Responsabilidad inversora: ¿Economía o Ética? Por favor las dos

La relación entre la ética y la economía ha ido evolucionando  a lo largo de la historia, de forma que, conforme avanzamos desde la antigüedad hasta hoy en día se puede constatar que ambos conceptos, que al principio estaban muy unidos, se han ido separando.

En la Grecia Antigua no existía una diferencia clara entre filosofía (ética), política y economía. Durante la Edad Media, dada la influencia de  la filosofía cristiana y la escolástica, la ética se entiende como una guía práctica de la actividad económica. En el comienzo de la época moderna tiene lugar la separación entre el análisis científico y el juicio y guía moral de los hechos sociales y económicos.

Con el paso de los siglos la racionalidad ética parece haber perdido la partida frente a la racionalidad científica. Sin embargo, como disciplina prescriptiva que es, la racionalidad ética, ha mantenido la presencia de su discurso buscando eficacia práctica por caminos diferentes.

En este contexto, a lo largo de las últimas décadas, hemos visto a muchos economistas abogando por un cambio radical en la disciplina económica, que tenga en cuenta factores que se han obviado o abandonado, volviendo a centrarse en las cuestiones básicas que se pretende resolver por el bienestar de toda la humanidad. Entre los economistas que relacionan en sus trabajos la Ética con la Economía cabe destacar, entre otros, a Baumol y  los dos premios Nóbel de economía  Sen y Buchanan.

El objetivo de Sen es demostrar que con los años se ha ido produciendo un grave distanciamiento entre la economía y la ética y, que este distanciamiento además, es pernicioso para la economía, por lo cual concluye que  hay razones puramente económicas para intentar inculcar normas éticas a todos los agentes económicos que participan en la red de producción, distribución e intercambio, dado que lo ético tiene su razón de ser en la acción económica y da además un ejemplo de la “Ética del Ahorro” en forma de “ Fondos de Inversión Éticos” hoy mas conocidos como “Fondos de ESG” ( Environment/ Medio Ambiente, Social y “Corporate Governance”/buen Gobierno Corporativo), en los que se controla el destino de los fondos y en que compañías, se ha de invertir el dinero.

Durante los últimos años, se ha incrementado el debate sobre el papel de la ética en las inversiones. Los inversores tienen hoy por hoy diferentes opciones de inversión dependiendo del por qué quieren integrar los requisitos éticos dentro de su proceso de decisión y del grado en el que quieran integrarlos.  Teniendo todo esto en cuenta hay 2  preguntas clave que todo inversor debería de hacerse: 

1.- ¿Quiero integrar requisitos éticos en mi inversión en tanto en cuanto tenga sentido económico o, estoy dispuesto a dejar algo de rentabilidad encima de la mesa a cambio de reflejar en mi inversión determinados valores que son importantes para mí como persona?

2.- ¿Qué es lo que debe tener prioridad en mi inversión en caso de que haya un conflicto de intereses la ética o la rentabilidad esperada de mi inversión?

En conclusión, la Economía no debería distanciarse de la Ética. Ética y Economía son dos dimensiones, dos caras, de la misma moneda. Hemos visto durante las últimas décadas y probablemente veremos todavía más durante los próximos años como la Ética ha tomado y tomará una posición más preponderante en la cultura, la estrategia empresarial de las empresas (RSC “Responsabilidad Social Corporativa”) y el mundo de la inversión (ISR “Inversión Socialmente Responsable”) a través de una gama muy extensa de modalidades de inversión. Encontrar el producto adecuado requerirá en todo momento que el inversor tenga una idea muy clara de cuál es su orden de preferencia, es decir,  cual es su prioridad en caso de conflicto de intereses, la ética o los criterios económicos. A mayor cantidad de requisitos éticos, mayor número de empresas que serán excluidas del universo de inversión y mayor grado de conflicto con la rentabilidad esperada respecto al índice de referencia (“benchmark”).

Susana Peñarrubia Fraguas, gestora de carteras en Deutsche Asset & Wealth Management.

Autor de la imagen: James Jordan, Flickr, Creative Commons