¿Qué preocupa a los grandes inversores?

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Imagen cedida

TRIBUNA de Juan Jesús Gómez Cubillo, socio de Consilio Asesores Patrimoniales Independientes.

En tiempos de incertidumbre, que no de volatilidad (por ahora), los inversores que cuentan con volúmenes elevados de patrimonio (más de 10.000 millones de dólares) muestran algunas tendencias comunes, dentro de la elevada heterogeneidad de patrones de funcionamiento de cada oficina de inversiones u oficina familiar.

La integración y consolidación de posiciones que permita un análisis preciso e instantáneo del riesgo asumido y de la evolución de la rentabilidad de las diferentes carteras que mantienen con las distintas entidades financieras, constituye una demanda generalizada por parte de este perfil de inversor. Esta realidad (tener controlado todo el patrimonio en todo momento) que hace tan sólo unos años era poco menos que una utopía, hoy es posible gracias a la tecnología y se percibe como una necesidad de primer orden.

La inversión en private equity (capital privado) y en otro tipo de activos no cotizados (como la deuda privada o las infraestructuras) es otra de las tendencias que se observan entre los grandes inversores. La percepción de que los mercados financieros han llegado a niveles de valoración difícilmente justificables y que ni la bolsa ni la renta fija ofrecen la protección de capital que cualquier inversor de estas características exige, llevan a diversificar hacia otro tipo de activos que, aunque cuenten con una mayor iliquidez y otro tipo de riesgos (riesgo gestor), puedan ofrecer oportunidades que los mercados públicos (cotizados) no ofrecen.

Los grandes inversores privados, cada vez más, desean establecer programas de inversión en este tipo de activos a través de los cuáles, la exposición a cada uno de ellos (private equity, deuda privada o infraestructuras entre otros) sea constante en el tiempo y les permita diversificar en gestores y añadas (diferentes cosechas, según el año de inversión) que es la mejor forma de minimizar el riesgo. La selección de gestores es clave, por lo que se precisa de un análisis profundo ya que las divergencias de rentabilidad entre los mejores gestores y los que peor lo hacen son mucho mayores que entre los gestores de carteras cotizadas. Por lo tanto, la oportunidad de obtener rentabilidades excelentes es mayor pero también el riesgo de poder obtener resultados mucho peores a los esperados.

Además, aunque la actividad de private equity en España está registrando fuertes ritmos de crecimiento (en el primer trimestre de 2017, el sector de venture capital y private equity alcanzó un volumen estimado de inversión de 663,3 millones de euros, un 36% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior, repartidos entre 172 operaciones, según las estimaciones de la patronal Ascri), como inversor, conviene tener una perspectiva global, ya que es otra forma de diversificar el riesgo. El denominado middle market (inversiones de entre 10 y 100 millones de euros) se ha convertido en nuestro país en el gran protagonista del periodo analizado, con 16 operaciones cerradas (un 60% más que en el primer trimestre de 2016) lo que muestra también el interés de los inversores por focalizarse en aquellas compañías con mayor potencial, más allá de las grandes operaciones de buy out (o capital sustitución en el que lo que se produce en esencia es un cambio de accionistas) conocidas como mega buy out.

Estas grandes operaciones de sustitución tienen el riesgo de parecerse mucho más al ciclo económico y pueden suponer pagar precios elevados similares a los que se observan en el mercado cotizado. Además, en un momento como el actual, en el que volvemos a vislumbrar los elevados niveles de endeudamiento (gracias a las políticas acomodaticias de los bancos centrales) estas operaciones contrastan con el segmento growth (capital expansión) en el que, si bien las compañías suelen ser de menor tamaño (y por lo tanto, en este sentido, ofrecen un perfil de riesgo mayor), el objetivo del capital invertido no es tanto buscar una rentabilidad financiera a través del apalancamiento financiero y del arbitraje de múltiplos (diferencia en la valoración de la compañía entre la entrada del inversor y la salida) sino conseguir el crecimiento gracias a la expansión geográfica normalmente de carácter internacional, bien con crecimiento orgánico o a través de adquisiciones de otras compañías.

Los inversores aúnan las dos anteriores tendencias comentadas: invertir en private equity y desear contar con una plataforma de integración de esas posiciones que les permita incorporar este activo como uno más en su portfolio de inversiones, de modo que conozcan en todo momento la distribución de sus inversiones y las rentabilidades que están ofreciendo, tanto individualmente como de forma agregada.

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