¿Necesitamos un Pecora?

 

“Pregunta del periodista a Warren Buffett: -¿Cuál sería su primera decisión si fuera elegido Secretario del Tesoro?

Respuesta de Warren Buffett: Presentaría la dimisión inmediata.”

Warren E. Buffett- CEO of Berkshire Hathaway

 

 

Tras la victoria de Barack Obama en las presidenciales USA, se hablaba de quién podría ser el futuro Secretario del Tesoro y un nombre que se barajaba, aunque era difícil que aceptara, era el de Warren Buffett, el más grande inversor de todos los tiempo. En caso de que hubiera aceptado habría supuesto una modificación de las normas que rigen los servicios financieros, en especial de las alternativas que actualmente disponen las entidades financieras de generar ingresos y su relación y trato con el cliente y la información que éste recibiría, porque Buffett siempre ha defendido una total transparencia y claridad, así como un alineamiento real de los intereses entre entidades y clientes.

En 1932, el presidente Hoover lanzó una investigación para depurar responsabilidades y aclarar las causas del Crash de 1929. Se conocieron como las Vistas de Pecora- por el delegado jefe, Ferdinand Pecora. Como resultado de estas vistas se aprobaron por el Congreso la Securities Act y la Banking Act de 1933, esta última conocida como la Steagall- Glass Act y ambas cambiaron el sector financiero hasta 1999.

La Securities Act era vejatoria para las entidades puesto que les obligaba a que si querían vender títulos, debían registrarlos en una agencia gubernamental (luego conocida como la SEC, Securities and Exchange Commision) y ofrecer total y completa información. Ninguna entidad estuvo a favor. Pero cuando un mes más tarde se aprobó la Steagall- Glass Act, su enfado se tornó en desesperación ya que ésta era mucho más restrictiva: En un año, los bancos deberían elegir en qué parte del negocio bancario querrían mantenerse. Podrían ser banca comercial o de inversión, pero no ambas.

JP Morgan y Brown Brothers Harriman fueron los únicos partnerships originales que eligieron la banca commercial, pero Seligman, Lehman, Morgan Stanley, Kuhn&Loeb, Drexel&Co, y otros muchos eligieron la banca de inversión o gestión de activos.

Estas nuevas leyes permitieron separar la banca de inversión del siempre apetitoso control del crédito proveniente de los depósitos y aunque inicialmente se las estimara de corta duración, su influencia revolucionó el resto del siglo XX. El hecho de que se aboliera esa legislación en 1999 propició el que los riesgos que hasta entonces estaban controlados, al unirse con la política monetaria de la Fed, resultara en una distribución mundial- a través de múltiples productos y hacia innumerables clientes- del riesgo. De ahí que nos encontremos ahora en esta tesitura que se agrava al negarse, políticos, bancos centrales y bancos, a asumir sus errores y forzar un bail-in que hubiera evitado mucha de esta sangría.

Y en España, naturalmente, no lo tenemos más sencillo. Ha sido la semana pasada cuando los tres presidentes de las tres principales entidades financieras han acudido- gracias a la petición particular de UPyD- a declarar sobre el escándalo Bankia,…tras todos estos años de crisis y escándalos. ¿Servirán de algo todos estos escándalos, entre preferentes, bonos estructurados, etc? Lo dudo mucho y sigo pensando que, además de que se debería forzar el ajuste de los activos contra los accionistas, bonistas y preferentistas y no contra los contribuyentes, se debería primar la alineación de intereses entre la labor de asesoramiento y los intereses del cliente.

Sólo cuando la retribución de los asesores financieros- banca comercial, personal o privada – esté ligada a la rentabilidad que su cliente obtenga y no a la colocación de productos (sí, también ocurre en la banca privada) o a la consecución de ingresos para la entidad por encima de los intereses reales del inversor se podrán evitar –o como mínimo disminuir- el riesgo de nuevos escándalos por mal asesoramiento, por mala colocación de productos de inversión debidos al conflicto inherente de intereses.

¿Necesitamos un Pecora? Posiblemente sí, dado que la gravedad de la situación y la multitud de ahorradores afectados lo merece. Lamentablemente dichas vistas deberían contar con el apoyo real de los partidos políticos para que las luchas partidistas no dieran al traste con las indicaciones,…¿Seremos capaces? Lo veremos, pero por si acaso alguien me pide un nombre que creo que puede ponerle el cascabel al gato, aventuraré el de don Manuel Pizarro, de cuya honestidad, independencia, conocimientos y experiencia, creo que pocos pueden dudar.

Un abrazo a todos.