¿Puede llegar el euro a la paridad con la libra?

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Kamal Sharma, estratega de divisas del equipo de Análisis de Tipos y Divisas de Bank of America Merril Lynch publicaba este martes un estudio sobre el tipo de cambio euro/libra y las expectativas de su evolución de cara al próximo año 2017. Dicho estudio analiza los futuros escenarios alternativos para la libra en el actual entorno de incertidumbre derivado del resultado del referéndum del Reino Unido.

Tras constatar que los analistas han realizado importantes revisiones en sus previsiones sobre la libra esterlina, Sharma señala que el mercado está dividido entre quienes consideran que la libra ha tocado suelo y quienes, por el contrario, creen que lo peor aún está por llegar. El especialista indica que las expectativas de un número creciente de analistas apuntan a que el euro y la libra llegarán incluso a la paridad en 2017. Sin embargo, aclara, “nuestro análisis sugiere que los desequilibrios que presionaban la libra a la baja en los últimos meses de este año se han corregido en gran medida y, en algunos casos, sugieren que la libra esterlina está infravalorada respecto al euro”. Sharma incluso va más allá y asegura que “sería complicado que la libra se mantuviera por encima de 0,90”. No obstante, de darse un acercamiento a ese nivel, el experto opina que sería un oportunidad para que el sector empresarial que deba hacer pagos en libras incremente sus coberturas a largo plazo.

Sin embargo, el alto grado de incertidumbre que genera la actual situación en términos políticos y económicos debe ser tenido en cuenta. El estudio refleja que antes del referéndum sobre la permanencia en la UE la diferencia entre las previsiones más conservadoras y las más pesimistas entre los analistas era, en media, de tan solo 0,12 puntos; sin embargo, desde entonces, las diferencias se han agrandado significativamente, al ser cada vez más los analistas que prevén una mayor depreciación de la libra, incluso hasta llegar a la paridad. No obstante, recuerda Sharma, las previsiones más optimistas “se han mantenido razonablemente estables entre 0,65 y 0,70”. En agosto, explica el informe, el rango de las previsiones a seis meses del euro/libra se encontraba en 0,26, con un mímino de 0,70 y un máximo de 0,96, lo que suponía el doble del nivel previo al referéndum de salida de la U.E.

A pesar de todo ello, Sharma argumenta que una evolución del tipo de cambio euro/libra que lleve a una eventual paridad es poco probable. De hecho, sería la primera vez en la historia que ocurre, y el euro nunca se ha mantenido de forma sostenida en niveles superiores al 0,90. Por ello, concluye, “no vemos el tipo de divergencias que sugerirían que un movimiento hacia la paridad es inminente”. Para que esto sucediera, añade, “la libra debería considerarse todavía sobrevalorada respecto al euro”. El experto no aprecia actualmente esa sobrevaloración de la libra y asegura que no esperan que semejantes desequilibrios vayan a reaparecer en el corto plazo. La razón que esgrime es que, a principios de año y en los meses previos al referéndum, el aumento de la prima de riesgo británica se vio reflejada, entre otros indicadores, en el diferencial entre los CDS británicos y los alemanes, que se incrementó como resultado del aumento del coste de cobertura de los derivados británicos respecto a los germanos en vísperas del referéndum. En aquel momento, la libra cotizaba en 0,74 euros y el experto explica que esperaban que se produjera una convergencia de ambos indicadores, hasta situarse la libra en torno a 0,85 euros. Sin embargo, en la actualidad, la diferencia entre la cotización del euro/libra y el diferencial entre CDS británicos y alemanes se ha reducido significativamente, por lo que no esperan una devaluación adicional de la libra.

El estudio recuerda que la única ocasión en la que la libra ha superado la barrera del 0,90 fue durante el periodo 2007-2009 en el que los efectos de la crisis bancaria británica llevaron a la libra a su máximo histórico de 0,98 en diciembre de 2008.

Finalmente, Sharma indica que la reintroducción del Quantitative Easing tras el resultado del Brexit, asimila la política monetaria del Banco de Inglaterra a la del Banco Central Europeo. Además, afirma que la negativa de la institución monetaria a introducir tipos negativos “en nuestra opinión, debería mantener el diferencial de tipos con el BCE relativamente estable”. De hecho, añade “los inversores se han visto empujados hacia el mercado investment grade estadounidense debido al QE del Banco de Inglaterra”, y, “con el BCE implementando su propio QE, dudamos que la reintroducción de este programa en el Reino Unido lleve a un cambio en la selección de activos hacia bonos europeos. Un cambio hacia Bonos del Tesoro estadounidenses sería más lógico”.

Por ello, Sharma afirma que el análisis arroja importantes conclusiones, especialmente relevantes para el sector empresarial con pagos en libras, al que recomienda “incrementar la cobertura a largo plazo en caso de producirse un movimiento hacia el nivel de 0.90”.