Responsabilidad inversora: vivir en confianza y con responsabilidad

Ser merecedores de la confianza, ser merecedores de que otros depositen la confianza en nosotros, es un objetivo que todos tenemos como persona. Saber dar confianza a los demás, en el tiempo y lugar adecuado, para que los otros la valoren, respeten y cuiden, también es uno de nuestros deseos más compartidos.

¿En qué consiste esto de la confianza? Es una belleza singular que impregna cada esfera de la convivencia recíproca entre los hombres y permite expresar: sencillez, profundidad, cordialidad y autenticidad.

La paradoja que vivimos en los mercados financieros, es que el mercado vive de la confianza, y ésta ni se puede comprar ni vender. La honestidad, la coherencia y la autoridad que estas dos cualidades anteriores otorgan, son el sustrato y base de la confianza sobre la que se apoya el buen funcionamiento de los mercados.

Por todo ello, vivir en confianza y actuar con responsabilidad, es lo que da estabilidad y sostenibilidad a los mercados.

Esto se va corroborando en el ámbito de la inversión responsable. El que apuesta por este tipo de inversión, está aportando confianza y responsabilidad al mercado, y su inversión es más sostenible; es decir, el binomio rentabilidad/riesgo en el medio-largo plazo va a aportarle más valor añadido a su patrimonio.

¿Cómo se puede trabajar la confianza? Sobre todo trabajando con honestidad y coherencia, esto hará ganar autoridad a los inversores y al propio mercado donde realizan sus operaciones.
Destacar por último, que el ser coherentes implica una coherencia exterior (uno actúa como dice – palabra – y uno actúa como expresa – cuerpo -) y una coherencia interior (uno actúa como piensa y piensa según ama).

Autor de la imagen: /pitzper!, Flickr, Creative Commons