Sentimiento versus realidad: un caso práctico de búsqueda de valor

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Foto cedida

“Tan sólo es febrero, pero parece que ha sido un año muy largo dado el caos del mercado” afirmaba Steven Andrew, gestor del M&G Income Allocation, en un evento celebrado recientemente por M&G Investments en Madrid. De esta forma, Andrew resumía el sentir de la mayoría de los gestores, obligados a ser todavía más cuidadosos de lo habitual para minimizar el impacto de las pérdidas en cartera. 

“Debemos admitir cómo nos sentimos ante la caída de la rentabilidad, porque el sentimiento de los inversores es muy importante. El hecho de que hayan caído los precios está llevando a muchos a sentirse pesimistas, y este mensaje es muy importante”, insiste el gestor. Cabe recordar que el equipo de inversiones multiactivos de M&G cuenta con un modelo de análisis que tiene en cuenta el sentimiento de los inversores para determinar qué activos están injustamente baratos o absurdamente caros.

A continuación, Andrew da claves sobre el sentimiento que impera actualmente en el mercado: “Se ha pasado de percibir la caída del precio del petróleo como una bajada de impuestos de facto, que ayuda a mejorar el poder adquisitivo, a atribuirle algún poder predictivo sobre el crecimiento global y percibir las caídas con preocupación por el incremento del endeudamiento en el sector de la energía. Estas percepciones reflejan un enorme grado de pesimismo”. El experto considera lógico que en 2008 los inversores se preocuparan por la evolución del real estate por ser un activo correlacionado con la economía real, pero descarta que se pueda extrapolar tal comparación al sector energético, porque recuerda que “la correlación de la energía con la economía real es negativa, por lo que no se puede tomar la caída del petróleo como un indicador de la fuerza de la economía”. 

“Debemos intentar separar el ruido de los hechos, tratar de ser fríos, clínicos y coherentes. Si descontamos las expectativas de inflación, los activos más baratos actualmente en el mercado son la renta variable japonesa, italiana, alemana, las acciones chinas clase H, la renta variable de Taiwán, de Corea y de Turquía”, continúa el experto. Éste considera que también están baratos en comparación con la deuda: “La renta fija ofrece una compensación negativa por el riesgo que se asume en casi todo el mercado, por lo que podemos afirmar que ofrece certidumbre sobre las pérdidas”. Asimismo, el gestor afirma que “ha caído la calidad de la diversificación de riesgos que ofrece la renta fija muchísimo. Si compras un bono por diversificar y éste está caro, probablemente contribuya a causar pérdidas”. 

Ahora bien, ¿habría que comprar estas acciones si es que están tan baratas? “Habría que comprarlas salvo si creemos que estamos en recesión, porque entonces habría que esperar una caída de los beneficios”, responde Andrew. La probabilidad que asignan en M&G a este escenario es inferior al 5% para EE.UU., Reino Unido y Europa en los próximos meses, “por lo que estamos obligados a comprar renta variable”, concluye el gestor. Éste matiza que actualmente la renta variable “no es fantástica, pero si no crees que vaya a producirse una recesión ofrece una buena prima de riesgo y esto es una anomalía en comparación con el tono general del mercado, dado que la renta fija cotiza con unos tipos muy bajos”.