban en juego antes de que el chófer del Archiduque Franz Ferdinand se pasará la salida en Sarajevo y fuera asesinado en al cruce del muelle de  Appel y Franzjosefstrasse. El estado de bienestar y la administración bancaria estatal necesaria para conseguirlo hacían del "dinero duro" (activos tangibles) algo imposible.

Casi 100 años después, en septiembre de 2013 también se cumplen dos años del máximo histórico del oro. ¿Están los 1.920 dólares la onza a la vez tan lejos y tan cerca? Tras registrar dos Fixes de Londres en 1.895 dólares la onza y 1.896 dólares la onza, el oro tocó ese máximo intradía el martes, 6 de septiembre de 2011.

Hoy nos encontramos un 25% por debajo de ese pico, lo que es mejor que casi el 40% por debajo en que nos encontrábamos al final de junio de este año. Pero obliga a poner esta recuperación veraniega en contexto.

¿Por qué se llegó al pico y por qué nos encontramos por debajo hoy? En pocas palabras, por la crisis. O, mejor dicho, la falta de ella. En el verano de 2011 se vivió el colapso de la deuda griega, que se difundió por Europa dando señales de alerta al resto de países de la Eurozona. A esto se sumó la bajada de la calificación de Estados Unidos y en conjunto fueron responsables de que se borraran las palabras "libre de riesgo" de la divisa de reserva mundial, sumiendo a las bolsas en un espiral de pérdidas. Para rematar, a finales del verano de 2011, varias ciudades de Inglaterra sufrieron jornadas consecutivas de vandalismo masivo. Los medios difundieron estos disturbios, alternando con noticias sobre la crisis financiera.

Tal estrés social es, afortunadamente, raro. Un estrés a nivel de inversión de estas características es más raro si cabe. Pero un seguro es lo que uno compra antes de que entren a robar en su casa (o tienda, o coche...). Entre finales de junio y septiembre de 2011, el precio del oro subió un 29%, saltando desde los 1.480 dólares la onza hasta esos breves 1.920 dólares la onza. Extrañamente, el oro ha experimentado un recorrido similar este verano también.

El oro ha saltado desde el mínimo de junio de 1.182 dólares la onza hasta recuperar un 20%. Pero después de la "crisis financiera" de 2007-2009, vino la "crisis de la deuda soberana" de 2010-2012. Y, claro está, que los problemas vienen de tres en tres...

El reciente rally del oro esté quizás queriendo avisar de que la crisis geopolítica actual puede ser peliaguda. SIn lugar a dudas, algo feo está ya ocurriendo en Siria.

*Artículo de Adrian Ash para BullionVault