¿Qué van a suponer los Juegos Olímpicos para la economía de Brasil?

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oddsock, Flickr, Creative Commons

Cada cuatro años, la cita es obligada: se celebran los Juegos Olímpicos, y se publica una cascada de informes sobre el posible impacto económico para el país anfitrión. La peculiaridad de los JJ.OO. de 2016 es que Brasil los acoge justo cuando está atravesando su peor recesión en más de dos décadas (su PIB se contrajo un 3,8% en 2015). De ahí que puede resultar especialmente pertinente analizar si este evento puede suponer un auténtico estímulo.

Las opiniones iniciales de los expertos descartan que Brasil reciba una ayuda extra. El equipo de economistas del banco de inversión Goldman Sachs compuesto por Francesco Garzarelli, Kamakshya Trivedi, Alberto Ramos y Mark Ozerov ha calculado que, la principal inversión tanto pública como privada derivada del Mundial y los Juegos ha sido en infraestructura y logística. El equipo distingue entre tres categorías. La primera de ellas engloba el coste operativo de sacar adelante el evento, que cifran -basándose en fuentes oficiales- en menos de 8.000 millones de reales (unos 2.400 millones de dólares). Esta cantidad ha estado financiada al 100% por el sector privado, incluyendo patrocinadores.

El segundo bloque incluye la inversión y costes relacionados con instalaciones deportivos y otros proyectos que no se habrían desarrollado de no acoger Río de Janeiro el evento deportivo. Los expertos de Goldman Sachs creen que se ha llegado a invertir más de 7.000 millones de reales (2.100 millones de dólares) en este campo, de los cuales más del 60% han vuelto a estar al cargo del sector privado.

Finalmente, el tercer bloque incluye proyectos que anticipan o incrementan los gastos en infraestructuras federales, estatales y municipales, así como programas de políticas públicas (como la expansión de las líneas de metro, por ejemplo). En este caso, indican, “el objetivo es incrementar el número de personas beneficiadas por los Juegos”. Por tanto, la mayor parte de los proyectos han sido financiados a través de colaboraciones entre el sector público y el privado, y podrían haber alcanzado una inversión conjunta de unos 25.000 millones de reales (7.600 millones de dólares), de los cuales el 40% habría sido pagado por el sector privado.

“En términos generales, pensamos que las inversiones relacionadas con el Mundial y los JJ.OO. han sido demasiado pequeñas como para generar un dividendo económico o impulso significativo, dado el tamaño de la economía (equivalente a 1,8 billones de dólares)”, comentan los expertos. De hecho, éstos se fijan en que “debido a un gran número de desequilibrios macro que han crecido y permeado sobre la economía, y la severa caída de los indicadores de confianza, el gasto total en inversión en realidad se ha contraído ininterrumpidamente durante los dos últimos años y medio”.

Los Juegos no son tan importantes

“El mayor crecimiento en el año de los Juegos Olímpicos era atribuible a una aceleración de las inversiones, pero no vemos que eso ocurra en Brasil", dice Daniela da Costa-Bulthuis, gestora de renta variable emergente de Robeco. La experta explica que “el impacto positivo esperado de las inversiones en infraestructuras previas a la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos han decepcionado por una mala ejecución del plan de inversiones del gobierno y un entorno de inversión difícil, con excesiva interferencia del gobierno, una alta carga tributaria y la baja rentabilidad de los proyectos”. A todo esto se debe añadir la profunda crisis política que ha atravesado el país en los últimos meses, y que ha culminado en la destitución de Dilma Rousseff y su sustitución por Michel Temer como nuevo presidente interino.

De esta forma, la expectativa de Robeco es que el PIB de Brasil vuelva a contraerse otro 3,5% en 2016. Además, Da Costa- Buthuis opina que el país afronta retos todavía más trascendentes que la celebración de los JJ.OO. y que tendrán un impacto mucho más significativo sobre su crecimiento: “El gobierno interino está presionando con medidas liberalizadoras y una agenda de recuperación del PIB. Hay conversaciones sobre posibles reformas estructurales después del juicio de destitución presidencial, que se espera que comience en la primera semana después de los Juegos Olímpicos”.

Dado el timing, la conclusión de la experta es que la celebración del evento más importante del mundo deportivo “podría cerrar el capítulo de la crisis política en Brasil, y su éxito podría contribuir al máximo al ayudar a mejorar la confianza”, por lo que en realidad las perspectivas no son tan negativas. De culminar el proceso con éxito, la experta cree que “Brasil podría entrar en un momento de flujo de noticias positivas procedentes de ambos frentes, político y económico, que pueden marcar el inicio de la recuperación del PIB del país”.

Desde el punto de vista de la inversión en el país, desde Robeco indican que las valoraciones de la renta fija son atractivas en estos momentos, no tanto por el posible impacto del evento deportivo sobre el crecimiento del país, como por “los altos tipos reales, la reducción de la inflación y un gobierno que tiene un plan para tratar la incontinencia fiscal de la presidencia de Rousseff.”

La opinión de Peter Taylor, gestor de Aberdeen, es que los JJ.OO. “podrían proporcionar cierto alivio”, pero que “Brasil seguirá más centrado en el actual drama político y la recuperación anticipada de la profunda recesión política”. De materializarse en agosto el reemplazo formal de Dilma Rousseff por Michel Temer al frente de la presidencia del país, Taylor cree que podría traer consigo “un nuevo impulso a la confianza de los inversores en la parte superior de las primeras señales de una recuperación de los beneficios entre las compañías brasileñas”.

En todo caso, el experto tiene una visión constructiva, dado que afirma que “el potencial económico del país es incuestionable, dadas su riqueza en materias primas y su población joven, cada vez más educada”. Asimismo, Taylor recuerda que, desde el punto de vista de un stock picker, “Brasil es el hogar de un gran número de compañías bien gestionadas”.