El patrimonio de los fondos cotizados, o ETF, se duplicará en los próximos cinco años, hasta superar los cinco billones de dólares. Al menos eso es lo que opinan tres de cada cuatro profesionales de la inversión –pertenecientes a promotores de ETF, gestoras de activos y empresas proveedoras de servicios de todo el mundo– encuestados por PwC para la elaboración de su informe ETF 2020: Preparing for a new horizon.
Los participantes atribuyen este crecimiento a segmentos diferentes según la región. Mientras que en Estados Unidos se espera que la demanda de ETF venga impulsada principalmente por los asesores financieros, los inversores minoristas y las plataformas de gestión patrimonial, en Asia las firmas de inversión creen que la mayor parte de ese crecimiento provendrá de los inversores institucionales (principalmente aseguradoras, fondos de pensiones y hedge funds) y en Europa apuestan por la demanda de las bancas privadas y las gestoras patrimoniales.
Las diferencias regionales también se hacen patentes en las respuestas sobre qué tipo de producto crecerá más en los próximos años. En Estados Unidos, donde el uso de los ETF se remonta varias décadas y donde estos productos representan el 35% de los activos, los inversores demuestran un mayor grado de sofisticación y apuestan por el crecimiento de las estrategias de smart beta o basadas en factores de inversión –en vez de en la capitalización de mercado, como hacen los ETF que replican índices tradicionales.
Resulta significativo además el interés de los inversores estadounidenses por los ETF de gestión activa, un novedoso producto que replica fondos activos y que resulta particularmente atractivo por las bajas comisiones. Aunque las firmas del resto del mundo reconocen el potencial a largo plazo de esta clase de activo, señalan que existen muchas barreras estructurales que deben superarse antes de que estos productos puedan contribuir de forma significativa al crecimiento de los ETF.
Precisamente, la aplastante mayoría de los encuestados consideran que la regulación ha sido uno de los principales factores de impacto sobre el crecimiento y la innovación en el mercado mundial de ETF. Cuestiones como la aprobación, por parte del regulador estadounidense, de los denominados fondos cotizados ‘no transparentes’ –que estarían exentos de la obligación de publicar diariamente sus posiciones–, la simplificación del uso de los pasaportes de fondos en Asia o la puesta en marcha de algún tipo de tasa sobre las transacciones financieras en Europa resultarán determinantes para el futuro del sector.
