MiFID II y las lecciones que debemos aprender de su implantación en Reino Unido y Holanda

Gonzalo Rengifo (Pictet AM)
Foto cedida

TRIBUNA de Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latinoamérica y miembro de la Junta Directiva de Inverco.

En la industria de asesoramiento de inversiones se está trabajando activamente ante la implantación de la regulación MiFID II que debe entrar en aplicación en enero del 2018. De momento no hay una versión definitiva de la normativa, pero en cualquier caso, va a suponer que cada entidad tenga la obligación de definir los modelos de negocio y la forma de poner a disposición del inversor las soluciones de inversión para canalizar eficientemente el ahorro a largo plazo. Implica entre otras cosas reclasificar clientes por servicios de gestión (gestión discrecional, asesoramiento independiente, asesoramiento no independiente y comercialización) y según activos subyacentes, un trabajo ímprobo que ya se está acometiendo. A ello se añaden las herramientas necesarias para facilitar la transparencia respecto a los costes de gestión que conlleva cada uno de estos servicios.

Esta nueva normativa MiFID II está encaminada a alcanzar mayor protección del inversor, si bien, como hemos constatado en otros países donde está implantada, por ejemplo Reino Unido y Holanda, conlleva el riesgo de encarecer los servicios de gestión y que al final no sea el inversor el mayor beneficiado, sino más bien al contrario. De hecho, en Reino Unido no solo se han encarecido los servicios de asesoramiento sino que la fuerte presión en márgenes en las entidades ha motivado que muchos asesores hayan cerrado sus puertas y en consecuencia millones de ahorradores ya no tengan acceso a los servicios de asesoramiento financiero de que disfrutaban anteriormente.

Esperemos que en España, como en otros países de nuestro entorno, hayamos aprendido la lección. En nuestro país se ha realizado un grandísimo esfuerzo de bancarización en los últimos 50 años, de manera que las entidades financieras cumplen una clara labor social. Hemos alcanzado una situación en la que cualquier ahorrador tiene acceso eficiente a productos de inversión. Además, la industria española ha llevado a cabo una profunda profesionalización y en los últimos 15 años ha pasado de ofrecer producto a ofrecer soluciones, principalmente a través de fondos de inversión.

De este modo, podemos afirmar que el modelo de distribución de fondos en España es muy eficiente, pues permite poner a disposición de toda clase de inversores soluciones para distintos perfiles de riesgo, objetivos de rentabilidad y activos subyacentes, ya sea mediante carteras de fondos perfiladas o fondos de fondos. El hecho de que la penetración en fondos de inversión de gestoras extranjeras sea más elevado que en países como Francia es mérito de este modelo, donde activamente los distribuidores españoles proporcionan, mediante una asignación de activos dinámica, carteras de fondos propios y de terceros.

Además, la mentalidad está cambiando, a lo que contribuye que la cultura del inversor haya aumentado, lo que se ve facilitado por la actividad de la CNMV, Banco de España e Inverco en el fomento de la formación financiera. Pero, respecto al pequeño inversor, se trata de un camino que estamos empezando recorrer, donde la forma más eficiente de avanzar sigue siendo vía soluciones de inversión. Hay que pensar que poner a disposición del pequeño inversor más de 20.000 fondos es muy poco eficiente y, además, operativamente muy complicado.

Con MiFID II vamos a un nivel de máxima transparencia respecto a costes en servicios de asesoramiento en inversiones. En un contrato de gestión discrecional de carteras o de asesoramiento independiente el cliente va a conocer las comisiones de la estructura y del servicio, diferenciados, sin retrocesiones en los fondos subyacentes. En caso de asesoramiento no independiente las retrocesiones van a ser explícitas. Ahora bien: hasta el momento en servicios financieros la filosofía del inversor español ha sido "ojos que no ven corazón que no siente" y vamos a pasar a "ojos que ven,  no sabemos lo que va a sentir su corazón". Hay que tener en cuenta que en España el ahorrador considera en general que el asesoramiento financiero no debe costar dinero y cambiar esta apreciación no va a ser fácil. Estamos ante un cambio cultural que debemos de apoyar todos, ahorradores y asesores.