¿Qué está fallando en los emergentes?

“La marea se aleja de los mercados emergentes. La perspectiva del final del dinero barato en los mercados desarrollados, con la certidumbre del final del dinero incluso más barato en China, está forzando al alza el coste del capital en los emergentes”, asegura Dominic Rossi, director global de Renta Variable en Fidelity Worldwide Investment. “Ya hemos visto antes esta película: un país emergente tras otro van quedando varados en la orilla cuando la ola se aleja. Los débiles como Argentina y Turquía primero, y pronto les seguirán Brasil, Rusia y otros”, asegura el experto.

“Hemos argumentado durante algún tiempo que los mercados emergentes se encuentran en la búsqueda de un nuevo modelo económico. El de 1997-2010, que se enfocó en el crecimiento de las exportaciones, no puede tener éxito en un mundo en el cual la Unión Europea tiene superávit por cuenta corriente mientras EE.UU. está reduciendo rápidamente su déficit comercial. El mundo de los mercados emergentes necesita desempolvar la agenda de las reformas estructurales que apartó hace 15 años y estimular sus economías domésticas. Los que lo hagan evitarán el extenso periodo de bajo crecimiento, y los que no, mirarán atrás y verán los últimos 10 años como una era dorada”, afirma el experto.

En 2008 empezó para los mercados emergentes una fase del ciclo que Peter Marber, responsable de inversiones emergentes de Loomis Sayles -filial de Natixis Global AM- denomina Globalización 2.0 (la Globalización 1.0 empezó para él en 1998 con la crisis asiática, el “efecto tequila” y la devaluación del rublo). Esta segunda fase del ciclo aún no se ha terminado, pero el shock que se lleva viendo en los países en vías de desarrollo desde junio del año pasado está contribuyendo a diferenciar entre aquellos que hicieron los deberes y los que no.

Ahora, una nueva coyuntura puede volver a poner a prueba a este grupo de países desde un flanco distinto del económico, dado que 2014 va a ser un año de elecciones generales en países clave como Brasil, Turquía, Indonesia, India o Sudáfrica.  “Sólo unos pocos políticos actualmente en el cargo están dispuestos a implementar reformas dolorosas en una reelección arriesgada. Y los mercados están castigando a los que han fracasado en sus reformas”, explica Marber.

El responsable de emergentes de Loomis Sayles pone el acento en algunos titulares alarmantes de las últimas semanas: revueltas en Ucrania, matanzas en Egipto, las brutales depreciaciones de la divisa en Argentina, Venezuela, Sudáfrica y Turquía, la ralentización del crecimiento de China, las amenazas terroristas en torno a los Juegos Olímpicos de invierno en Rusia… “Da la impresión general de que los mercados emergentes vuelven a estar en modo crisis. En este entorno, los traders venden primero y piensan después”, sentencia, al observar que también han sido castigados en la última ola vendedora países que están realizando reformas estructurales con éxito, como México, Rusia y Corea del Sur.

“Mucho de este pánico parece injustificado”, continúa Marber, que señala que los países emergentes cuentan en la actualidad con unas reservas de divisas superiores en más de 7 billones de dólares a las que poseían en 1998. “Para muchos de los mercados emergentes, los problemas de hoy no son nada en comparación con los de la mitad de los 90. Muy pocos países están al borde de la quiebra, y los que están son relativamente pequeños”, sentencia el experto. Admite, no obstante, que algunos como Argentina, Venezuela y Ucrania están metidos en problemas, pero reitera que “la salud económica general de los países en desarrollo es mucho más fuerte que hace 15 años”.

Marber concluye que los acontecimientos vistos en los últimos días “son una llamada despertador para muchos gobiernos emergentes: tanto para que implementen las reformas necesarias como para que encaren ataques potenciales al mercado”. Las divisas y los bonos de los mercados emergentes han estado bajo una tensión considerable la semana pasada, lo que, a su vez, provocó recogidas de beneficios en los sectores de deuda corporativa con grado de inversión y de alto rendimiento pero también recordó a los inversores de que algunas economías emergentes siguen siendo frágiles.