Simulacro de pánico

Escribió Julio Camba en 1917 que para organizar la extinción de incendios de forma eficaz, los bomberos de Nueva York no solo ensayaban entre sí, sino que ensayaban también con el público… “El caso es asustar al público realmente, para saber, más o menos, cómo se conducirá en un momento de pánico. Si se le dice que se trata de una prueba, el público no se asusta, y el factor pánico sigue siendo una incógnita para los bomberos. Ahora el bien: el factor pánico…”

La crisis de la deuda en sus diferentes mutaciones va derivando en un proyecto de prueba y error, donde el factor pánico de los inversores marca las directrices de las actuaciones de los dirigentes. La última prueba ha sido mantener la “palabra” de quienes tranquilizaron al mercado diciendo que la quita de la deuda griega sería un caso aislado, lanzando una nueva modalidad de rescate: rescate haciendo participes de forma directa a los ahorradores, aplicando una tasa confiscatoria sobre los depósitos bancarios. Vamos directamente a buscar a quien tiene el dinero.

A la espera de que se negocie en el Parlamento de Chipre, en los últimos días hemos visto como el gobierno del país y la Unión Europea se han ido pasando la pelota de quien asume la responsabilidad de la parte más controvertida de la medida: gravar con un 6,75% los depósitos menores de 100.000 euros. Fuentes europeas señalan al recién elegido gobierno de Chipre ante su “compromiso moral” con los más ricos (por su apoyo electoral), y con los oligarcas rusos (por el apoyo económico del gobierno de Putin) a quienes pertenecen una parte importante de los depósitos de más de 100.000 euros. El Gobierno chipriota, por su parte, vende la medida como una imposición de Bruselas contra la que ha intentado negociar en los últimos días, ya que debido a la sobre dimensión de su sistema bancario y con el alto porcentaje de depositantes extranjeros, la alternativa era la quiebra.

Las últimas noticias apuntan a que la medida se derrumbará en el Parlamento o saldrá modificada rebajando o eliminando la tasa a los depósitos de menos de 100.000 a cambio de aumentar la de los depósitos mayores al 12,5% o incluso 15%. Es difícil justificar que se aplique un gravamen al límite de los depósitos “asegurado” por los Gobiernos, aunque más difícil es que los bonistas no pierdan también.

Una situación que termina por asemejarse a un simulacro de incendio en el que los políticos tratan de ver el efecto pánico de los mercados que general la apertura de la caja de pandora de que los depósitos pueden no ser intocables. El efecto pánico parece no ser sistémico, aunque sí que vuelve a dañar la credibilidad y confianza que sobre los políticos europeos se tiene, y por extensión, sobre su capacidad de solucionar la crisis europea.

Seguimos pendientes de lo que pase en Chipre en las próximas horas. Y mientras, a ver si aparece Mario Draghi, especialista en apagar incendios, aunque hasta ahora solo con palabras.