Segundo semestre: cinco preguntas sobre las que los inversores deberían reflexionar

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TRIBUNA de Witold Bahrke, responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea AM. Comentario patrocinado por Nordea AM.

1. El sólido dinamismo macroeconómico

Esperamos que el dinamismo económico mundial se ralentice en el segundo semestre del año y que las expectativas de reactivación económica se disipen. Nuestro indicador de dinamismo económico mundial muestra los primeros indicios de ralentización, principalmente impulsado por China, cuyo banco central está empezando a endurecer su política para limitar los riesgos de apalancamiento. Europa, por otro lado, debería seguir registrando un comportamiento relativamente positivo en términos de crecimiento. Asimismo, cuenta con la ventaja de ser la región del G3 con la política monetaria más acomodaticia. Por último, en Estados Unidos, no esperamos que el crecimiento se acelere en el segundo semestre, dado que las rentas reales disponibles no están creciendo lo suficiente como para impulsar el consumo de forma sostenida. Al mismo tiempo, la inversión de las empresas no termina de despegar, a medida que la euforia fomentada por la elección de Trump se disipa y el escepticismo acerca de las rebajas fiscales y otras de sus propuestas crece.

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2. La Fed, el BCE y la normalización monetaria

A pesar de las señales de normalización emitidas por los principales bancos centrales y la magnífica rentabilidad de las acciones en lo que va de año gracias a las expectativas de un mayor crecimiento, los tipos siguen estando en niveles relativamente reducidos, especialmente en el extremo largo de la curva. A pesar de las recientes turbulencias, los rendimientos de la deuda pública estadounidense a 10 años han bajado en lo que va de año.

Al mismo tiempo, la curva de tipos de interés se ha aplanado desde el inicio del año en buena parte de los principales mercados de renta fija, lo que normalmente indica unas perspectivas económicas más débiles. Por último, las perspectivas de inflación basadas en el mercado de renta fija también han caído desde principios de año, algo que no concuerda con el tono más restrictivo mostrado por los bancos centrales últimamente. Así que, ¿quién tiene la razón, la renta variable o la renta fija?

Dado que esperamos que el crecimiento resulte decepcionante en el segundo semestre de este año y que la inflación general caiga o se mantenga débil, esta situación también debería apuntalar la deuda pública de los países núcleo, especialmente Estados Unidos. Por tanto, es poco probable que los rendimientos superen las horquillas de negociación de este año, e incluso podrían caer aún más a medida que nos acerquemos a fin de año, si bien de forma moderada, dado que ya se sitúan en niveles bajos. Parece ser que los mercados de bonos comparten nuestro escepticismo sobre el crecimiento y la inflación, de ahí los rendimientos aceptables que ha arrojado la deuda pública en lo que va de año, a pesar de las recientes ventas masivas.

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3. Cómo aumentar la exposición a los mercados emergentes

En el universo emergente la diferenciación es clave. En nuestra opinión, China se ralentizará en el segundo semestre, por ello priorizamos aquellos países que cuentan con una exposición limitada a China y a las materias primas. En este contexto, la renta variable india nos parece interesante. En cuanto a la renta fija, priorizamos la deuda denominada en divisa fuerte, ya que es probable que el dólar estadounidense se aprecie de nuevo (si bien solo de forma moderada) más adentrado el año. Si la economía estadounidense llegase a mostrar una debilidad tal que obligase a la Fed a relajar su posición y se mantiene una situación favorable atemperada (ni demasiado alcista, ni demasiado bajista), cambiaríamos esta postura.

4. El mercado de renta variable

Identificamos tres obstáculos para la continuidad de esta fase alcista en la renta variable:

- Se espera que el cercano final de la reactivación económica y la caída de los de las materias primas lastren los beneficios empresariales aún más, por lo que podríamos asistir a revisiones a la baja y decepciones en las previsiones de beneficios

- Las perspectivas de crecimiento implícitas derivadas de los precios de los activos de riesgo son muy elevadas y cada vez es más probable que se produzcan decepciones en el segundo semestre de 2017, dado que la economía china se está ralentizando y los planes fiscales de Trump podrían posponerse (o incluso cancelarse)

- Las condiciones monetarias empiezan a ser un obstáculo, dado que los bancos centrales del G3 endurecerán su política o incluso revertirán sus medidas de estímulo excepcionales: la Fed, por ejemplo, está preparando la reducción de su balance. Esta situación constituye un gran interrogante, dado que nos adentramos en territorio desconocido. Por tanto, esperamos que el repunte de la renta variable pierda fuelle en el segundo semestre de este año y que aumente la volatilidad.

5. Cómo posicionar una cartera bien diversificada para los próximos meses

A corto plazo, contamos con una visión neutra sobre la renta variable y la renta fija. Hacia finales de año, priorizamos la renta fija de los países núcleo frente a la renta variable, debido a todos los factores mencionados anteriormente. En un contexto en el que los bancos centrales están endureciendo su política, la renta variable necesita nuevos catalizadores. Ante el panorama de crecimiento e inflación mencionado antes, es poco probable que estos surjan en un futuro próximo.

No obstante, es sensato contar con activos similares a los líquidos (como los bonos con duraciones cortas) en la cartera, dado que el primer semestre se ha caracterizado por una situación favorable atemperada en la que todos los activos se han visto impulsados por unas condiciones monetarias propicias, así como por la depreciación del dólar. El verdadero riesgo de esta situación de compra indiscriminada es que se revierta y dé lugar a una de venta masiva a medida que el endurecimiento monetario se expanda y cobre impulso. Los activos de riesgo se han visto respaldados por una oleada de liquidez desde la gran crisis financiera. Si la Fed dejase de reinvertir los bonos que llegan a vencimiento y, por tanto, redujese su balance, esto se traduciría en un efecto adverso para la liquidez, lo que limitaría el apoyo sobre todo para los activos de riesgo. En este caso, los activos similares a los líquidos serían uno de los pocos segmentos en los que refugiarse. Dicho esto, esta situación es únicamente una hipótesis de riesgo.

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