Ni tan fast ni tan track

El primero de ellos, de carácter internacional, fue el estallido de la crisis chipriota, la cual más que tener un impacto económico en la Eurozona, hizo patente una clara tendencia en la manera en que el mundo desarrollado espera dar la cara a sus crisis financieras en el futuro. Y es que los acreedores de los bancos, es decir, los depositantes y tenedores de bonos, deberán asumir parte de las pérdidas de estas instituciones cuando se presenten situaciones de bancarrota, ya que el tan famoso “too big to fail”, que ha imperado en la reciente crisis financiera internacional, que obliga a los estados nacionales a rescatar a sus bancos en problemas, exige imponer a la sociedad como un todo unos costos de rescate extravagantemente altos e inequitativos.

La expectativa de que los acreedores bancarios y otros inversionistas institucionales tomen una mayor parte de las pérdidas de las quiebras bancarias y, por extensión del principio, de las potenciales reestructuraciones de deuda soberana, tuvo un impacto en el mercado de credit default swap (pólizas de seguros contra insolvencia de bonos) que se reflejó claramente en el caso de Venezuela. El CDS a 5 años de la República subió 29 puntos básicos por aumento de la percepción de riesgo (de 681 a 710), mientras que el PDVSA 5 años subió 24 puntos básicos (de 860 a 884).

Como el precio de CDS y el retorno de los bonos corporativos son dos caras de la misma moneda, los retornos de dichos bonos subieron también ligeramente, produciendo una leve caída en precios.

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El precio del bono PDVSA 2022 ha oscilado, en los últimos 120 días, en un rango entre 113% u 117%.

 

El segundo evento de la semana, y dentro del ámbito nacional, fue la rueda de prensa en la que el Ministerio de Finanzas presentó el mecanismo sustituto del SITME. No comentaremos sobre el mismo porque no es el objeto de esta columna, a nuestros efectos lo relevante es el contenido informativo que pudieron haber inferido los mercados sobre este evento.

El comportamiento de los precios sugiere que la evaluación fue ligeramente negativa, y más que pronunciarse sobre la efectividad del mecanismo, lo que se evalúa es la consistencia y solidez del programa de reformas que el poder ejecutivo debe implantar para dar respuesta al déficit fiscal que estamos enfrentando.

Los precios de los bonos son la consecuencia de las expectativas construidas a partir de la información relevada por los eventos anteriormente descritos, y por otros eventos que no son del dominio público.

Si a lo conocido nos atenemos, no hay razones para que los bonos se muevan fueran del rango de trading de las últimas semanas. Estas no son más que tibias piezas de información que generan tibias respuestas de precios. Si con el sustituto del SITME se esperaba un fast track para la obtención de divisas y para dinamizar la economía, los mercados sugieren que el mismo no es ni tan fast , por los pasos que involucra, ni tan track porque no es una opción real para los actores que se dejaron por fuera al diseñar el mecanismo.

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La curva de los bonos de Venezuela y PDVSA ha presentado un comportamiento natural, donde PDVSA se sitúa con rendimientos superiores a los ofrecidos por los bonos soberanos, aunque en la parte larga de ambas curvas presentan un mayor rendimiento los bonos venezolanos.