¿No somos nada?

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Joel Filipe (Unsplash)

Cambios en la dirección de los flujos de capitales son particularmente peligrosos, según la fuente mencionada, cuando estos se usan para contrarrestar déficits en la cuenta corriente de la balanza de pagos del país receptor, ya que su disminución produce una reducción forzada de la demanda interna; o cuando tales recursos se usan para aumentar los préstamos bancarios pues al revertirse producen una fuerte contracción crediticia como parece estar sucediendo en Turquía.

Sin embargo, lo más preocupante de esta nota para un inversionista en títulos de deuda venezolana denominada en dólares no es la información macroeconómica contenida en los indicadores de Capital Economics, pues mucha de esta información abunda en los comentarios de los economistas que siguen a Venezuela, sino el hecho de que el autor del blog explícitamente escribe para advertir a sus lectores sobre problemas potenciales para inversionistas en Turquía y Tailandia, esta última que ni siquiera aparece en el título de la reseña, indicando además que Venezuela y Estonia son totalmente “irrelevantes” para los inversionistas estadounidenses.

El problema es que si formadores de opinión como Levisohn consideran los títulos venezolanos “irrelevantes”, esto se traduce en la práctica en iliquidez, reflejada en aumento del spread (diferencial entre el precio de compra y venta fijado por los intermediarios financieros) y por supuesto en una expectativa de mayores costos de emisión para la República o PDVSA.

Dado que vivimos con el telón de fondo de una subida de las tasas de interés denominadas en dólares que deprime todos los instrumentos de tasa fija, la percepción de iliquidez será otro elemento depresivo a considerar al momento de invertir en deuda venezolana.

No debemos olvidar que una vez revertida buena parte de la angustia generada por la FED entre mayo y junio del presente año, la recuperación de los precios de la deuda venezolana fue relativamente modesta, en comparación con la de otros títulos del segmento de deuda basura, por lo que la componente local de riesgo sigue siendo un fuerte elemento a vencer para lograr tocar otra vez los precios máximos de comienzos del 2013. La incertidumbre asociada al manejo del déficit fiscal y temas como el de las subastas de divisas generan angustias que seguirán deprimiendo los precios de la deuda venezolana en el futuro cercano.