Aquellos que seguimos los bonos de alto rendimiento siempre estamos pendientes de situaciones en que los emisores de estos papeles sufren eventos que ponen en riesgo el cumplimiento de sus cronogramas de pagos; hablamos de bancarrotas privadas, o de trastornos de orden político o económico en el caso de gobiernos soberanos.
Estudiar el comportamiento de estos papeles en situaciones especiales, nos sirve para entender mejor eventos de naturaleza similar en títulos de nuestros propios portafolios. De allí que la situación que sufre la República de Ucrania, aunque trágica en su dimensión humana, es una oportunidad excepcional para ver el comportamiento de bonos soberanos bajo una profunda crisis de gobernabilidad.
Ucrania es una República de Europa del Este, con una población de 46,2 millones de habitantes, un PIB en el orden de 180 millardos de dólares, y una tasa de crecimiento económico interanual del 7% durante la última década. Por su ubicación se considera la puerta de entrada de Rusia a Europa lo que le ha hecho jugar un papel estratégico en la geopolítica de la región.
En estos momentos, por razones conocidas que escapan al alcance de este reporte, acaba de tomar el poder un gobierno de transición que entre otros retos debe conseguir el equivalente a 25 millardos de dólares para cubrir su presupuesto anual; que incluye el pago de 9,4 millardos en monedas duras, para cancelar 6,3 millardos en servicio de deuda externa. El resto son compromisos de la compañía estatal de gas con los tenedores de sus bonos y con su contraparte rusa Gazprom quien le vende gas a precios subsidiados siguiendo pautas del Presidente Vladimir Putin.
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