¿Quién está vendiendo renta variable?

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GotCredit, Flickr, Creative Commons

Las fuertes caídas registradas por las bolsas ha descolocado a muchos inversores, que en ningún caso se esperaban un inicio de año tan dramático en los mercados. "Las bolsas están dominadas por variables que escapan en cierta medida al análisis racional", afirman desde Ethenea. La lista de motivos que han llevado la incertidumbre a los mercados y han contribuido a tumbar el precio de las acciones es amplia, y pasa desde un error de política monetaria de la Fed, la posibilidad de que estemos ante una nueva crisis financiera o los efectos en cadena que la ralentización de la economía china y el desplome del barril de petróleo podrían provocar sobre el crecimiento económico y los resultados empresariales. Pero la cuestión que ahora se plantean muchos inversores es quién está deshaciendo posiciones en renta variable, ya que conocer su identidad y los motivos que les empujan a vender podría ayudar a entender lo que está ocurriendo en los mercados.

Los diferentes brokers internacionales con los que trabajan en GVC Gaesco Gestión les han manifestado que en el mercado existen órdenes de ventas forzadas. Según explica Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión, éstas provienen, en primera instancia, de los fondos soberanos de los países relacionados con el petróleo que, ante el descenso del precio del crudo y los déficits presupuestarios que ello les acarrea, venden renta variable para equilibrarlos. Se calcula que durante los últimos cuatro meses han vendido activos por un valor superior a los 100.000 millones de dólares, apunta Rubén García Páez, responsable de Columbia Threadneedle para Iberia y Latinoamérica. Estas ventas también estarían afectando a otras clases de activo, como los bonos. "Están teniendo un impacto sobre la renta fija emergente y podrían alcanzar a la deuda corporativa con grado de inversión”, señala Myles Bradshaw, cogestor del Amundi Funds Bond Global Aggregate.

En segunda instancia, las ventas provienen de los denominados fondos VAR, que son aquellos que tienen un límite de pérdidas por folleto dentro de un año natural. De acuerdo con el director general de GVC Gaesco Gestión, "en este caso les ha penalizado el hecho de que el descenso haya sido a principios de año. Ello les obliga a cerrar posiciones una vez se acercan a sus niveles de pérdidas máximos permitidos en un año, que no podrán abrir de nuevo hasta el año siguiente. Si el descenso, por ejemplo, se hubiera producido en agosto, tras un alza previa del mercado, no se hubieran visto obligados a vender”, indica el experto.

Además, Puig revela que existen también algunas compañías de seguros que han tenido que vender una parte de su cartera por motivos similares. “Estas ventas forzadas iniciales siempre producen un cierto efecto arrastre en los inversores del tipo seguidor de tendencia, aquellos que venden cuando los mercados han caído previamente y que compran cuando han subido”. Los números rojos alimentan el nerviosismo, que a su vez alimentan los números rojos. Es una espiral que se retroalimenta y que, al final, acaba expulsando al inversor del mercado. Algunos banqueros privados reconocen estar reduciendo el riesgo de las carteras ante el actual entorno de mercado. Seis semanas es el tiempo que han soportado muchos de sus clientes la presión bursátil de 2016. La cuestión es… ¿y si hay rebote? Sólo el tiempo determinará si esta ha sido una decisión acertada o una gran equivocación.

La aversión miope a las pérdidas es un sesgo conductual muy típico en el que los inversores suelen caer cuando experimentan la montaña rusa de las emociones. “Si miran el comportamiento de las acciones demasiado a menudo, generalmente ven que han perdido dinero y venden. Una visión a largo plazo sería más adecuada. Deben verificar la evolución de las acciones con menos frecuencia. El mantener su curiosidad al margen les ayudará a obtener mejores resultados con sus inversiones, siempre que la cartera se encuentre bien diversificada”, revela un estudio realizado por la Universidad de Zurich bajo el título Finanzas Conductuales: La Psicología de la Inversión. Muchos inversores se pierden los rebotes porque les cogen fuera del mercado. Uno de los consejos que dan las gestoras es evitar estar entrando y saliendo del mercado, dado el fuerte impacto que puede tener esto para las rentabilidades a largo plazo. Una de las lecciones del mercado es que los fondos son para inversores pacientes.

Existen multitud de estudios que respaldan esta teoría. Un inversor que haya comprado en 1988 un producto que replique el S&P 500 y mantenido su inversión durante 26 años hubiese cosechado una rentabilidad del 733%. Si de esos 9.500 días, se hubiese perdido las cinco sesiones más alcistas (las cuales se suelen producir tras fuertes desplomes), la rentabilidad total caería hasta el 452%. “El horizonte temporal tiene una gran relevancia porque la tormenta que viven los mercados es improbable que pase rápidamente. Ninguno de los problemas actuales que ha llevado el nerviosismo a los mercados se resolverá a corto plazo. El actual entorno es probable que recompense al inversor paciente y al que asuma riesgo, al tiempo que castigue al que tenga miedo o miopía”, subraya David Lafferty, estratega jefe de mercados de Natixis Global AM.