¿Quién es Troy AM?

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Foto cedida

Troy AM es una compañía que en sus orígenes comenzó a funcionar como un family office para gestionar el patrimonio de la familia de Lord Weinstock en el año 2000. Quince años más tarde, Troy es una gestora en la que la familia Weinstock comparte la propiedad con el equipo gestor, cuenta con un patrimonio de 6.000 millones de libras y cuatro estrategias de inversión con un sesgo value y enfoque de retorno absoluto.

Una de las propuestas destacadas de esta firma británica es el Trojan Fund, un producto multiactivo de retorno absoluto lanzado en 2001. Este fondo, actualmente en soft close para nuevos inversores, ha generado un retorno total del 183,9%, con una volatilidad anualizada del 6,6% y una desviación estándar del 2,2%. Su momento de mayor caída fue del 13,7% frente al 45,6% de su índice de referencia, y ha sido capaz de cerrar en positivo el 67,3% de los meses, frente al 58,3% del índice. El fondo tiende a presentar un comportamiento superior en momentos de debilidad del mercado y a comportarse peor en los momentos de vuelo hacia la calidad.

Sebastian Lyon, su gestor (en la imagen), explica que  estos resultados se consiguen gracias a su enfoque de comprar valores de calidad que cotizan a valores deprimidos y ser capaz de generar dinero con ellos a lo largo del ciclo económico. “Son negocios de calidad, supervivientes de la crisis financiera”, indica. Otra clave de su gestión es la búsqueda de compañías capaces de evitar la pérdida permanente de capital: “Buscamos compañías con capacidad de financiación, no dependientes del ciclo, que sean capaces de generar beneficios en un plazo de 3 a 5 años. También tienen que ser negocios fáciles de entender, buscamos franquicias sostenibles. Nuestras posiciones son conservadoras”, comenta Lyon.

Composición de la cartera

La parte dedicada a renta variable de la cartera suele tener entre 30 y 40 valores con una rotación baja, basada en los retornos que sean capaces de general. “Cuando encontramos una compañía que nos gusta y con la que nos sentimos cómodos la mantenemos mucho tiempo. Si llega a una valoración extrema la vendemos, pero si alcanza su fair value simplemente reducimos la exposición”, indica el gestor.

Actualmente la asignación a renta variable es del 40% y son exposiciones defensivas con las que construir una cartera de beta baja. Un 23% son acciones estadounidenses, seguidas por un 12% de acciones británicas, un 2,9% de renta variable canadiense y un 1,6% de valores suizos. Además, el fondo tiene una exposición indirecta al oro a través de compañías mineras del 1%, así como una exposición directa vía ETF físicos del 10% al metal amarillo.
El resto de la cartera está compuesto por deuda inglesa y estadounidense ligada a la inflación (24%) y por bonos de Singapur (4%). El efectivo – que incluye exposición a treasuries- alcanza en estos momentos el 21%. Por divisas, la mayor exposición es a libras (69,7%), seguida del dólar (10,7%).

La visión del gestor

“Los mercados ofrecen hoy perspectivas de retorno muy bajas. El equilibrio entre renta fija y renta variable ya no ofrece protección al inversor por su correlación negativa, por ello nos preocupa que el futuro sea distinto al pasado”, argumenta Lyon. Éste afirma que “existe un riesgo significativo de que, cuando suban los tipos, la renta fija y la renta variable caigan a la vez. Sería la primera vez en verse este comportamiento desde los 70”. El experto hace la siguiente observación: “En algún momento de 2010, cuando se tuvo el reconocimiento de que este ciclo no iba a ser normal, se produjo una correlación positiva entre renta fija y renta variable. El taper tantrum de 2013 fue el primer aviso. Por eso no queremos tener mucha duración, sólo a través de bonos ligados a la inflación”.

En Troy AM se muestran escépticos con la subida de tipos: “No la vemos en el largo plazo y cuando se produzca seremos muy sensibles a lo que suceda”. Lyon insiste en que “el riesgo asimétrico es grande en renta fija, hay pocas oportunidades de ganar dinero y muchas de perderlo”. El gestor apela a la historia para recordar que “cuando la gente invierte con las valoraciones actuales genera unos retornos muy bajos, no es un gran momento para invertir”. Por ello, afirma que “es perfectamente posible que se produzca otra burbuja al estilo de la puntocom, aunque es improbable porque cuando se produjo la primera la gente no había tenido previamente aquella experiencia; esto no implica que los PER no sigan expandiéndose y ahora hay muchas compañías que están caras”. 

En definitiva, el gestor afirma que es difícil realizar stock picking en este entorno y admite tener un dilema, pues la clase de compañías que le gustan están caras y se ha visto obligado a recoger beneficios en algunas. Se despide con una advertencia: “Mucha gente está relajada porque el PER ajustado cíclicamente parece caro pero si se le incluye la previsión de crecimiento de beneficios entonces no lo está tanto. Pero ha caído la dispersión por valoraciones como resultado de las inyecciones de liquidez”. Lyon entra en detalle: “Si la dispersión sube significa que estamos cerca del suelo del mercado, que es un entorno en el que los inversores tienen tendencia a pagar por la calidad. Si la dispersión baja, en cambio, es generalmente una indicación del aumento de la complacencia y de valoraciones elevadas, lo que significa que es necesario tener más aversión al riesgo, enfocarse en compañías de calidad y con generación de flujos de caja”.