Schroders: Aspectos en los que el inversor debería fijarse a la hora de analizar Japón

Taku_Arai
Foto cedida

¿Ha sido saludable la corrección que experimentaron los principales parqués bursátiles este verano? Taku Arai, responsable de producto de renta variable japonesa de Schroders, defiende que la respuesta es sí. “Antes de la corrección del verano, hacia junio, nuestra visión del mercado era positiva pero creíamos que las valoraciones no eran baratas sino que estaban en su justo valor. No obstante, los beneficios corporativos eran muy fuertes; el año fiscal termina en marzo en Japón y el trimestre posterior (entre abril y junio) fue bastante bueno, lo que nos dio confianza en la mejoría de los beneficios”, indica a modo de antecedente. 

“En la corrección, entendimos que el mercado estaba preocupado por el comportamiento de la bolsa china; China es el segundo mayor socio comercial de Japón por exportaciones. No obstante, creemos que la reacción del mercado fue exagerada, especialmente por la fortaleza de los beneficios. Pensamos que ahora las valoraciones vuelven a ser muy atractivas”, añade. Aporta un ejemplo: si el 24 de junio, cuando el Nikkei marcó sus máximos en una década, la bolsa nipona estaba cotizando con un PER de 16 veces, tras la corrección, a finales de agosto, este ratio se redujo a 14,2 veces. “Japón ahora presenta una valoración barata en términos históricos y también en comparación con otras regiones”, continúa Arai, aunque con una matización clave: “Seguirá siendo barato, pero sólo si los beneficios siguen subiendo”. La previsión que baraja el experto es que los beneficios podrían crecer hasta un 20% en el próximo ejercicio, siempre que el tipo de cambio se encuentre en torno a 125 yenes el dólar. 

Arai no elude el hecho de que el PIB japonés vuelva a ser negativo después de varios trimestres en positivo, como ya sucedió el año pasado. No obstante, en 2014 el desencadenante de la contracción fue el incremento del IVA, mientras que en esta ocasión atribuye el mal dato a la caída de las exportaciones (por la menor demanda desde China) y del consumo, aunque considera que “va a ser algo estacional”. Se basa en dos razones: la mejoría de la inflación (excluyendo alimentos y energía) y el crecimiento de los salarios, lo que ha permitido un incremento de la renta disponible para la familia y se traduce a su vez en un aumento del consumo, que finalmente genera una mayor inflación. “Es el ciclo virtuoso que quiere conseguir el Banco de Japón y por ello va a seguir apoyando a la economía”, afirma. 

Basándose en el último comunicado del BoJ, que se reunió esta semana, Arai descarta nuevos estímulos cuantitativos, aunque resalta que el banco central manifestó su preocupación por la presencia de riesgos bajistas en el universo emergente, particularmente en China. De hecho, se muestra muy claro sobre el tipo de expectativas que deberían tener los inversores: “Si el BoJ ve un cambio en la tendencia de la inflación, de los salarios, del consumo o del empleo tomará medidas, pero ahora no hay signos de cambio en ninguno de estos frentes”. Una opinión muy distinta a la de la agencia S&P, que ayer decidió recortar en un escalón el rating soberano del país, desde AA- a A+, alegando que las Abenomics no serían suficientes para restaurar el crecimiento y la reflación en los próximos dos a tres años. 

“Sin embargo, es necesario vigilar el sentimiento”, continúa. Se refiere a indicadores como la encuesta Economy Watcher, realizada a pie de calle. Su caída por debajo de los 50 puntos se toma como un signo de recesión, que es lo que acaba de sucederle recientemente después de varios meses de descensos. “El sentimiento es a veces un indicador atrasado, creo que si sigue deteriorándose se necesitarán más acciones políticas. Shinzo Abe puede pensar en incrementar el gasto fiscal o en tomar otras acciones políticas, y eso podría impulsar al sentimiento y, por ende, al consumo. Si la renta variable se estabiliza y vuelve a subir, también podría apoyar al sentimiento”, reflexiona el experto. 

La auténtica fortaleza nipona

“Los inversores no deberían prestar atención a los bancos centrales, deberían fijarse en el crecimiento de los beneficios, en la mejoría de la liquidez y los cambios en el gobierno corporativo”, declara Arai. Pone un ejemplo: si bien la cultura tradicional nipona se ha basado en el ascenso interno dentro de una empresa, lo que ha dado como resultado equipos directivos compuestos por hombres con muchos años de experiencia dentro de la casa, en el último año hasta el 92% de las cotizadas niponas contrató a un director externo para aportar una mirada nueva a su estrategia. “Creo que este cambio es parte del éxito de las Abenomics, porque uno de los objetivos de Abe era mejorar el gobierno corporativo”, opina el responsable. 

Éste se muestra muy optimista con esta transformación: “Se va a necesitar tiempo para que las compañías japonesas sean más rentables y más amigables con sus accionistas, pero ya hemos visto varios ejemplos de mejoría y es una tendencia que va a continuar”. ¿Cómo ha afectado a la gestora este cambio de enfoque? “Siempre nos hemos centrado en los beneficios y en los equipos directivos. Hemos estado haciendo lo mismo de siempre, pero vemos que ahora las compañías están cambiando, están más dispuestas a concertar reuniones, se sienten más cómodas con los inversores. Por ejemplo, nos permiten aconsejarles sobre qué medidas pueden tomar para ser más rentables, o si tienen una política de retribuciones que no está clara, les pedimos más transparencia”, explica el experto, que concluye: “Creo que ahora es más fácil poder hacer negocios”. 

Existe un último factor positivo para la bolsa japonesa relacionado con las Abenomics que detalla Arai. Se trata del cambio en las políticas de inversión del Fondo de Pensiones de Japón (el más grande del mundo) para que pueda empezar a invertir en acciones japonesas: “Durante los 20 años de deflación, era una decisión responsable estar en efectivo. Ahora que hay inflación, los inversores tienen que decidir en qué invertir, y el cambio de renta fija a renta variable es lo que deberían hacer. Los inversores individuales acabarán siguiendo al Fondo de Pensiones, pero para ello es necesario que las compañías parezcan atractivas, de ahí el esfuerzo para mejorar el gobierno corporativo y ser más rentables”, sentencia. 

El equipo de renta variable japonesa de Schroders ha aprovechado la corrección para deshacer algunas de sus posiciones en valores defensivos – que han presentado un comportamiento muy bueno este año, encareciéndose sus valoraciones- y aprovechar para comprar valores más cíclicos pero de alta calidad, especialmente en el segmento de fabricantes de automóviles y en tecnología. “El crecimiento de beneficios de estos sectores es sólido, hay que ser selectivos pero hay oportunidades. Hemos aprovechado la corrección para comprar cíclicos y vender defensivos, pero de forma gradual”. Por tamaños, Arai aclara que no existe un sesgo preestablecido, pero matiza que “las small caps se han comportado bien desde el año pasado, por lo que ahora son más caras que las grandes capitalizadas”, que son las que prefiere en estos momento. “Las small caps son más domésticas y las big caps tienen un perfil más exportador, lo que puede explicar también el buen comportamiento de las primeras”, añade. 

La última cuestión que accede a comentar el responsable tiene que ver con la forma de preparar las carteras de cara a una subida de tipos de la Reserva Federal. Su visión vuelve a ser optimista: “Si en EE.UU. deciden subir los tipos, significa que su economía lo está haciendo bien, y eso es bueno para las compañías japonesas. Si se produce un repunte de volatilidad siempre suele haber un contagio a Japón, pero si sigue habiendo crecimiento económico en EE.UU. será de apoyo a los beneficios corporativos de las empresas niponas”.