¿Qué esperan las entidades españolas del antes y el después del referéndum griego?

Grecia
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Un giro inesperado, diferentes escenarios posibles y la volatilidad más presente que nunca. El tira y afloja de Grecia con sus socios europeos, que hace una semana parecía que podía llegar a su fin tras un largo periodo de negociaciones, entra ahora en una fase crucial, pendiente de un referéndum convocado para el próximo día 5 de julio donde se votará si aceptan o no las condiciones que los acreedores requieren del país.

Aunque para muchos ha sido una sorpresa el giro dado por Alexis Tsipras durante este fin de semana, delegando la decisión en el pueblo griego, para Jaume Puig, director general de GVC Gaesco, cree que la acción ha sido la prevista, propia de un gobierno que había efectuado unas promesas a su electorado que no puede cumplir, y que traspasa la responsabilidad de la aceptación del posible acuerdo al pueblo griego.

Desde BBVA Research remarcan que “la convocatoria del referéndum es una decisión poco responsable que somete a Grecia a una situación de control de capitales, perjudica la posición negociadora frente al resto de socios del actual o futuros gobiernos griegos, polariza a su sociedad, tendrá un coste elevadísimo para la población griega y podría causar un daño irreparable”.

Son bastantes las voces que acusan a Tsipras de llevar a esta situación ante la imposibilidad de “vender” las condiciones planteadas por los socios europeos. Joaquin Casasús, director general de la gestora de Abante Asesores, indica como el gobierno griego tiene que escenificar estar en contra de las exigencias europeas, pese a que ellos dan un alto grado de posibilidad al sí. “Si cierras los bancos y limitas las responsabilidades de retirada de efectivo es muy difícil que la mayoría vote no al acuerdo”, añade.

Por su parte, Jacobo Blanquer Criado, consejero delegado de Tressis Gestión, considera que “parece claro que el primer ministro griego quiere cubrirse las espaldas ante cualquier decisión y poder alegar que ha sido la decisión del pueblo. La convocatoria de referéndum es muy democrática, pero la debería de haber planteado el primer día que se sentó en la mesa a negociar”.

Referéndum: ¿saldrá sí o no?

A falta de unos días para conocer el resultado de este referéndum, son más profesionales del sector los que se decantan por el sí que por el no. “La delicada situación en que el corralito lleva a los griegos debería decantar el resultado hacia el sí a la eurozona”, considera Beatriz Gutiérrez, responsable de Renta Variable de Gescooperativo. “Por el contrario, un no en el referéndum abriría un camino muy complicado para la economía griega, algo claramente perjudicial para el país”, destaca Gutiérrez.

Mario Lafuente, gestor de Inversiones de atl Capital Gestión de Patrimonios, cree que los escenarios más probables, teniendo en cuenta que bajo la ley griega los resultados de un referéndum son vinculantes para el gobierno, son tres.

Si el resultado es afirmativo, piensan que se podrán dar dos situaciones. Por un lado, que Tsipras dimita como primer ministro y se forme un gobierno de unidad nacional que alcance un acuerdo con los acreedores. Por otro, que el líder de Syriza convoque nuevas elecciones a la luz de los resultados con un claro mandato de negociación con el eurogrupo. De las dos anteriores, opinan que la mejor opción para los mercados financieros sería la primera ya que permitiría el funcionamiento del sector financiero. La segunda implicaría, comenta Lafuente, “podría volver a ganar Syriza, con lo que volveríamos a la casilla de salida”.

En cambio, si el resultado es negativo, respaldaría las propuestas de Syriza en la negociación con los acreedores, resume Lafuente. “En la práctica implicaría que no hay nada que negociar ya que el Eurogrupo tiene que tomar decisiones por unanimidad. Sería difícil justificar la renovación de las líneas de liquidez en este escenario y la salida de Grecia del euro estaría más cerca”, detalla.

“Aunque la probabilidad de salida de Grecia es ahora mayor, el escenario más probable es que siga en la eurozona”, confía BBVA Research, que pide reconstruir cuanto antes las relaciones entre la eurozona y Grecia con el fin de adoptar todas las medidas necesarias para evitar la implosión de la economía griega.

El papel de la UE y el BCE

Según Puig, la reacción de la UE, no concediendo ninguna prórroga a la fecha límite del 30 de junio, y la del Banco Central Europeo, manteniendo pero no ampliando la asistencia a la banca griega, es de una dureza relativa. “Provoca, por una parte, que Grecia puede hacer un default técnico, así como fuerza un cierre temporal de los bancos griegos que podría tener efectos de cara al referéndum convocado para el próximo domingo, pero deja una puerta abierta. Por una parte la Unión Europea anuncia el cierre de negociaciones, pero por otra hace pública su última oferta, formalmente ya no en vigor, para informar directamente al pueblo griego de cara al referéndum del próximo domingo”, explica el director general de GVC Gaesco.

En esta ocasión, a diferencia del año 2010, Puig advierte que existen muchos partidarios de mantener una línea dura con Grecia. Una corriente de opinión que defiende que la zona euro debería ser un club selecto de países que cumplan sus obligaciones, en la cual no tendrían cabida los incumplidores.

Abante cree que “Europa no puede ablandar su postura, para evitar más países díscolos en el futuro”, reflexiona Casasús, “pero a nadie, ni a los socios europeos, ni a Grecia, ni al BCE les interesa una salida de Grecia del euro”. Asimismo, añade, “tampoco interesa un contagio y el BCE tiene las herramientas necesarias para evitarlo”.

En este contexto, Casasús apunta como el país heleno ha estado jugando a la carta de la irreversibilidad del euro, “pero es mucho más importante que los países que estén en el euro se atengan a las normas que nos hemos autoimpuesto”. No hacerlo, subraya, sería lo que más debilitaría a la unión monetaria. “La firmeza de los socios europeos en las negociaciones con Grecia constituye un buen cortafuegos contra determinadas propuestas que van en contra de las normas del euro, para evitar determinadas derivas o exigencias en otros países no asumibles por el conjunto de la Unión Europea”, concluye.

Formaciones políticas de ideales parecidos a Syriza, como Podemos en España, podrían salir perjudicadas porque “a nadie le gustara verse reflejado en los ciudadanos griegos, y si salen del euro las previsiones para el pueblo griego no son muy favorables”, especifica Blanquer. “Si Grecia sale del euro es más las dudas políticas que pueden aparecer sobre el proyecto europeo que el coste económico del default griego y su salida del euro”, apunta.

Respecto al BCE, que ya ha determinado que está dispuesto a utilizar todos los instrumentos a su disposición y que anunciaba el domingo que mantenía su línea de liquidez de emergencia en su nivel actual, atl Capital cree que es importante que sea determinante, ya que puede ser un actor fundamental para evitar que se produzcan dislocaciones de relevancia en los mercados de deuda.

Puig destaca como, curiosamente, son los propios mercados en los que se manifiesta la capacidad de arrastre del tema griego. En este contexto, anticipa, “esperamos que el BCE, en el marco del QE aproveche esta coyuntura para comprar deuda periférica. Por ello, será la reacción que los mercados tengan a lo largo de esta semana la que marcará la debilidad o fortaleza de la posición griega. Los mercados pueden ser pues los árbitros de esta situación”.

La volatilidad a flor de piel

Todos coinciden que nada tiene que ver la preparación de la zona euro ahora frente a 2010 o 2012 para afrontar este escenario de incertidumbre y el contagio a los países periféricos. Asimismo, que la volatilidad en el corto plazo no amainara.

Tanto Casasús como Puig recalcan que aprovecharan esta volatilidad y caídas de la bolsa para aumentar las posiciones en el activo. El primero porque sigue pensando que lo más probable es que Grecia siga dentro del euro y que en el caso de producirse un accidente, éste sería negativo principalmente para los griegos pero no necesariamente para el resto de Europa. Por su parte, Puig, además disminuirá  las posiciones en renta fija de largo plazo y mantendrá las posiciones en divisas no euro.

El departamento de Estrategia de Mercados de Banca March refuerza su idea de que, como no piensan que se vaya a producir un descarrilamiento del proceso de aceleración del crecimiento mundial, mantendrán posiciones en dólares y libras ya que, “si el mercado reacciona como sería lo normal, de refugio al debilitarse el euro”, determinan.

Efecto arrastre en España

“A pesar de las correcciones, creemos que hay que mantener la calma y que a medio y largo plazo los fundamentales no cambian sustancialmente”, comenta la directora de Renta Variable de Gescooperativo. Desde el punto de vista económico, opina que el impacto en la región europea sería limitado ya que la economía griega representa menos del 2% del PIB de la eurozona. Por otra parte, “el hecho de que los bancos no tengan exposición a Grecia, permitirá que el sistema financiero euro funcione con normalidad”, destaca.

En el caso de España, resalta, “con la economía creciendo a tasas del 4%, varias reformas acometidas, siendo el país ejemplo de la Comisión Europea y con un programa de compra de bonos por valor de 1B de euros, nos cuesta creer en un ataque serio y fructífero contra España”.

Alfonso de Gregorio, director de Gestión de Gesconsult, comparte este mensaje. “Obviamente, lo primero que va a mirar el inversor es al resto de países periféricos, sin embargo, la situación económica de España (Portugal, Italia e Irlanda) es completamente diferente a la de hace 3 o 4 años”, detalla. “Como muestra, hemos de decir que el PIB de Grecia ha caído desde el comienzo de la crisis un 30%, mientras que en España estamos a un 5% de recuperar el máximo nivel de PIB de la historia (primer trimestre de 2008)”, añade. En resumen, “en un primer momento puede que sí tenga cierto efecto, pero creemos que esto da oportunidades de compra tanto en renta fija como en renta variable”.