Pagar menos es ganar más

En esta tercera y última entrada (por el momento) sobre análisis cuantitativo de fondos de inversión, nos centramos en el factor coste a la hora de seleccionar fondos de inversión. Entre las diferentes métricas para analizar el comportamiento de los fondos desde diferentes puntos de vista existe una que es muy sencilla pero que suele pasar desapercibida: las comisiones y costes de gestión. Sin embargo, como veremos a continuación, tienen mucha importancia.

La importancia viene dada porque la respuesta a la pregunta de si uno tiene mayores probabilidades de maximizar la rentabilidad del inversor mediante la elección de un fondo (o clase de fondo) con unas comisiones más bajas la respuesta es SÍ. La mayor evidencia se obtiene cuando el dilema simplemente es elegir entre las diferentes clases de un mismo fondo de inversión. La diferencia de rentabilidad neta para el partícipe (o sea la que importa) entre la clase con las comisiones más bajas y más altas es exactamente proporcional a dicha diferencia. Esta diferencia en no pocos fondos puede ser de hasta un 1,5% anual.  Con unos tipos de interés oficiales a corto plazo por debajo del 1% y una inflación ligeramente por encima del 2%, este es un importe que se torna capital. El acceso a comisiones de gestión menores en el ámbito del asesoramiento financiero es por tanto un plus decisivo en nuestra opinión y, por ello, nuestra defensa de un modelo de cobro exclusivo al cliente.

La otra vertiente es la del posible impacto de elegir entre fondos diferentes dentro de una misma categoría de activo con costes diferentes. Pues bien, los resultados de diferentes estudios y análisis sobre el tema dejan claro que en determinadas clases de activo, como la renta fija en particular, la probabilidad de elegir un fondo ganador (por ejemplo aquel que se sitúe en el primer cuartil de rentabilidad neta) es claramente mayor si se selecciona uno con bajas comisiones de gestión. Como muestra, por ejemplo, un estudio realizado por un excolega mío de la consultora de fondos Lipper en 2006 (“Analysis of Fund Expenses and Alpha”)  la concentración de fondos con ratios TER bajos en los dos primeros quintiles por Alfa, en un grupo de categorías de renta fija de referencia, era muy elevada.

Un estudio de Morningstar elaborado por Russel Kinnel en 2010 también muestra categóricamente cómo los fondos con costes de gestión bajos baten consistentemente a los fondos con costes de gestión altos. Nuestros propios análisis son muy claros en este sentido también.

Otro elemento a considerar en este punto es que en otras clases de activo como la renta variable los resultados no son tan concluyentes. Debido a la mayor variabilidad de las rentabilidades en los fondos de bolsa, uno podría aducir que en este caso la gestión de calidad hay que pagarla o, dicho de otro modo, que los fondos caros son mejores. Sin embargo, los diferentes estudios realizados no encuentran dicha relación.  En el mejor de los casos elegir entre fondos caros o baratos sería indiferente.

Terminamos con una breve mención a las métricas para realizar dicho análisis. Indudablemente el ratio TER es mejor que la comisión de gestión ya que incluye además de esta misma otras comisiones y gastos cargados al fondo como depositaria, gastos de auditoría, legales, etc. No obstante, el ratio TER no incluye los gastos de intermediación (o brokerage) en los que incurre el gestor. Estos gastos en determinadas estrategias pueden ser muy significativos por lo que cuando se está analizando un fondo determinado también deben ser tenidos en cuenta.

(Foto: Cedida por ING Direct)